Editorial Alaire

Alonso Vicent escribió:Y qué bueno tener esa poesía a mano para viajar, puertas adentro, por lo capaz de despertarnos de cualquier letargo. Menuda confidente.
Un abrazo, Pilar, a través de este espacio que compartimos. Me encantó lo que compartiste.

Ignacio Mincholed escribió:Siempre bien en tu naturalidad poética, Pilar. Felicidades.

Un abrazo.
Ignacio

Julio Gonzalez Alonso escribió:Así es, si así os parece... escribía Luigi Pirandello en su obra como una "farsa filosófica" sobre el tema de la verdad, el contraste entre realidad y apariencia, entre verdadero y falso. Pero en tu poema, de hondura espiritual, no hay apariencia, sino pura realidad y verdad indiscutible. Así es la poesía. Mi abrazo, Pilar.
Salud.

Óscar Distéfano escribió:Metapoema de gran altura lírica es la que hoy nos regalas. Comparto el comentario de Armilo: él lo ha dicho con gran puntería. Tu poesía se ha vuelto cada vez más interesante. Me gusta leerte.

Un saludo especial.
Óscar

Marimar González escribió:Tus poemas tienen el encanto de la buena poesía. Es un placer detenerse en ellos.
Cariños, Pilar

Ronald Bonilla escribió:bellísimo poema para fetejar la intimidad, abrazos

J. J. Martínez Ferreiro escribió:Bellísima y entregada oración lírica con la única entidad creadora que nos va perfilando continuamente: la palabra, engalanada ella con sus más sublime apariencia: la poesía.
Todas las estrofas son muy hermosas, pero me quedo con esta:

Como siamesas compartimos el paso,
y juntas levantamos los cimientos del tiempo.
Te dejo leer del pasado rincones abatidos,
y me vivo en ti como una espina al tallo.

Un biquiño, Pilariña

Pilar Morte escribió:Persigues mi sombra,
y yo acurruco en tu regazo
palabras escondidas.
Te hiciste amiga de mi sangre,
y llegas al cerebro
en un silencio que sólo conoce el vientre.

Pero ¿sabes?
tú y yo nos mimamos como dos adolescentes
y bebes de mis ojos las lágrimas perdidas,
de los músculos la abertura que sólo tú comprendes.

A veces duermes
en la profundidad del sueño
si la música insiste en recibirme,
pero siempre te amarras a la luz que queda,
al espectro que siembra colores en el pecho.

Como siamesas compartimos el paso,
y juntas levantamos los cimientos del tiempo.
Te dejo leer del pasado rincones abatidos,
y me vivo en ti como una espina al tallo.

Nos vemos y reconocemos
cuando los ciclones se disipan y la luz desvela
los sueños que quedaron en pie,
el grito del que se perdió en escombros
y ha de renacer con un rostro nuevo.