Los estambres de la luz

[Óscar Distéfano]

Un derroche admirable de metáforas espléndidas. Qué bien trasmites ese sentimiento de apego por la vida, por las cosas que nos apegan a la vida. Me ha resultado un poema lúcido, ornamentado con imágenes de alto contenido poético. Un exquisito poema, diría. Te felicito, amigo, por este trabajo y por el desinhibido criterio que tienes para corregir tus poemas, para acercarlo a su paradigma. Soy de los que actúan como tú.

Un abrazo de siempre respeto a tu talento.
Óscar

[Rosario Martín]

Buenísimo el poema, Ferreiro, es un lujo compartir foro
con poetas y compañeros de altura.
Un abrazo

[J. J. Martínez Ferreiro]

Un poema precioso plagado de bellas y sugerentes imágenes.
Me ha gustado mucho, amigo Ferreiro.
Abrazo fuerte.

Gracias, Miguel, por tu paso y generosos comentarios.

Un abrazo.

[Alejandro Costa]

Muy interesante. Algo complicado pero interesante.

Pero, ¿qué no es complicado en la escritura de Ferreiro?

Será por ello que suelen ser magníficos escritos.

Como este, sin duda.

Un fuerte abrazo.

[J. J. Martínez Ferreiro]

Esa cualidad telúrica de tu poesía trasunta aquí el amor en su visión más pura. Un aprendizaje leerte.
Un abrazo.
Pepa

Gracias, Pepiña, por tu paso y generosos comentarios.

Pero que voy a enseñar yo a una maestra de la poesía como tú?

Bicos muchos.

[E. R. Aristy]

Las raíces del hombre son de hierro oxidado,
de romances hambrientos,
de sienes ungidas de oro.
Raíces del pensamiento espontáneo, del tiempo
nutriente y comunal.
Raíces que sufren la sed con su cresta en llamas.

Las raíces de las montañas
son más endebles que las raíces de mis manos
que profundamente se hunden en el pasado
donde germinan las raíces de tus nalgas.

Me distraigo sintiendo,
como decía Alberto Caeiro,
porque fue siempre mío el pensamiento
y su naturaleza sentimental. Siento el camino
que se completa en una piedra sola
iluminada
por un sol casi muerto.

En todas las tardes de mi vida
un cráneo rojo me contempla,
y me distraigo meditándolo,
sintiéndolo como una flor que arde,

después me fundo en tus caderas
tendidas sobre el mármol blanco
donde descansa el viento al mediodía.

Me entretengo en tu desnudez mineral,
en la rosa de la tranquilidad,
en lo vegetal de tus senos
y en su fuego reparador,

en cada una de las playas
donde un piano
teclea lentamente
la sonoridad de la arena,

también en los blanquísimos estambres de la luz
cuando su polen encinta tus ojos negros. 

Wow! Me alegra encontrar hoy este derroche de poesia! Tu poesia es asombrosamente bella, Ferreiro! Abrazos.

[J. J. Martínez Ferreiro]

Me encanta, Ferreiro, se funde la emoción en el lenguaje, felizmente y sin fisuras. El resultado es una belleza.

Un abrazo, amigo.

Gracias, amigo Raúl, por tu paso y generosos comentarios.

Un abrazo.