Editorial Alaire

Es grato para mí, Ana, que estas palabras vengan de tu parte, a pesar de un tiempo de silencio aprecio especialmente lo que me dices.

Un abrazo.

Me gusta mucho lo que me dices, Isabel, a veces lo que perseguimos con más ahínco son las emociones, también me gusta que me sitúes en el sur, por esa impronta cultural que deja esa tierra anzaluza tan cercana.

Un abrazo.

F.F. Enrique... Decir tanto en tan pocas líneas, es realmente, obra de maestría; asi
que dejo asentada mi admiración y reproduzco los versos finales que me han causado gran impacto:

"... que no te angustia la pena de saber
que los barcos se fueron a buscar otras caricias,
que no verás el barrio presa del abandono,
nuestra playa barrida por la noche y el tiempo,
nuestro cine cerrado, nuestros niños crecidos."

Un abrazo, poeta! Mitsy

Te agradezco mucho este segundo comentario del poema, Ferreiro, creo que quiere decir que ha gustado el poema aunque se haya hecho de una forma inconsciente.

Un abrazo.

F. Enrique escribió:
Volveré al paseo donde la muerte
se ha detenido en tus ojos, amigo mío,
pensaré que no te has ido en silencio
con los pájaros que amabas,
que no te angustia la pena de saber
que los barcos se fueron a buscar otras caricias,
que no verás el barrio presa del abandono,
nuestra playa barrida por la noche y el tiempo,
nuestro cine cerrado, nuestros niños crecidos. [RIGHT](Momentos)[/RIGHT]

Intenso poema F.Enrique en el que impera el dolor de lo perdido, la nostalgia de lo pasado, la incognita por lo no conseguido, ver cómo pasa el tiempo y la memoria necesaria de la amistad sincera.
Un gusto leerte en este principio de otoño.
Saludos.

Gracias, Judit, por este comentario tan agradable.

Un abrazo.

Es muy difícil saber lo que hemos intentado provocar al escribir un poema, al menos a mí me lo parece así, Celia. Pero indudablemente me has dicho una de las cosas que más me agradan. Gracias.

Un abrazo.

En esta cita ineludible contigo, Pepa, apenas puedo añadir algo, no creo que sea un poema sobre el que se pueda hablar mucho sin repetir el enunciado de cada verso, pero siempre es agradable dirigirme a ti como un testimonio de que sigo por estos pagos, siempre estás en el sitio oportuno, con las palabras que animan, con la sonrisa que se resiste al paso del tiempo.

Un abrazo.

F. Enrique escribió:Volveré al paseo donde la muerte
se ha detenido en tus ojos, amigo mío,
pensaré que no te has ido en silencio
con los pájaros que amabas,
que no te angustia la pena de saber
que los barcos se fueron a buscar otras caricias,
que no verás el barrio presa del abandono,
nuestra playa barrida por la noche y el tiempo,
nuestro cine cerrado, nuestros niños crecidos. [RIGHT](Momentos)[/RIGHT]

Todo se muere y renueva amigo mío... las cosas, los sentimientos, la vida

Hermosos versos que conmueven, amigo.
Felicidades.
Un abrazo.

Me he sentido plenamente identificado con tu poema, por la nostalgia que desprende, y por ese final, verdaderamente inmenso de emoción. Te felicito, querido amigo.

Un gran abrazo desde Ciudad de México.

José Manuel F. Febles

Me mereces una admiración serena, Manuel, y no quiero por ello llevarte a equívocos, era un amigo de mi niñez y de los primeros años de adolescencia, se fue con los feriantes persiguiendo a una chica extranjera de escote generoso y cuando volvía a Ceuta, las primeras veces con la chica, no dejaba escapar una oportunidad para demostrarme lo blando y cursi que yo le parecía, además intentaba amedrentarme con su indudable superioridad física; no era más alto que yo pero me llevaba al menos diez kilos de músculos y de anchura de espaldas. Le pregunté por él a su madre cuando me encontré con ella en el Mercado Central, estaba loca y me adoraba porque yo le escribía las cartas a su marido, y me dijo que llevaba un tiempo muerto, que no podía respirar y prefirió cerrar los ojos y no luchar más, apenas pude hablar y me acordé del tiempo que íbamos a las cinco de la mañana a cazar pájaros, por fortuna y gracias a mi torpeza, casi sin ningún resultado, los domingos en el cine con alguna joya que se colaba en el mundo de la mediocridad y los demás días nos acercábamos al barrio popular de Manzanera a buscar a unas muchachas que nunca nos hicieron caso. Eso es todo, la imagen de la muerte puede recordarnos el inútil lamento que hacemos, a veces, con la vida.

Un abrazo.

Tu comentario, Antonio, es sin duda uno de los más halagadores que me hayan hecho en la vida, siendo importante y de un efecto turbador lo que dice, más importante aún es quien lo dice. Sin querer embriagarme por la belleza de tus palabras, quiero decirte que has hecho que tenga a este poema en una consideración sensiblemente más alta de lo que lo tenía. No olvidaré lo que me has dicho, no mereces menos.

Un abrazo.

amigo F. Enrique bellisimo poema. Yo lo llamaría un extracto de una estación, un paseo, un andén, una parada para mirar dentro pero que deja con la incertidumbre bien construida de imaginar lo que sigue en la siguiente estación.

Acertada forma de versar (a mi opinión).

Abrazos

Pio

Siempre es agradable, Alberto, recibir un comentario de este tipo, con tantas flores, por parte de un compañero aunque aún no lo conozcas, y, por qué no decirlo quizás más aún por esto. Espero que lleguemos a conocernos.

Un abrazo.