Editorial Alaire

Ana Muela Sopeña escribió:Interesantísimo tu poema, Roberto.

A veces ese sentimiento de desprecio y odio lo tenemos todos. No queremos que nos depreden, que nos usen, que nos utilicen, que nos roben, pero luego...¿estamos libres nosotros de esos mismos actos execrables?

El poema me ha parecido estupendo para reflexionar.

Un fuerte abrazo
y felicitaciones
Ana

No puedo evitar ese sentimiento muchas veces. Ahí está.
Un abrazo.

Contundente poema, para mí habló la razón que se desangra frente a la barbarie del ser humano incivilizado, por lo menos a mí esto me sugirió. Igualmente me encantó como poema que grita con fuerza. Gracias por compartir,

Un abrazo

interesantes versos un placer pasar por tu obra.
javier

José Manuel F. Febles escribió:Hermosas figuras, pero ¿ a quien odias? Un poeta de tu altura no sabe lo que es odiar...

Un cordial abrazo.

José Manuel F. Febles

Se trata, más bien, de una sensación de impotencia, de desagrado por los valores de la gente, sus ambiciones, sus necesidades.
Saludos, amigo.

Roberto, poeta, creo que odias a todo lo que te enfrenta, malo, bueno,
o perverso. Mas es bueno, a veces, sentarse a contemplar la propia insignificancia,
pues a lo finito, no hay forma de redimirle ni tolerarle y todos, al final, terminamos en el mismo agugero.

Un desafío a la sordidez de la inteligencia y un disfrute económico.
este alarde de tu talento consabido.

Mitsy, en abrazo

ROBERTO LÓPEZ escribió:Porque tenéis un vientre en la retina,
la hinchada garrapata que se abroga
el poder del impulso;
porque pintáis ocelos gigantescos
en los falos erguidos en la estepa
de las neuronas solitarias;
porque trocáis el drama primordial
que cuenta el Génesis
en la coronación de nuestra estupidez.
Por eso os odio.
¿No os habíais dado cuenta?

¡Cretinos! Llámalos cretinos... aunque después de esto no se si me atreveré a comentarte

Ignacio Mincholed escribió:Roberto, felicidades.

Un abrazo,
Ignacio

Gracias, Ignacio. Otro para ti.

Odiar, como amar, es un acto visceral e incontrolable. Saber contarlo, es una genialidad. Un lujo volver a tus letras (y está vez comentarlas)
Un abrazo.
Pepa