Editorial Alaire

Ana Muela Sopeña escribió:Un poema reflexivo que nos insta a vivir el aquí y el ahora.

Muy logrado, Alonso.

Me ha gustado mucho

Felicitaciones
Un beso
Ana

Alonso Vicent escribió:Qué buen momento,
qué utopía aquella
cuando cantaba a la libertad
que era una cuenta pendiente.
Puede ser que tuviera veinte años
y mil alambradas
y un vuelo entre ceja y ceja.
Luego, entre recodos,
intuí que la libertad no existía
si no duele,
que abarcaba toda una gama
de tonalidades,
que no había que ir muy lejos a buscar
para encontrar una variante.
Hubo engaños,
dije No
(hice un cursillo para decir los “noes”),
un “no” dubitativo que no me dio la espalda.
Las negaciones
también son una forma de libertad.
Y hoy llego a este laberinto
en que la libertad está en los setos,
y en las encrucijadas,
y en sentarse en cuclillas a la sombra
para mirar los cielos propios y los ajenos
que siguen colgados como si nada.
Ahí están,
aunque no nos reconozcan.
Qué son cincuenta y tantos
para esa gran cúpula que nos alberga.
Distancias nos unen,
cuatro comas nos separan
y unas ansias de correr
que reivindican los sueños y los pasos.
Qué buen momento este
cuando anuncia que la prisa
no lleva a ningún lado,
que la utopía se perdió por los futuros,
que la libertad es ahora
tan solo un instante,
ese que nos alude.

E. R. Aristy escribió:

Alonso Vicent escribió:Qué buen momento,
qué utopía aquella
cuando cantaba a la libertad
que era una cuenta pendiente.
Puede ser que tuviera veinte años
y mil alambradas
y un vuelo entre ceja y ceja.
Luego, entre recodos,
intuí que la libertad no existía
si no duele,
que abarcaba toda una gama
de tonalidades,
que no había que ir muy lejos a buscar
para encontrar una variante.
Hubo engaños,
dije No
(hice un cursillo para decir los “noes”),
un “no” dubitativo que no me dio la espalda.
Las negaciones
también son una forma de libertad.
Y hoy llego a este laberinto
en que la libertad está en los setos,
y en las encrucijadas,
y en sentarse en cuclillas a la sombra
para mirar los cielos propios y los ajenos
que siguen colgados como si nada.
Ahí están,
aunque no nos reconozcan.
Qué son cincuenta y tantos
para esa gran cúpula que nos alberga.
Distancias nos unen,
cuatro comas nos separan
y unas ansias de correr
que reivindican los sueños y los pasos.
Qué buen momento este
cuando anuncia que la prisa
no lleva a ningún lado,
que la utopía se perdió por los futuros,
que la libertad es ahora
tan solo un instante,
ese que nos alude.

"Luego, entre recodos,
intuí que la libertad no existía
si no duele,
que abarcaba toda una gama
de tonalidades,
que no había que ir muy lejos a buscar
para encontrar una variante."



No hay libertad pero sí en algunos sitios "civilización". Me ha gustado mucho tu bello y diciente poema, Alonso.

Alonso Vicent escribió:Qué buen momento,
qué utopía aquella
cuando cantaba a la libertad
que era una cuenta pendiente.
Puede ser que tuviera veinte años
y mil alambradas
y un vuelo entre ceja y ceja.
Luego, entre recodos,
intuí que la libertad no existía
si no duele,
que abarcaba toda una gama
de tonalidades,
que no había que ir muy lejos a buscar
para encontrar una variante.
Hubo engaños,
dije No
(hice un cursillo para decir los “noes”),
un “no” dubitativo que no me dio la espalda.
Las negaciones
también son una forma de libertad.
Y hoy llego a este laberinto
en que la libertad está en los setos,
y en las encrucijadas,
y en sentarse en cuclillas a la sombra
para mirar los cielos propios y los ajenos
que siguen colgados como si nada.
Ahí están,
aunque no nos reconozcan.
Qué son cincuenta y tantos
para esa gran cúpula que nos alberga.
Distancias nos unen,
cuatro comas nos separan
y unas ansias de correr
que reivindican los sueños y los pasos.
Qué buen momento este
cuando anuncia que la prisa
no lleva a ningún lado,
que la utopía se perdió por los futuros,
que la libertad es ahora
tan solo un instante,
ese que nos alude.

Silvia Savall escribió:

Alonso Vicent escribió:Qué buen momento,
qué utopía aquella
cuando cantaba a la libertad
que era una cuenta pendiente.
Puede ser que tuviera veinte años
y mil alambradas
y un vuelo entre ceja y ceja.
Luego, entre recodos,
intuí que la libertad no existía
si no duele,
que abarcaba toda una gama
de tonalidades,
que no había que ir muy lejos a buscar
para encontrar una variante.
Hubo engaños,
dije No
(hice un cursillo para decir los “noes”),
un “no” dubitativo que no me dio la espalda.
Las negaciones
también son una forma de libertad.
Y hoy llego a este laberinto
en que la libertad está en los setos,
y en las encrucijadas,
y en sentarse en cuclillas a la sombra
para mirar los cielos propios y los ajenos
que siguen colgados como si nada.
Ahí están,
aunque no nos reconozcan.
Qué son cincuenta y tantos
para esa gran cúpula que nos alberga.
Distancias nos unen,
cuatro comas nos separan
y unas ansias de correr
que reivindican los sueños y los pasos.
Qué buen momento este
cuando anuncia que la prisa
no lleva a ningún lado,
que la utopía se perdió por los futuros,
que la libertad es ahora
tan solo un instante,
ese que nos alude.

Ay mi admirado Vicent qué gran pluma y cuánta verdad.
Te aplaudo.
Besets perla.

Pablo Ibáñez escribió:Alonso,

me ha gustado esta reflexión sobre el paso del tiempo, la evolución ideológica personal. En efecto, la utopía y la libertad se ven de manera muy distinta cuando uno ha pasado la cincuentena.

Un abrazo.

Rosario Martín escribió:"Qué buen momento este
cuando anuncia que la prisa
no lleva a ningún lado,"

Qué buen momento, amigo, para un café con versos
y sin necesidad de azúcar. Qué buen poema, Alonso,
para un dos de agosto, de septiembre, de octubre...
¡Arriba con esta belleza!
Besos

David Ramírez escribió:Como dice Steve Wonder, I´m not free, but i´m working on it. Puede que la libertad esté en recorrer el camino hacia ella, y no llegar a determinado lugar o situación. Muy buen poema, Alonso, chapeau!

Concha Vidal escribió:Alonso y...¿qué hacemos con Itaca?


Mientras me respondes , una forta abraçada mediterránea