El ano (Heroico de rima continua)

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E. R. Aristy
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Literatura erótica

Ilustración del Kámasutra.
La literatura erótica es un género literario en el cual los textos se relacionan, directa o indirectamente, con el erotismo y el sexo. En ocasiones se puede referir a la misma también como literatura pornográfica si las escenas sexuales son realmente muy explícitas, aunque normalmente sigue considerándose dentro del erotismo.[1]

La pornografía es la descripción pura y simple de los placeres carnales; el erotismo es la misma descripción revalorizada, en función de una idea del amor o de la vida social. Todo aquello que es erótico es necesariamente pornográfico por añadidura. Es mucho más importante distinguir entre lo erótico y lo obsceno. En este caso se considera que erotismo es todo aquello que vuelve la carne deseable, la muestra en su esplendor o florecimiento, inspira una impresión de salud, de belleza, de juego placentero; mientras que la obscenidad devalúa la carne, que así se asocia con la suciedad, las imperfecciones, los chistes escatológicos, las palabras sucias.

Dentro de este género pueden encontrarse habitualmente novelas de ficción de contenido erótico, historias cortas o cuentos, poesía, obras de teatro, memorias y manuales de sexo.


El erotismo y el sexo han estado asociados a la sociedad y la cultura del hombre desde los inicios de los tiempos, y el caso de la literatura no es una excepción, si bien a menudo se ha visto sometida a la censura por considerarse un tema reprobable o pecaminoso. Asimismo, también es frecuente la alusión al sexo o pasajes eróticos englobados dentro de obras mayores, no como tema principal de la obra, sino como capítulos aislados que contribuyen al devenir de la narración o al desarrollo de personajes. Así, por ejemplo, es posible encontrar fragmentos claramente eróticos en obras como el Quijote de Cervantes o el Ulises de James Joyce, sin que por ello se considere a estas obras dentro del género.[3] [4]

Erotismo literario en la antigüedad

Ya en el Antiguo Egipto, se redactaron tratados acerca del sexo, en ocasiones meras recopilaciones de posturas sexuales, como por ejemplo en el papiro de Turín,[5] donde se detallan las variantes del acto amatorio. Aunque poco se conserva de la época, sí se han salvado algunos fragmentos, como por ejemplo en el papiro de Leide, donde se propone la "confección de una imagen del amor".[6]

La literatura antigua relativa al erotismo se caracteriza principalmente por la unión entre lo divino y lo terrenal. Son frecuentes las alusiones a los dioses y los cultos a la fecundidad y al falo. Las obras se encuadran habitualmente en manuales de posturas sexuales, poesía y obras de teatro. Aparte de tratar la heterosexualidad, son frecuentes también las referencias al sexo oral y al lesbianismo. Las hetairas, mujeres que elevan la práctica del amor a la categoría de arte, fueron autoras propias de tratados sobre dichas prácticas, pudiéndose enunciar los tratados de Artyanassa, vieja servidora de Helena, de Filenis de Samos y los de Elefantis.[7] No en pocas ocasiones, el erotismo literario va asociado a la comedia o se asocia con la sátira y la crítica social.

Los primeros escritos de literatura erótica se remontan a la Antigua Grecia, en torno al año 400 a. C., cuando el dramaturgo Aristófanes escribió la obra de teatro Lisístrata. De alrededor del año 300 a. C. datan los obscenos poemas satíricos de Sotades, que llegaron a acarrearle la prisión por las críticas hacia la unión de Ptolomeo con su hermana Arsinoe. Durante un tiempo se identificó incluso como literatura sotádica a la propia literatura erótica.[1] Hacia el siglo II a. C. se atribuye a Luciano la escritura del libro pornográfico más antiguo, Los diálogos de las cortesanas. Es Luciano, precisamente, quien emplea por primera vez el término del lesbianismo para definir la homosexualidad femenina.

La Antigua Roma también es rica en este género literario, cultivado entre el siglo II a. C y principios del siglo I. A esta época pertenecen los Priapeos o Priapeya, una serie de poemas acerca del dios Príapo. Aparte de los acercamientos al género de autores como Marcial, Juvenal, Plauto, Catulo[8] y Horacio, caben destacar El arte de amar, de Ovidio, El Satiricón,[9] de Petronio y El asno de oro, de Apuleyo, como obras más relevantes de la época.[10]

En la Antigua China, durante el período Han (alrededor del año 200 a. C.) circularon diversos manuales didácticas sobre la práctica sexual, siguiendo la fórmula literaria del diálogo entre un Emperador y sus preceptos o profesores sexuales.[1]

En el siglo IV, apareció en la India el Kámasutra, el más famoso y universal de los manuales de sexualidad. Escrito por Mal-la Naga Vatsiaiana como un texto religioso dirigido al pueblo, la obra es un compendio de técnicas y consejos en las artes amatorias, que van desde el erotismo y la sensualidad más sutiles hasta una descripción detallada y gráfica de posturas sexuales para el acto de la cópula.[11] [9]

Procedente del Oriente medio musulmán es la obra medieval Las mil y una noches, del siglo IX, en la cual se trata el tema de la infidelidad.[12] También de origen musulmán es El jardín perfumado, de Cheik Nefzaoui, un manual al estilo del Kama sutra.[6] Un segundo manual surgió en la India aproximadamente hacia el siglo XV o XVI, el Ananga Ranga, de Kalyana Malla, con una serie de consejos para evitar la monotonía en el matrimonio e impedir la separación entre hombre y mujer.[9]

La Edad Media y el Renacimiento

La Edad Media fue una época difícil para el erotismo y la sexualidad en general, y la literatura se vio también influenciada por ese hecho. En el siglo XII surge el ideal del amor cortés,[13] basado en un amor servicial y desinteresado que idealiza a la mujer amada. Algunas obras englobadas dentro de este estilo son Lancelot de Chrétien de Troyes, Tristán e Isolda de Gottfried von Strassburg, el Roman de la Rose de Guillaume de Lorris y Jean de Meun y Vita nuova y la Divina Comedia de Dante Alighieri.[6]

La literatura erótica cobró cierta importancia en Italia con la llegada del Renacimiento. Giovanni Boccaccio fue el autor del Decamerón (1353), obra que narraba las hazañas de los monjes seduciendo monjas en los conventos. El libro fue prohibido en muchos países. Aun cinco siglos después, diversas copias del texto fueron destruidas en países como Estados Unidos o Inglaterra; entre los años 1954 y 1958, magistrados ingleses dieron ocho órdenes de destrucción del libro.[14] Otra obra italiana importante del siglo XV fue Facetiae o Facecias de Gian Francesco Poggio Bracciolini, una colección de historias breves donde los argumentos en torno a la lujuria son grandes protagonistas. Girolamo Morloni retrató las costumbres sexuales de Nápoles en Novellae (1520) y Pietro Armino cautivó a los lectores con comedias y sonetos lujuriosos y la obra Razonamiento, en la que da habida cuenta de las perversiones de la época. Todavía en Italia, destacan también la figura de Antonio Beccadelli, cuya obra de mayor fama, Hermaphroditus (1425) evocaba al erotismo de la obra de Catulo y Marcial, así como de los priapeos. Esta obra no escapó tampoco a la censura cristiana debido a su obscenidad. Otros ejemplos de la época dentro del mismo género son los poemas eróticos de Eustache Deschamps, el libro De amore de Andreas Capellanus y los Cuentos de Canterbury de Geoffrey Chaucer.[1]

En Francia comienza también a notar la influencia de la literatura erótica en la figura de Antoine de la Sale, al cual pertenecen las obras Le Petit Jehan de Saintré (1456), en la cual una mujer viuda adoctrina a un joven caballero en todas las artes de la religión, la cortesía y la caballería, sin dejar de lado la seducción y el amor, y Les Quinze Joyes de mariage (Los quince chistes del matrimonio), donde con un lenguaje vívido y natural describe las miserias del matrimonio.

Un intento de imprimir material erótico provocó un escándalo cuando los italianos Pietro Aretino y Marcantonio Raimondi produjeron I Modi en 1524, un libro ilustrado con 16 posturas sexuales. Raimondi ya había llegado a publicarlo una vez antes, y fue posteriormente encarcelado por el papa Clemente VII, destruyéndose todas las copias de las ilustraciones. Raimondi basó los grabados en una serie de pinturas eróticas que Giulio Romano estaba haciendo por encargo para el Palazzo del Te en Mantua. Aunque las dos representaciones eran muy similares, sólo Raimondi fue procesado porque sus grabados podían ser vistos por el público. Romano no supo de estos grabados hasta que Aretino fue a ver las pinturas originales mientras Romano estaba trabajando en ellas. Aretino compuso entonces dieciséis sonetos explícitos («tanto en tu conejo como en tu trasero, mi polla me hará feliz, y a ti feliz y contenta»)[15] [16] para acompañar las pinturas y asegurar la excarcelación de Raimondi. I Modi fue entonces publicado por segunda vez, con los poemas y las ilustraciones, siendo la primera vez que se combinaban textos e imágenes eróticos, aunque el papa requisó de nuevo toda las copias que pudo encontrar. Raimondi eludió esta vez la prisión, pero la censura fue tan eficaz que ninguna copia original ha sido hallada nunca. El texto conservado es sólo una copia de una copia que fue descubierta 400 años después.[15] [16] Entre los discípulos de Aretino de puede encontrar a Lorenzo Veniero, autor de La puttana errante, y a Nicollo Franco, autor de La priapea, donde se burla de los usos sexuales del maestro.

En la Península Ibérica se pueden destacar las Cantigas de escarnio y mal decir,[1] en gallego portugués y el Libro de buen amor del Arcipreste de Hita,[17] [18] donde el autor narra los hechos de su vida amorosa durante la Baja Edad Media. Un poco más adelante, inmersos en el Siglo de Oro español, se pueden citar las obras de La Celestina, donde se cuentan los aconteceres de una alcahueta y La lozana andaluza de Francisco Delicado,[17] donde se describen el mundo de la prostitución en la Roma renacentista. No obstante, multitud de escritores dedicaron algún verso al erotismo y la sexualidad a pesar del puritanismo reinante de la época, como Quevedo o Góngora, aunque generalmente son más aportaciones aisladas que tramas centrales.[19]

Siglo XVI y XVII, la liberación erótica

Durante el siglo XVI, la herencia medieval se hará notar en una de las literaturas más ricas de Europa, la francesa, conociendo obras maestras del género como Pantagruel (1532) y La Vie très Horrificque du Grand Gargantua (1534), de Rabelais, escritos que parodian los excesos del amor sensual y el libertinaje.[1] En este mismo contexto, el grupo de poetas conocido como La Pléyade también aborda la poesía amorosa de carácter libidinoso. Destaca la obra Sonnets pour Hélène, de 1578, donde Pierre de Ronsard trata el tema del amor prohibido de un hombre de avanzada edad por una joven doncella.[1]

Inspirada en el Decamerón de Boccaccio, Margarita de Navarra escribió el Heptameron (1558), una colección de 72 historias cortas que versan sobre los temas del amor, la lujuria, la infidelidad y otras materias románticas y sexuales.

En el siglo XVII comenzaron a circular numerosos ejemplos de literatura pornográfica o erótica, impresos principalmente en Ámsterdam y pasados de contrabando a los demás países europeos. Entre estos se cuentan L'Ecole des Filles, una obra francesa impresa en 1655 que está considerada entre los comienzos de la pornografía de Francia. Consiste en un diálogo ilustrado entre dos mujeres, una joven de 16 años y su más mundana prima, y sus discusiones explícitas sobre sexo. El autor permanece anónimo hasta la fecha, si bien algunos sospechosos sufrieron penas de prisión por la supuesta autoría de la obra.[20]

Del mismo siglo data la idea del Don Juan, personaje masculino seductor y osado que nunca encuentra satisfacción plena en sus conquistas, razón por la cual se embarca una y otra vez en la tarea de la seducción, renunciando al amor.

Giovanni Benedicti Sinibaldi realizó una de las primeras incursiones en las raíces de la sexología, con su obra Geneanthropeia (1669), con más intenciones que rigurosidad.

En Francia, destaca la figura de Pierre de Brantôme, el cual presentaba unos personajes inmersos en la inmoralidad más absoluta según los cánones de la sociedad. En sus manuscritos no faltan descripciones explícitas y amplias de las partes íntimas, así como alusiones a la promiscuidad, el lesbianismo, el cunnilingus e incluso el sadomasoquismo. Entre sus obras, probablemente la más obscena sea la Vida de las mujeres galantes.

En Inglaterra, el dramaturgo John Ford realizó una controvertida incursión en el incesto con su obra 'Tis Pity She's a Whore, tanto por la trama principal como por la forma en que el protagonista es tratado, no condenándose en ningún momento sus actos. Por otro lado se encuentra la obra Sodom, o la quintaesencia del libertinaje, atribuida a John Wilmot Rochester, aunque no se sabe con exactitud quien es el autor. La trama gira alrededor de la preferencia sexual de un rey por la sodomía, que podría interpretarse dentro del contexto de la época como una sátira contra la permisividad del rey Carlos II de Inglaterra con el catolicismo durante su reinado.[6]

La Ilustración, reafirmación de la pornografía literaria

Durante la Ilustración, muchos de los librepensadores franceses empezaron a explotar la pornografía como medio de crítica y sátira social. La pornografía libertina era un comentario social subversivo dirigido a menudo contra la Iglesia Católica y las actitudes generales de represión sexual. El mercado de estos panfletos baratos producidos en masa pronto pasó a ser la burguesía, haciendo que las clases altas se preocupasen, como en Inglaterra, porque la moral de las clases inferiores y los débiles mentales se corromperían, dado que las mujeres, esclavos y analfabetos eran vistos como especialmente vulnerables durante esa época.

Las historias e ilustraciones (vendidas en las galerías del Palais Royal, junto con los servicios de prostitutas) eran a menudo anticlericales, llenas de sacerdotes, monjes y monjas indecorosos, una tradición que en Francia se prolongó hasta el siglo XX. En el periodo que fue hasta la Revolución francesa, la pornografía se usó también como comentario político: María Antonieta era a menudo objeto de fantasías que incluían orgías, actividades lésbicas y la paternidad de sus hijos, y circularon rumores sobre la supuesta insuficiencia sexual de Luis XVI.[20] [21]

La respuesta inglesa a esto fueron las Memoirs of a Woman of Pleasure (más tarde abreviadas y retituladas Fanny Hill) escritas en 1748 por John Cleland. Aunque el texto satirizaba las convenciones literarias y las costumbres de moda en la Inglaterra del siglo XVIII, fue más escandaloso por retratar a una mujer, la narradora, disfrutando e incluso deleitándose con actos sexuales sin consecuencias físicas o morales graves. El texto es apenas explícito, pues Cleland escribió el libro entero usando eufemismos para los actos sexuales y las partes del cuerpo, usando hasta 50 diferentes sólo para aludir al pene. Dos pequeños terremotos fueron atribuidos al libro por el obispo de Londres y Cleland fue arrestado y brevemente encarcelado, pero Fanny Hill siguió publicándose y es uno de los libros más reimpresos en idioma inglés. Sin embargo, no fue legal poseer una copia en los Estados Unidos hasta 1964 y en el Reino Unido hasta 1970.[22]

Al igual que sucede con las críticas y las sátiras al gobierno, en ocasiones el erotismo también se funde con la filosofía, como demuestra la obra Teresa, filósofa, atribuida al Marqués d'Argens, donde se intercalan pasajes cargados de erotismo y provocación con lecciones acerca de filosofía. Enmarcada dentro de lo que podría denominarse novela pornográfica, fue una de las obras más difundidas en su época en Francia.[23]

Un tema recurrente con la llegada del libertinaje ilustrado es el de las orgías. Andréa de Nerciat destacó en este aspecto con las obras relacionadas Las Afroditas y El diablo en el cuerpo. Un hecho importante acerca de la obra de De Nerciat es la carencia de pretensiones ideológicas y políticas, tratándose de relatos de puro entretenimiento y pasión. Esta tendencia más adelante será la seguida en los años venideros. La época también fue cuna de numerosos fetiches o desviaciones sexuales. Nicolás Edme Restif de la Bretonne, por ejemplo, entre sus obras aparece el fetichismo acerca de los pies o los zapatos, y el Conde de Mirabeau volvió a hacer incursión en el tema de la iniciación sexual de jovencitas en The Lifted Curtain or Laura's Education.

Durante y tras la Revolución francesa se imprimieron las famosas obras del Marqués de Sade, que a menudo fueron acompañadas por ilustraciones y sirvieron de comentario político o filosófico para su autor.[24] No obstante, el Marqués marcó un hito en la historia de la literatura erótica y es principalmente conocido por sus obras en el género. Abiertamente libertino, su oposición a toda ley y su particular visión del mundo le valieron algunos años en prisión. Precisamente durante su estancia en La Bastilla, comenzó a escribir la que es una de sus obras más importantes, Los 120 días de Sodoma,[25] donde narra cómo cuatro adinerados encerrados en un castillo deciden poner en práctica, abusando de su situación, las historias más depravadas oídas, frecuentemente unidas a una violencia exacerbada. No en vano, el sadismo hereda su nombre del apellido del Marqués. Otra brillante obra del Marqués es Justine, donde narra la vida de dos hermanas huérfanas que escogen dos caminos muy diferentes, una acogida al culto religioso y la otra entregada al vicio y la perversión.[25] Las obras de Sade también contribuyeron en cierto modo a la transformación del género, pasando de la crítica hacia la clase política hacia la crítica de la sociedad en general.

Siglo XIX, puritanismo inglés y apogeo del erotismo en Centroeuropa

Hacia el siglo XIX surge una nueva corriente, el Romanticismo, que idealiza el dolor y el sufrimiento psíquico, así como el amor pasional. Esta nueva corriente lidiaba a menudo con las fronteras entre lo permisible y lo prohibido, aun sin llegar a la obscenidad de épocas anteriores. Gustave Flaubert, por Madame Bovary, y Charles Baudelaire, por Las flores del mal, llegaron a ser enjuiciados.[1] Menos controvertidas fueron otras obras clásicas del período, como Cumbres Borrascosas (novela), Jane Eyre o Anna Karenina. Este subgénero concreto terminará derivando en lo que se conocerá como novela rosa.[26]

En la época victoriana en Inglaterra, al mismo tiempo, cobraron fuerza los textos eróticos con una característica relación entre maestro y sirviente. En su literatura se refleja en obras como Venus maestra de escuela, o los juegos de la flagelación, de George Cannon o The Meny Order of St. Bridget, de James Berttram. Sin embargo, las obras eran más comúnmente anónimas y de fecha incierta, con casos como The Lustful Turk (1828), The Way of a Man with a Maid, A Weekend Visit, The Romance of Lust (1873), The Autobiography of a Flea (1887), Beatrice, Venus in India (1889), Raped on the Railway: A True Story of a Lady who was first ravished and then flagellated on the Scotch Express (1894), Flossie, A Venus of Fifteen: By one who knew this Charming Goddess and worshipped at her shrine (1897) y My Lustful Adventures.

Pero la literatura erótica más salvaje también continuó en el siglo XIX. El autor austríaco Leopold von Sacher-Masoch se hizo un hueco en la historia a partes iguales por el escándalo y el éxito generados en Francia de su obra La venus de las pieles (1870), en la cual sienta las bases de lo que más adelante se terminará conociendo como masoquismo, en honor a su propio apellido, consistente en ser azotado, hacerse atar y ser humillado por la pareja. Autores que siguieron su estela son Richard Brohmek y Fedor Essée, siempre con la mujer vista desde un punto de dista dominante y cruel, con la figura del hombre dominado y sumiso.

A finales de siglo, surge el nombre del dramaturgo Arthur Schnitzler, que proclama durante varias de sus obras la supremacía del instinto sexual sobre las convenciones sociales. Su obra más polémica fue La ronda, un ciclo de diez piezas dramáticas de un solo acto, cada una formada por una pareja de amantes, de tal forma que uno de los integrantes de la pareja repite en dos escenas consecutivas, en una especie de danza de emparejamientos sexuales. A primeros del siglo XX, llegaron a venderse más de 40.000 ejemplares en Alemania, antes de que se prohibiera la obra. Los intentos de representación de la misma también fueron objetivo de censura y prohibiciones. Otra novela erótica de gran importancia en Alemania fue Josephine Mutzenbacher, considerada como un clásico pornográfico. Publicada anónimamente, se atribuye su creación a Felix Salten. La historia es narrada bajo el punto de vista de una prostituta vienesa de 50 años, que rememora sus escapadas sexuales entre las edades de 5 y 12 años. El libro toca casi todos los posibles tabúes relativos al sexo, como la prostitución infantil, el incesto, la homosexualidad, la violación o las orgías. Anecdóticamente, Felix Salten es el autor del clásico infantil Bambi.

Siglo XX y actualidad

El inglés D.H. Lawrence es el autor de uno de los libros más polémicos de la primera mitad del siglo XX, El amante de Lady Chatterley (1928), que narra el descenso al adulterio de una mujer con un sirviente durante la ausencia de su marido, destinado en la Primera Guerra Mundial. En la obra se describen detalladamente las relaciones sexuales de los amantes, las cuales simbolizan y glorifican la fuerza del amor, que no entiende de barreras sociales clasistas. Asimismo, la obra ha sido también estudiada como un texto anti-feminista, como un elogio al triunfo del falo.[1]

En España, un célebre y exitoso escritor de novelas eróticas fue ”El Caballero Audaz”. Apareció vinculado a una corriente de novela erótica de principios de siglo y logró en vida tiradas millonarias, al punto que, casi cien años después, no hay problema para encontrar ejemplares en el mercado del libro usado.

Anaïs Nin fue una de las primeras representantes de la literatura erótica femenina. Conocida por sus diarios, que cuentan su vida detallada desde los 12 años, Nin ha tocado multitud de temas eróticos en sus obras, como el incesto, el voyeurismo y el lesbianismo.

La llegada de las nuevas tecnologías también ha supuesto un incremento de la actividad de la literatura erótica, al igual que en otras manifestaciones erotizadas como la fotografía o el cine. En Internet es fácil encontrar sitios web donde se recopilan relatos eróticos escritos por los usuarios, de calidad y duración variable. El anonimato facilita la escritura y difusión de textos que podrían estar inspirados en la realidad o que simplemente satisfacen la imaginación y creatividad del narrador. Por lo general, se trata de escritos de corta duración y fuerte contenido sexual, muy explícito, aunque no existe una norma o tendencia prefijada. Abunda la temática prohibida o desaprobada socialmente, con textos relativos a diferentes filias y argumentos inmersos en actividades como el sexo con menores, el incesto o el sadomasoquismo.

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E. R. Aristy
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El poema en cuestión pertenece a lo que inglés se cataloga cómo hard core pornografía. Es decir crudo, explícito y obsceno. En un foro pornográfico encuentra audiencia.

En Alaire se defiende la libertad de expresión, como debe ser. Creo que la idea que mencionó Quinteño de «subforos» es necesaria para los diferentes géneros de poesías. Con todo respeto, ERA
Miguel Angel Fernández Lu
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Manuel Alonso escribió:Miguel Angel, me ha gustado mucho el poema, es un placer amigo, un abrazo y FELIZ AÑO 2015.


Muchas gracias Manuel.

Te deseo un feliz 2015.

Un abrazo.


Miguel Angel.
Miguel Angel Fernández Lu
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Re: re: El ano (Heroico de rima continua)

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Óscar Distéfano escribió:Pienso, sinceramente, que deberíamos bajar un cambio, y no llevar esta cuestión al terreno de lo personal. Yo coincido con la postura de la administración (y que conste que yo no formo parte del consejo de administración), por la sencilla razón de que ambos protagonistas no os habéis enfocado en el tema, propiamente dicho. Repito que el tema se presta para un debate que podría resultar interesante. Mi opinión se enmarca dentro de los cánones de este foro establecidos para la confrontación sana de ideas. No insulté a nadie, tampoco he menoscabado el poema; así, pues, compañeros, no nos dejemos llevar por resquemores nacidos de decisiones que atañen, única y exclusivamente, a los derechos de la administración, y aboquémonos a discutir lo planteado. Creo que no hemos destruído aún la posibilidad de un buen debate.

Un abrazo de confraternidad.
Óscar


ok.
Miguel Angel Fernández Lu
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Quinteño de Greda escribió:
Administración Alaire escribió:Quinteño y Miguel Ángel:
A juzgar por vuestros comentarios, parece ser que Alaire se os queda pequeño, tal es el nivel de vuestra poesía y de vuestros conocimientos.
Por nuestra parte, solo deciros que, con vuestros comentarios, os estáis acercando a lo máximo que nosotros os podemos admitir. Vosotros sabréis si os interesa publicar en Alaire, pero será mejor que os calméis con respecto a las críticas que atañen a las obras y comentarios de los demás compañeros. Mientras tanto, si guardáis el debido respeto, podréis seguir rimando cuanto os plazca y seguramente nadie os criticará por ello. Esa es la diferencia, nosotros admitimos todo tipo de poesía y todo tipo de comentarios, salvo aquellos que puedan ser onerosos o puedan faltar al respeto a quienes son comentados.
Felices fiestas.



Administración de Alaire:

Nunca he dicho que Alaire se me queda pequeño, ni nunca dije que ni tan siquiera insinué que yo tenga conocimientos, tan sólo dije lo que dije, y si el decir lo que uno piensa, molesta, bien que lo siento.
Si por ello, me tenéis que banear, adelante, que no os tiemble el pulso, que hay más espacios en la red, a donde seguramente, mis reivindicaciones, serán tomadas en cuenta...


ni yo.
Miguel Angel Fernández Lu
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Re: El ano (Heroico de rima continua)

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Óscar Distéfano escribió:
Miguel Angel Fernández Lu escribió:Se dice de algo más que un agujero.
Sensual y oscuro objeto del deseo,
la cálida guarida del recreo,
la ruta más venal del callejero.
La funda para el mástil del velero,
lugar de culto para el himeneo,
un cráter en su máximo apogeo,
rejilla donde llueve el aguacero.
El rumbo de la flecha de Perseo,
la vía de estrellado derrotero,
profundo abismo donde balbuceo.
Sagrado túnel vírgen que venero
y cuando me disfrazo de Romeo
la vena rosa ardiente donde muero.



Bien, amigo. Me atrevo a analizar este poema tuyo, por la razón de que contiene elementos para el debate, tanto en fondo como en forma. Primeramente, dejaré en claro mi postura en cuanto a la forma. Veo que los endecasílabos están intachablemente construidos. Pero, según mi entender, adolece de dos situaciones que podrían considerarse excesivamente eufónicas. En efecto, descubrimos en primer lugar que todas las rimas, más allá de que sean perfectamente consonantes en cuanto exigen las normas, son, a su vez, asonantes en la cadena de los catorce versos, hecho que edulcora excesivamente el ritmo; y, en segundo lugar, los catorce endecasílabos acentúan en segunda sílaba (endecasílabos heroicos), repetición sonora que lo vuelve muy monótono al soneto.

En cuanto al contenido, no seré yo más papista que el Papa. Pero creo que la actitud de este poema desemboca, más bien, en la concepción de un arte al servicio de un desenfado que busca la aprobación a la temeridad. Siendo el ano una parte del cuerpo humano (por razones fisiológicas y obvias) excluyente de cualquier canto romántico, no suena bien al oído lector su elevación a la categoría de objeto de deseo. Más bien, su atracción se trataría de una inclinación meramente sexual; es decir, producto de una exageración de los instintos. Así, pues, cantarlo cual si fuese unos labios, o la vulva misma, es como poetizar sobre el desenfreno, sobre lo puramente hedonista. Es como imitar a los monstruos que habitan nuestros instintos. Es como una rebelión a la belleza, al buen gusto, por la sola razón de prescindir de ella, por la sola razón de rebeldía, de búsqueda de una originalidad que no sé si se justifica.

Mi intención es sana, al sólo servicio de la crítica constructiva, buscando que más compañeros opinen sobre un tema que puede resultar sumamente interesante.

Mi saludo fraterno para ti.
Óscar


ok!.
Miguel Angel Fernández Lu
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Re: re: El ano (Heroico de rima continua)

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Manuel Sánchez escribió:Hola Miguel Ángel:

No me gusta la poesía explícita. No me gusta, porque reduce a muy poco el ámbito en el que se puede coincidir con la mayoría del género humano. Elegiré siempre una manera de expresar que permita encontrar espacios comunes, que no obligue a compartir la totalidad, que deje suficiente libertad a la imaginación para llevarla a encontrar puntos de encuentros. Es una de las filosofías que se pueden aplicar a la poesía.
Me parece que si algo debe tener claro el que entra en el campo de la creatividad, es que existe algo muy importante que se llama gusto. Y esto que se llama gusto es una consecuencia directa de la sensibilidad del individuo.
El comentario hecho por Distéfano, plantea una cuestión antigua y también importante, a mi juicio, sobre la aceptación del gusto de los demás. Una cuestión que está muy bien planteada, bien expresada en base a su personal sensibilidad. Esto me permite enlazar con el primer párrafo y decir que nuestra sensibilidad está construida no solo por la genética sino por nuestra biografía. Y que es nuestra biografía, y naturalmente nuestra cultura, la que nos permite poder compartir en profundidad un poema con otras personas.
En el poema que nos ocupa no queda mucho sitio para acomodar sensibilidades diferentes: o te atrae, o lo rechazas. Esto es lo que a mí, personalmente, me parece peor.
Volviendo al tema del gusto, dicen los entendidos que el buen gusto existe, y que para conocerlo es necesario acudir a los entendidos en cada campo. No todo el mundo coincide con esta opinión. Siempre que se trata de este asunto me acuerdo del chiste en el que un alumno se está examinando de química. El profesor le pide que describa el acido sulfhídrico, y él dice que es de olor agradable, e insípido. El profesor le interrumpe: ¿ de olor agradable? Y él contesta: a mí me gusta.
En relación con el tema anal no creo que te resulte fácil, en un foro general como es este, encontrar un grupo abundante de personas que lo considere digno de ser tratado poéticamente. Ya hay casos de elementos escatológicos que han sido tratados dentro de esta disciplina literaria y que han sido fuertemente rechazados, algunos en los foros poéticos de Internet. Y en este caso coincide la carga erótica con la escatológica, porque la función biológica de ese órgano es escatológica. Aquí , como ves, me aventuro a dar un pronóstico en el que ni siquiera yo confío.
Dado lo concreto del tema elegido ( el ano) ,y aunque la foto presentada como cabecera es para mi gusto muy bella, lo que uno espera es la foto de un ano, no la de un culo por bello que este sea.
Quizás, la sugerencia que hace Quinteño, de agrupar este tipo de expresiones poética en un subforo ayudaría al encaje de acomodos dentro del foro poético. Pero soy pesimista en lo de conseguir acercar sensibilidades. Claro que, ya sé que eso no es lo que se pretende.
He leído en algún comentario que en esto de la poesía todo vale. Estoy absolutamente en contra de esta afirmación. No me parece que haya una sola actividad desarrollada por el ser humano en la que valga todo. Cualquier acto tiene una consecuencia, y esa consecuencia puede ser positiva pero también negativa. No me parece que bajo la bandera de la poesía se pueda decir todo lo que a uno le venga en gana, como por ejemplo atropellos morales, indecencias, atrocidades, etc , de manera inocua. La poesía me parece que es , sobre todo, una manera de decir, pero esa manera no tiene patente de corso para poder decir lo que le dé a uno la gana y después lavarse las manos como si aquí no hubiese pasado nada. Cualquier poeta, antes que poeta es una persona.
En fin, Miguel Ángel, estos párrafos que dejo aquí son las impresiones que, a bote pronto, me ha causado tu soneto. Espero que algo de todo esto te parezca aprovechable.
Quiero añadir únicamente que me gusta el erotismo, y la estructura clásica de soneto.

Un fuerte abrazo.


Igualmente
Miguel Angel Fernández Lu
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Re: re: El ano (Heroico de rima continua)

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Quinteño de Greda escribió:Coincido con Óscar, en lo de la asonancia dentro de la consonancia.
En lo que no coincido es en otras cuestiones, pues si la poesía es grande por algo, es que se le puede hacer a cualquier cosa o cualquier tema, sin dejar de tener su lírica.
Sobre lo que dice de la acentuación heroica que se hace muy "monótono" por ello, no estoy de acuerdo para nada, pues (para mí) no hay mejor medida para los endecasílabos en las acentuaciones 2ª , 6ª y en 10ª, pues de 2 a 6 van cuatro, y de 6 a 10 otras cuatro. por ende, la música está garantizada... Cervantes y Santa Teresa, eran muy asiduos a usar tal acentuación. la heroica.
Ya será la tercera o cuarta vez que lo diga, y es que "aquí" faltan algunos subforos, entro otros, uno para la clásica, pues hubiese habido otros subforos, por ejemplo una para poesía sensual o erótica, ésto soneto dedicado al ano, estaría posteado ahí de maravilla, y nadie diría que se "busca la temeridad" al tener que compartir espacio con otras obras "mas decorosas"...
Yo me escandalizo por otras cuestiones, y algunas de ellas, es que la "prosa pura y dura" tenga aquí espacio...Pues pasa que a veces me confundo... porque depende quien sea el autor, se le llama "prosa poética....
Otra de las cosas que me escandalizo, es cuando a un autor de la "casa", se le da badana y se le permite todas las licencias en un poema clásico...
Otra de las cosas por las que me escandalizo es cuando leo un poema sin pies ni cabeza( al menos para mi poca sesera) y veo respuestas tales como "obra cumbre," "de pie para aplaudir"
"legado para la humanidad" y un larguísimo conjunto de frases, en las que me pierdo aparte de escandalizarme... cuando como he dicho, no tiene ni pies ni cabeza, tan sólo, son un "juntaletras" llenas eso si de muuuuuuuuuchas y absurdas metáforas que nada tienen que ver entre si...
También me escandalizo, por el poco reconocimiento que aquí se le da a los poemas clásicos, (salvo a los autores de la "casa")
También me escandalizo por la masiva huida que hacen los nuevos poetas que escriben en clásica, cuando ven que aquí no tienen el reconocimiento que deben de tener, y terminan por aburrirse.
Saludos.


y a mí, y a mí...
Miguel Angel Fernández Lu
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Re: El ano (Heroico de rima continua)

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Óscar Distéfano escribió:
Miguel Angel Fernández Lu escribió:Se dice de algo más que un agujero.
Sensual y oscuro objeto del deseo,
la cálida guarida del recreo,
la ruta más venal del callejero.
La funda para el mástil del velero,
lugar de culto para el himeneo,
un cráter en su máximo apogeo,
rejilla donde llueve el aguacero.
El rumbo de la flecha de Perseo,
la vía de estrellado derrotero,
profundo abismo donde balbuceo.
Sagrado túnel vírgen que venero
y cuando me disfrazo de Romeo
la vena rosa ardiente donde muero.



Bien, amigo. Me atrevo a analizar este poema tuyo, por la razón de que contiene elementos para el debate, tanto en fondo como en forma. Primeramente, dejaré en claro mi postura en cuanto a la forma. Veo que los endecasílabos están intachablemente construidos. Pero, según mi entender, adolece de dos situaciones que podrían considerarse excesivamente eufónicas. En efecto, descubrimos en primer lugar que todas las rimas, más allá de que sean perfectamente consonantes en cuanto exigen las normas, son, a su vez, asonantes en la cadena de los catorce versos, hecho que edulcora excesivamente el ritmo; y, en segundo lugar, los catorce endecasílabos acentúan en segunda sílaba (endecasílabos heroicos), repetición sonora que lo vuelve muy monótono al soneto.

En cuanto al contenido, no seré yo más papista que el Papa. Pero creo que la actitud de este poema desemboca, más bien, en la concepción de un arte al servicio de un desenfado que busca la aprobación a la temeridad. Siendo el ano una parte del cuerpo humano (por razones fisiológicas y obvias) excluyente de cualquier canto romántico, no suena bien al oído lector su elevación a la categoría de objeto de deseo. Más bien, su atracción se trataría de una inclinación meramente sexual; es decir, producto de una exageración de los instintos. Así, pues, cantarlo cual si fuese unos labios, o la vulva misma, es como poetizar sobre el desenfreno, sobre lo puramente hedonista. Es como imitar a los monstruos que habitan nuestros instintos. Es como una rebelión a la belleza, al buen gusto, por la sola razón de prescindir de ella, por la sola razón de rebeldía, de búsqueda de una originalidad que no sé si se justifica.

Mi intención es sana, al sólo servicio de la crítica constructiva, buscando que más compañeros opinen sobre un tema que puede resultar sumamente interesante.

Mi saludo fraterno para ti.
Óscar


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Óscar Distéfano
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re: El ano (Heroico de rima continua)

Mensaje sin leer por Óscar Distéfano »

Sobre lo que dice de la acentuación heroica que se hace muy "monótono" por ello, no estoy de acuerdo para nada, pues (para mí) no hay mejor medida para los endecasílabos en las acentuaciones 2ª , 6ª y en 10ª, pues de 2 a 6 van cuatro, y de 6 a 10 otras cuatro. por ende, la música está garantizada... Cervantes y Santa Teresa, eran muy asiduos a usar tal acentuación. la heroica (Quinteño de Greda, dixit).


Nadie discute, estimado Quinteño, que el endecasílabo heroico vendría a ser el paradigma de los endecasílabos. Acepto esta afirmación. Pero, el problema surge cuando 14 versos heroicos se suceden uno tras otro. El soneto, en este caso, se vuelve monótono, aburrido. Necesariamente, en todo soneto, se imponen variaciones tónicas para lograr la armonía que satisfaga al espíritu. Convengamos, mi querido amigo, que catorce versos que acentúan en 2ª y 6ª no harán sino estimular el bostezo del auditorio.

Un abrazo.
Óscar
La poesía es la única soga de la cual dispongo siempre que caigo en el pozo del todo sin sentido.



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re: El ano (Heroico de rima continua)

Mensaje sin leer por Óscar Distéfano »

En cuanto al contenido de este poema, ya ERA, una de las mentes brillantes de este foro, ha dado cátedra sobre este punto. Muy poco nos queda por agregar. He buscado el "lado poético, el lado estético, el lado placenteramente bello de este soneto, y no lo he encontrado; por el contrario, ni siquiera lo he podido apreciar desde el rebelde punto de vista del sucismo. En este poema he encontrado sólo una deformación del "gusto poético", un "en nombre de la poesía acéptame que me la monte a mi madre". Este poema, si llega a ganar fama, será tan sólo una triste fama.

Un saludos a los discertantes.
Óscar
La poesía es la única soga de la cual dispongo siempre que caigo en el pozo del todo sin sentido.



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Miguel Angel Fernández Lu
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Re: re: El ano (Heroico de rima continua)

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Óscar Distéfano escribió:En cuanto al contenido de este poema, ya ERA, una de las mentes brillantes de este foro, ha dado cátedra sobre este punto. Muy poco nos queda por agregar. He buscado el "lado poético, el lado estético, el lado placenteramente bello de este soneto, y no lo he encontrado; por el contrario, ni siquiera lo he podido apreciar desde el rebelde punto de vista del sucismo. En este poema he encontrado sólo una deformación del "gusto poético", un "en nombre de la poesía acéptame que me la monte a mi madre". Este poema, si llega a ganar fama, será tan sólo una triste fama.

Un saludos a los discertantes.
Óscar



Estimado Oscar:

Intervengo de nuevo a mi pesar (y digo a mi pesar porque en contra de lo que se pueda pensar no busco la polémica) para decirte que yo jamás descalificaría la obra de un compañero porque eso sí que está feo. Sabes que tengo un gran sentido crítico, y por eso muchas veces me abstengo de valorar poemas ajenos, y cuando lo hago es únicamente basándome en los elementos que conforman la estructura, es decir, si por ejemplo un verso no está bien acentuado, le falta alguna sílaba o existe alguna palabra que malsuene. Y por supuesto aceptando la crítica, es decir, que eso mismo me lo puedan decir a mí. Lo que jamás se me ocurríria es decir a otro poeta que su poema es malo, que no me gusta y ni mucho menos que entra dentro del terreno del "sucismo" porque sin saberlo, al hacer este tipo de afirmaciones te estás poniendo en contra de mucha gente, ya que este soneto lo han leído ya casi 900 personas. Una de dos, o tu eres un extraordinario crítico o todas esas personas entran dentro de la vulgaridad y el mal gusto.
Sin embargo lo que a mi si me parece vergonzoso es el hecho de que yo tenga mejores poemas en el foro (y no lo digo solo por el tema sino por el contenido), y no lleguen ni a las cien lecturas. Entonces ¿Cual es el problema real?.¿La gente tiene mal gusto y solo lee malos poemas o es que los poemas de calidad no interesan porque no están al alcance de lo que aquí se escribe?.
Yo apelo a la cordura y digo que si aquí se han llegado a valorar como excelentes ciertos poemas con tal alto nivel de aceptación ¿Quienes somos nosotros para discriminar a otros porque su contenido nos parezca obsceno?.

Tal vez la obscenidad solo está en el ojo de aquel que mira cuando no estaba en la mente del que escribe.

Espero, querido amigo, que sepas reflexionar ante estos planteamientos.


Un abrazo.

Miguel Angel.
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Re: re: El ano (Heroico de rima continua)

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Miguel Angel Fernández Lu escribió:
Óscar Distéfano escribió:En cuanto al contenido de este poema, ya ERA, una de las mentes brillantes de este foro, ha dado cátedra sobre este punto. Muy poco nos queda por agregar. He buscado el "lado poético, el lado estético, el lado placenteramente bello de este soneto, y no lo he encontrado; por el contrario, ni siquiera lo he podido apreciar desde el rebelde punto de vista del sucismo. En este poema he encontrado sólo una deformación del "gusto poético", un "en nombre de la poesía acéptame que me la monte a mi madre". Este poema, si llega a ganar fama, será tan sólo una triste fama.

Un saludos a los discertantes.
Óscar



Estimado Oscar:

Intervengo de nuevo a mi pesar (y digo a mi pesar porque en contra de lo que se pueda pensar no busco la polémica) para decirte que yo jamás descalificaría la obra de un compañero porque eso sí que está feo. Sabes que tengo un gran sentido crítico, y por eso muchas veces me abstengo de valorar poemas ajenos, y cuando lo hago es únicamente basándome en los elementos que conforman la estructura, es decir, si por ejemplo un verso no está bien acentuado, le falta alguna sílaba o existe alguna palabra que malsuene. Y por supuesto aceptando la crítica, es decir, que eso mismo me lo puedan decir a mí. Lo que jamás se me ocurríria es decir a otro poeta que su poema es malo, que no me gusta y ni mucho menos que entra dentro del terreno del "sucismo" porque sin saberlo, al hacer este tipo de afirmaciones te estás poniendo en contra de mucha gente, ya que este soneto lo han leído ya casi 900 personas. Una de dos, o tu eres un extraordinario crítico o todas esas personas entran dentro de la vulgaridad y el mal gusto.
Sin embargo lo que a mi si me parece vergonzoso es el hecho de que yo tenga mejores poemas en el foro (y no lo digo solo por el tema sino por el contenido), y no lleguen ni a las cien lecturas. Entonces ¿Cual es el problema real?.¿La gente tiene mal gusto y solo lee malos poemas o es que los poemas de calidad no interesan porque no están al alcance de lo que aquí se escribe?.
Yo apelo a la cordura y digo que si aquí se han llegado a valorar como excelentes ciertos poemas con tal alto nivel de aceptación ¿Quienes somos nosotros para discriminar a otros porque su contenido nos parezca obsceno?.

Tal vez la obscenidad solo está en el ojo de aquel que mira cuando no estaba en la mente del que escribe.

Espero, querido amigo, que sepas reflexionar ante estos planteamientos.


Un abrazo.

Miguel Angel.



Estimado Miguel Ángel, es cierto de este y otros foros y otros poemas que el propio autor estima en un segundo plano, pero que la audiencia «sube y sube»( mientras otros poemas -inclusive del mismo autor- no gozan de la misma recepción.

Mi hermano y yo hemos conversado de estas cosas y de los variables que las afectan. Por un lado es más fácil decir como Baudelaire: «hypocrite lecteur»,y dejar al lector su caprichoso péndulo, por otro lado, en cambio, podemos observar que hay cierta timidez y cierto decoro en la forma que se comenta en los foros, también cierta política, y cierta cautela...creo que todos aquí hemos empezado a romper con los comentarios formulistas, y a ofrecer una opinión robusta ante lo controversial y ante los errores tipográficos, o un soneto imperfecto.
No obstante, me parece que seguirá la educación general, el desagrado de comentarios indirectos ( a la *Poesía autista de muchos de nosotros), etcétera, etcétera, siendo las etcéteras igual de inofensivas.
En todo esto que ha provocado tu poema al ano, resalta a mi entender tres cosas: la necesidad de subforos para los diferentes géneros de poesia, la libertad de expresión del autor y el lector, y la auténtica sensibilidad de todos nosotros.

Abrazos, ERA
M. Sánchez
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Mensaje sin leer por M. Sánchez »

Miguel Ángel escribió: "Tal vez la obscenidad solo está en el ojo de aquel que mira cuando no estaba en la mente del que escribe"


Hola Miguel Ángel:


Me figuro que tu intención no es la de complicar el entendimiento de las cosas, pero con esta frase que dejas escrita parece que justificas un comportamiento por su intencionalidad: me parece que ya somos todos mayores para poder distinguir a estas alturas lo que es obsceno de lo que no lo es. De lo que decimos o hacemos somos siempre responsables, y esto es independiente de que lo hayamos dicho o hecho voluntaria o involuntariamente. El que un sujeto diga o haga algo obsceno sin quererlo decir o hacer, no transforma lo dicho o hecho en algo que ya no sea obsceno. Cuando tú dices que quizás la obscenidad solo esté en los ojos del que lee, y no en la mente del autor, es posible que eso pueda suceder, pero eso no convierte su escrito en otra cosa distinta a la obscenidad. Lo único que cabria, para que el autor defendiese un escrito como el que nos ocupa, en base a su obscenidad, sería que el autor dijese, “a mí me gusta la obscenidad y no me parece mala” ,y entonces hay muy poco más que añadir. Porque al final, lo único que puede transformar en compartible un gusto que es hasta la fecha minoritario, sería que una mayoría de lectores de este foro se declarase amante de la obscenidad. Está todavía por ver si eso es así.

Perdona que vuelva a incidir en una idea que ya he tratado de explicar en otro comentario en esta misma ventana, pero tu última intervención me ha empujado a hacerlo.


Un abrazo.
Miguel Angel Fernández Lu
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Manuel Sánchez escribió:Miguel Ángel escribió: "Tal vez la obscenidad solo está en el ojo de aquel que mira cuando no estaba en la mente del que escribe"


Hola Miguel Ángel:


Me figuro que tu intención no es la de complicar el entendimiento de las cosas, pero con esta frase que dejas escrita parece que justificas un comportamiento por su intencionalidad: me parece que ya somos todos mayores para poder distinguir a estas alturas lo que es obsceno de lo que no lo es. De lo que decimos o hacemos somos siempre responsables, y esto es independiente de que lo hayamos dicho o hecho voluntaria o involuntariamente. El que un sujeto diga o haga algo obsceno sin quererlo decir o hacer, no transforma lo dicho o hecho en algo que ya no sea obsceno. Cuando tú dices que quizás la obscenidad solo esté en los ojos del que lee, y no en la mente del autor, es posible que eso pueda suceder, pero eso no convierte su escrito en otra cosa distinta a la obscenidad. Lo único que cabria, para que el autor defendiese un escrito como el que nos ocupa, en base a su obscenidad, sería que el autor dijese, “a mí me gusta la obscenidad y no me parece mala” ,y entonces hay muy poco más que añadir. Porque al final, lo único que puede transformar en compartible un gusto que es hasta la fecha minoritario, sería que una mayoría de lectores de este foro se declarase amante de la obscenidad. Está todavía por ver si eso es así.

Perdona que vuelva a incidir en una idea que ya he tratado de explicar en otro comentario en esta misma ventana, pero tu última intervención me ha empujado a hacerlo.


Un abrazo.


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