Editorial Alaire

Un placer, soy bastante nervioso, me identifico con tu poema
javier

Me encanta este poema, desde el título, por su pureza, por la sensibilidad que se palpa en cada verso, porque es capaz de emocionar, de calar en el alma del lector. Un placer haberlo encontrado. Mis aplausos, amigo. Un abrazo.

Espectacular poema, Pablo.

Transmites una emoción increíble.

Un abrazo
Ana

Pablo, me alegro mucho de llegar a este poema, en él oigo (quizás siento) la voz...niño o adulto...o las dos cosas, no se... Oigo la voz. Oigo tu voz. Oigo todos los rumores, los ruidos de fondo, el pasar del tiempo. Oigo tu voz como si viniera sola. Como si trajera todas las palabras que están y no están escritas. Y de pronto esa voz se ha abierto un hueco, ¿como lo has hecho?
Así, desde una sincera emoción al leerte (y encontrar además de antesala a nuestra querida Pepa) te envío un fuerte abrazo

Gracias por compartir esta maravilla. Feliz día.

Judit

Los mejores poemas de Pablo Ibáñez, en Alaire.

"Aquel refugio tú,
nervio de luz entre mi pena
-la tarde a pleno dios, la calle caudalosa de belleza-,
atento del besar su rama el aire"

Feliz rescate, Rafa

Y cómo se me ha habida ido a mí esta maravilla!!!

Precioso y entrañable homenaje a la gran e irrepetible Ami Winehouse.

Todo un placer de lectura, primo Pablo.

Abrazos y salud.

Pablo Ibáñez escribió:

Amado nervio



Una estrella brillante en la alborada
con un pecio de luna en cada mano
y en el alma una inmensa cuchillada.

Josefa A. Sánchez.



Aquella verdad doliente:
la luz moría siempre, niño serio
-llorándose de la noche, huyéndose por sus rejas...
Quedaba un olor adulto, el vasto temblar del tiempo.


Audio:

Fantástico rescate con el que, los que no lo leímos, podemos disfrutarlo.
Acertada estrofa de Pepa y sentimiento puro en tus versos, felicidades Pablo.
Un abrazo.

Pablo, me ha llegado tu poema, brillante, cautivador, gracias, amigo, un abrazo.

Pablo Ibáñez escribió:
Amy Winehouse




Amado nervio



Una estrella brillante en la alborada
con un pecio de luna en cada mano
y en el alma una inmensa cuchillada.

Josefa A. Sánchez.


Aquel niño era yo
-siempre rodar con las piedras-;
herido, como caballo de guerra,
como virgen tocada en el mercado.

Aquel refugio tú,
nervio de luz entre mi pena
-la tarde a pleno dios, la calle caudalosa de belleza-,
atento del besar su rama el aire.

Aquella verdad doliente:
la luz moría siempre, niño serio
-llorándose de la noche, huyéndose por sus rejas...
Quedaba un olor adulto, el vasto temblar del tiempo.

Adulto -niño podrido-,
conservo en amor mi nervio,
el mismo nervio amado que aquí muestro.

Audio:

Silencio. Un poema para llorar y sentir la catarsis de la poesía como instrumento espiritual. Mi admiracion y respetos, Pablo. Un abrazo, ERA

Por alguna razón que aún no se, aún no había comentado este poema tuyo, y eso que he pasado por él muchas veces.
Desde esa foto en blanco y negro retrocedemos- Es una llamada que resulta muy eficaz, para adentrarnos con cuidado. Es también el título, ese verso que parece agarrarse al recuerdo, las emociones dormidas y latentes, esa tristeza densa que empaña. La forma de articular las palabras, de componer el verso buscando su ritmo interno, algo muy de mi gusto. Se hace poema para el recuerdo, de esos que te atrapan, que como esa foto en blanco y negro, permanece.
Un abrazo fuerte Pablo, un placer siempre leerte

Un bello poema, íntimo, valiente, de los muchos que Pablo Ibáñez atesora en su buen hacer y que viene precedido en la entradilla por los versos de Pepa Agüera. Un abrazo.
Salud.