El desván

[Josefa A. Sánchez]

Gracias, Luna, por estar ocupando un espacio en esa memoria que me hace como soy. Un lujo contar contigo.
Un abrazo.
Pepa

[Josefa A. Sánchez]

Gracias, Juan Pablo, por tu generosa aproximación a estas letras.
Un abrazo.
Pepa

[Josefa A. Sánchez]

Gracias, Macedonio, por la amabilidad que me muestras. Que sepas que te he leído muchos poemas, así que lo de tosco no me lo creo...
Un abrazo.
Pepa

[María José Honguero Lucas]

Qué maravilla.
Un abrazo

[Rafel Calle]

Muy bello poema de Josefa.

[Josefa A. Sánchez]

Gracias, Igancio, por...ya sabes.
Un abrazo (...)
Pepa

[Josefa A. Sánchez]

Gracias, Manuel, por este comentario amable, que quedo sin su merecida respuesta.
Un abrazo.
Pepa

[Josefa A. Sánchez]

Gracias, Mirta, por tu amabilidad. Todos tenemos un sitio donde guardar cosas que nos importan.
Un abrazo.
Pepa

[Josefa A. Sánchez]

Gracias, Judit, por la huella dejada. Un placer tu visita.
Un abrazo.
Pepa

[Josefa A. Sánchez]

Gracias, José Manuel, por detenerte tanto tiempo en esta ocurrencia y dejar un comentario tan generoso. El foro se mueve tanto que es imposible leerlo todo (o contestar todos los comentarios).
Un abrazo.
Pepa

[Josefa A. Sánchez]

Gracias, Miguel Ángel, por venir. A mi también me pasó lo mismo y se me fue al fondo el poema con estos comentarios sin responder.
Un abrazo.
Pepa

[Josefa A. Sánchez]

Gracias, María José, por llegar y dejar huella.
Un abrazo.
Pepa

[Josefa A. Sánchez]

Gracias, Rafel, por el empujón.
Un abrazo.
Pepa

[Jerónimo Muñoz]

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La niñez es un desván cerrado
a donde de vez en cuando se regresa.

Ruge la herrumbre herida de la puerta;
asomas la cabeza
y una lanza de luz en la penumbra
enciende hadas de polvo.

Ahí siguen los juguetes, roto alguno,
otros con decorados dactilares,
todos sucios de risas.

También ese vestido azul marino
que brotó de la punta de la aguja
de un agosto lejano.

Figuras de belén, polos de fresa
goteando su rosa todavía,
unos zapatos con olor a escuela,
dos poemas comidos de faltas ortográficas.

Y en una caja antigua,
con forma de sonrisa,
bien cerrada para que nunca escapen,
se oyen aletear besos maternos.

Al fondo,
en un rincón oscuro, donde
carámbanos de lagrimas
congelan el silencio,
donde acechan, afilando las garras,
los más terribles monstruos
mirar se vuelve negro

Es el momento de cerrar la puerta.



Pepa

Créeme, querida Pepa, que no sólo me ha sorprendido sino que me ha conmocionado tu poema. ¡Esto es poesía!
Hay muchos/as poetas en este foro que merecen la letra impresa. Cuánto quisiera tener en mis manos un libro tuyo lleno de poemas como este. No sé por qué no lo editas ya: lo mereces.

Besos.

[Óscar Distéfano]

Una descripción perfecta de una realidad atesorada en cada uno de nosotros. Un sentimiento muy familiar a cualquier ser humano, que provoca una emoción muy grande. El poema en sí es una obra cincelada con preciosismo de una poética universal, y en cuanto al contenido, lo más contundente y dolorosamente nostálgico es el cierre: ahí están los sucesos trascendentales que podemos rescatar cada uno de nosotros, gracias a tu magistral forma de sugerencia. Mis aplausos.

Un abrazo, amiga.
Óscar