Editorial Alaire

Carmen López escribió:

Pilar Morte escribió:Oí ladrar los perros de la ira,
la secuencia de cítaras turbadas
que dañaban el aire.
Nevaba sobre el calor del verano
mientras hablaban las lenguas de las aves
un idioma sin canto.

Parecían cerrarse los cofres de la luz
pero aquellos desvanes de los vientos
circulaban a gran velocidad
llevándose en su fondo las ruinas desarmadas.

No hay peligro, me susurró la paz del bosque,
y me hizo oír la emoción de su savia.
Tú eres yo si me ves –me dijo-
si sientes el aura de mis flores,
los colores de las raíces,
y te abrazas, sin preguntar, al milagro.
Tú y yo podemos ser uno
vestidos de misterio,
circulares, instintivos, con la lluvia en tus ojos y mis hojas.
Así, quedos, oliendo la eternidad del aire
será posible que nos sienta el día.

Es muy bello el poema, plagado de versos maravillosos, he destacado los que prefiero, están escritos por alguien que ha estado en el bosque y conserva su calor en el alma, sabe que la naturaleza también está en nuestro interior, que somos parte. Me trajo olor a pinos,
a hierba mojada y sobre todo, gracia para sentir el día, casi nada! Muchas gracias, Pilar.

Besos,
Carmen

Manuel Alonso escribió:Magnífico poema amiga, me ha entusiasmado, un placer y un abrazo.

Rosa Marzal escribió:Es precioso este poema, Pilar. Hay una luz que tiembla en sus raíces y proyecta su pureza. Me ha encantado.

Abrazos.