re: Desnuda.
Publicado: Mié, 16 Oct 2013 12:56
Una relectura de tu poema me ha exigido este segundo comentario. Antes que nada, quiero recalcar la convicción que tengo de que el ritmo es inherente a la poesía. Para ser más contundente: sin ritmo no existe poesía (puede convertirse en aforismo, en gnosis intelectual, en cualquiera otra forma de expresión filosófica del pensamiento; pero, la poesía (vale la pena repetirlo), debe estar sustentada sobre un armazón rítmico llamado poema, y que interviene (o interfiere) en la formulación del mensaje. El ritmo (del tipo que sea) es imprescindible para la aprehensión global del poema, es una pantalla para recibir el soplo poético.
El verso libre “libérrimo”, aquel que prescinde de la polimetría par o impar (y que utiliza una polimetría sin patrón fijo, prescindiendo de la escansión silábica) y de la acentuación preceptiva, como es el caso de tu poema, debe sostenerse en otros recursos acompasados para lograr el ritmo. Componer bajo estas condiciones lleva un proceso que requiere tiempo y paciencia. Pues bien, creo que tu poema ha logrado ese cadencioso ritmo en base a una propiedad característica del versículo, como es el recurso retórico de la repetición (si no catalogo tu poema como versículo es, solamente, por la extensión de los versos. El versículo se compone de versos largos). Encontramos, en tu poema, repeticiones de palabras, de morfemas, de cláusulas, de pensamiento, y de rimas asonantes en finales de versos (que también son formas de repetición), que contribuyen a crear el entramado formal del poema, admirable en este trabajo, por cierto. Señalemos algunos a modo de ejemplos:
No ves que a tu lado yo quiero estar desnuda,
hasta despojarme de toda la ropa de mi cuerpo, (e-o)
para ofrecerme así, inocentemente desnuda,
como si fuera imposible tenerme más desnuda.
Yo quitaría si hace falta , el viento agitando mis cabellos (e-o)
la sombra que acompaña a mi cuerpo, (e-o)
el tacto ardiente de mis manos, (a-o)
las palabras amables de mi voz,
aún, del corazón quitaría su latido
la sangre que fluye de mis venas,
no dejaría ni una sola de mis lágrimas, (a-a)
ninguna huella, ninguna mácula, (a-a)
me despojaría de la piel si hiciese falta (a-a)
para recibirte - si cabe- más desnuda,
los reflejos de sol depositados, (a-o)
los rayos olvidados por la luna,
y todo el peso de los días,
junto a tanto cansancio acumulado, (a-o)
y estar así –contigo-, más desnuda a tu lado, (a-o)
vulnerable , entregarme a ti, totalmente desnuda,
entregarte mi estupor, ese pudor de infancia,
tan frágil en tus brazos (a-o)
como si ya nunca hubiese sido antes.
Como puede apreciarse, la distribución armoniosa de estas repeticiones es el recurso que le ha conferido al poema su excelente ritmo. Para lograr este tipo de armonía rítmica, muchas veces, resulta de la gimnasia compositiva y de los años de acostumbrar el oído a esta cadencia. Puede, entonces, en una etapa de la vida del poeta, surgir con naturalidad; en cuyo, caso, con pequeños retoques, se logra conformar la cohesión sonora. Aunque un neófito también puede lograrlo, con plena conciencia, siempre y cuando se cubra del estoicismo artesanal.
En resumen, tu poema es un excelente ejemplo de composición sin salirse de las condiciones imprescindibles que se requieren para que el trabajo no sea absorbido por algún desagradable prosaísmo. Creo que, también, ha contribuido enormemente en ese alejamiento de la prosa, que tan agradablemente se disfruta en tu poema, el escaso uso que haces del pronombre “que”, una partícula muy característica de la prosa.
Es lo que quería agregar, amiga. Y aprovecho para reiterarte mi criterio de que has escrito una joya poética con este trabajo (que lo llevo a mi archivo de poemas favoritos).
Un abrazo.
Óscar
El verso libre “libérrimo”, aquel que prescinde de la polimetría par o impar (y que utiliza una polimetría sin patrón fijo, prescindiendo de la escansión silábica) y de la acentuación preceptiva, como es el caso de tu poema, debe sostenerse en otros recursos acompasados para lograr el ritmo. Componer bajo estas condiciones lleva un proceso que requiere tiempo y paciencia. Pues bien, creo que tu poema ha logrado ese cadencioso ritmo en base a una propiedad característica del versículo, como es el recurso retórico de la repetición (si no catalogo tu poema como versículo es, solamente, por la extensión de los versos. El versículo se compone de versos largos). Encontramos, en tu poema, repeticiones de palabras, de morfemas, de cláusulas, de pensamiento, y de rimas asonantes en finales de versos (que también son formas de repetición), que contribuyen a crear el entramado formal del poema, admirable en este trabajo, por cierto. Señalemos algunos a modo de ejemplos:
No ves que a tu lado yo quiero estar desnuda,
hasta despojarme de toda la ropa de mi cuerpo, (e-o)
para ofrecerme así, inocentemente desnuda,
como si fuera imposible tenerme más desnuda.
Yo quitaría si hace falta , el viento agitando mis cabellos (e-o)
la sombra que acompaña a mi cuerpo, (e-o)
el tacto ardiente de mis manos, (a-o)
las palabras amables de mi voz,
aún, del corazón quitaría su latido
la sangre que fluye de mis venas,
no dejaría ni una sola de mis lágrimas, (a-a)
ninguna huella, ninguna mácula, (a-a)
me despojaría de la piel si hiciese falta (a-a)
para recibirte - si cabe- más desnuda,
los reflejos de sol depositados, (a-o)
los rayos olvidados por la luna,
y todo el peso de los días,
junto a tanto cansancio acumulado, (a-o)
y estar así –contigo-, más desnuda a tu lado, (a-o)
vulnerable , entregarme a ti, totalmente desnuda,
entregarte mi estupor, ese pudor de infancia,
tan frágil en tus brazos (a-o)
como si ya nunca hubiese sido antes.
Como puede apreciarse, la distribución armoniosa de estas repeticiones es el recurso que le ha conferido al poema su excelente ritmo. Para lograr este tipo de armonía rítmica, muchas veces, resulta de la gimnasia compositiva y de los años de acostumbrar el oído a esta cadencia. Puede, entonces, en una etapa de la vida del poeta, surgir con naturalidad; en cuyo, caso, con pequeños retoques, se logra conformar la cohesión sonora. Aunque un neófito también puede lograrlo, con plena conciencia, siempre y cuando se cubra del estoicismo artesanal.
En resumen, tu poema es un excelente ejemplo de composición sin salirse de las condiciones imprescindibles que se requieren para que el trabajo no sea absorbido por algún desagradable prosaísmo. Creo que, también, ha contribuido enormemente en ese alejamiento de la prosa, que tan agradablemente se disfruta en tu poema, el escaso uso que haces del pronombre “que”, una partícula muy característica de la prosa.
Es lo que quería agregar, amiga. Y aprovecho para reiterarte mi criterio de que has escrito una joya poética con este trabajo (que lo llevo a mi archivo de poemas favoritos).
Un abrazo.
Óscar