Editorial Alaire

Dos mareas ascienden, una detrás de otra.
Dos aguas y dos noches en el advenimiento de la profundidad.

Ligia Calderón Romero escribió:J. J. M. Ferreiro,

Me dejas en estos versos unas crudas imágenes, tan certeras como la misma existencia del hombre y me pregunto entonces que legaremos a nuestros sucesores?
Excelente forma de mantener la atención del lector durante todo el poema sin duda versos para analizar y reflexionar desde el principio hasta el final.

Un gusto leerte. Mis saludos y mi admiración

Óscar Bartolomé Poy escribió:J. J. M. Ferreiro,
Curiosa, muy curiosa esa referencia-homenaje a la famosa secuencia de 'Un perro andaluz'. Este poema, entreverado de complejas y fascinantes metáforas, bien podría salir de la imaginación del coronel Kurtz. Me gustan estos poemas que desafían las leyes de la cordura. Es pura entropía, como dices en tus versos.

Saludos, J. J. M. Ferreiro.

Luis Oroz escribió:

Dos mareas ascienden, una detrás de otra.
Dos aguas y dos noches en el advenimiento de la profundidad.

Pensaba que había dejado comentario a este poema, a veces un piensa creyendo que escribe.

Lo cierto es que el poema crea ese ambiente profundo de la tracendencia humana, se sitúa en el límite de los conocimientos para arrojar una imposible luz que nos descubra.
Magnífico, como ya lo pensé en su día.

Un abrazo.

Luis Oroz.

Gustavo Ledesma escribió:Estupendo poema, para disfrutar las imágenes, el ritmo, todo. Felicitaciones.
Un saludo cordial.

Concha Vidal escribió:Hola Ferreiro, retomo esta impresionante beleza.

Bicos.

Josefa A. Sánchez escribió:Lo que acarreas es un desborde de versos que no te caben en los dedos. Grande lo tuyo, amigo.
Un abrazo.
Pepa

J. J. M. Ferreiro escribió:He llegado a este mundo
de un golpe desmedido.
Cuando todo nacía de repente
y las leyes del átomo eran entropía orbital.

Lo afirmo muy rotundo:
Yo traigo la sabiduría y el peligro de los milenios.
Toda su trampa se concentra en mí
aviesamente.

Yo acarreo el mar de las horas.
Mi sueño es la revelación:
un pájaro en la bruma me muestra sus entrañas
palpitantes de augurios —su luz de hebras idénticas.
Un latido primario me consume
como a un lignito en fuego.
Se estremecen en mí las brújulas
donde giran las aguas de los días
—mis diamantes—
con la pesantez de una lluvia sin sentido
o un fragmento de música sangrada.

He desplegado el filo del labio comunal
en el sabor urgente
a máquina incendiada o a disparo en la nuca.
He aproximado su envés
al tacto consentido de una navajada en el ojo
—sí, esa del perro andaluz—
abriendo el cardenal de la memoria,
la ilícita expresión en el lado de la demencia.

Doy mi carta de azares a la ilusión de la diáspora,
sin redención alguna.
Doy esta vida al entusiasmo y a sus declives,
que de repente son despeñaderos.

Dos mareas ascienden, una detrás de otra.
Dos aguas y dos noches
en el advenimiento de la profundidad.
Dos aguas y dos noches
crean en mí el matorral humano
y la vulva de su consciencia.

La libre pérdida de Dios
es lo que yo propongo
—la llama de su número
ardiendo la emotividad.

Pascua Lira. escribió:Jota, impactante y hermoso poema.

Un beso.