Editorial Alaire

Marisa Peral escribió:

Ramón Carballal escribió:
Las manos
hablan,
se entrelazan como fusiles de paz.
La piel
le dicta la frase con el respingo del amor

Qué humildad es necesaria
para vivir en el otro, a través del otro
su mundo
de hojas, su calidez de objetos que han muerto
antes de morir en la fulgurante aquiescencia
de la luz, su pasión de troncos yacentes,
su carnalidad asilvestrada, su huida que
finge ser umbría de huesos y vísceras
en cualquier estación frágil.

¡¡Enorme, Ramón!! y enorme el poema. Me ha gustado muchísimo y he dejado esto, casi todo...
Gracias por compartir y un abrazo.

Blanca N. García González escribió:Siempre un gusto leerle amigo poeta,
saludos para usted.

J. Paz escribió:Hermoso condensado reflexivo que fluye con gran sensibilidad. Un placer de lectura. Feliz día y un abrazo,
Judit

Ramón Carballal escribió:


Ella comenta la pintura de su padre

Lo que entonces no vi, lo veo hoy. Las manos
hablan, dibujan un nombre en la penumbra,
se entrelazan como fusiles de paz. La piel
le dicta la frase con el respingo del amor
entre los labios.Qué humildad es necesaria
para vivir en el otro, a través del otro su mundo
de hojas, su calidez de objetos que han muerto
antes de morir en la fulgurante aquiescencia
de la luz, su pasión de troncos yacentes,
su carnalidad asilvestrada, su huida que
finge ser umbría de huesos y vísceras
en cualquier estación frágil.

Óscar Distéfano escribió:

Ramón Carballal escribió:


Ella comenta la pintura de su padre

Lo que entonces no vi, lo veo hoy. Las manos
hablan, dibujan un nombre en la penumbra,
se entrelazan como fusiles de paz. La piel
le dicta la frase con el respingo del amor
entre los labios.Qué humildad es necesaria
para vivir en el otro, a través del otro su mundo
de hojas, su calidez de objetos que han muerto
antes de morir en la fulgurante aquiescencia
de la luz, su pasión de troncos yacentes,
su carnalidad asilvestrada, su huida que
finge ser umbría de huesos y vísceras
en cualquier estación frágil.

Valioso poema de tu prolífica pluma. Es excitante adentrarnos entre las imágenes felices de tu poema. Este verso: "Qué humildad es necesaria para vivir en el otro", me resulta tan revelador, tan cierto porque, de una u otra forma, todos nos hemos visto en esa necesidad de ser humildes. Algunos no lo aceptan, otros sí.

Un abrazo fraterno, amigo.
Óscar

Josefa A. Sánchez escribió:Escribir, como pintar (o acariciar), es hablar con las manos y tu hablas alto y claro. Un gusto venir.
Un abrazo.
Pepa

Ramón Carballal escribió:
Lo que entonces no vi, lo veo hoy. Las manos
hablan, dibujan un nombre en la penumbra,
se entrelazan como fusiles de paz. La piel
le dicta la frase con el respingo del amor
entre los labios.Qué humildad es necesaria
para vivir en el otro, a través del otro su mundo
de hojas, su calidez de objetos que han muerto
antes de morir en la fulgurante aquiescencia
de la luz, su pasión de troncos yacentes,
su carnalidad asilvestrada, su huida que
finge ser umbría de huesos y vísceras
en cualquier estación frágil.

E. R. Aristy escribió:

Ramón Carballal escribió:
Lo que entonces no vi, lo veo hoy. Las manos
hablan, dibujan un nombre en la penumbra,
se entrelazan como fusiles de paz. La piel
le dicta la frase con el respingo del amor
entre los labios.Qué humildad es necesaria
para vivir en el otro, a través del otro su mundo
de hojas, su calidez de objetos que han muerto
antes de morir en la fulgurante aquiescencia
de la luz, su pasión de troncos yacentes,
su carnalidad asilvestrada, su huida que
finge ser umbría de huesos y vísceras
en cualquier estación frágil.

Gran reflexión y sensibilidad,además cuenta una historia íntima de un conocimiento subjetivo y su viaje a la objetividad. Te felicito Ramon! E.R.A.

Rosa Marzal escribió:Magnífico, como siempre, Ramón, esa visión tan tuya, tan profunda, tan impregnada de tu sensibilidad.

Abrazos.