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E. R. Aristy escribió:Rosa me conmueve esta entrega dolorosa. Te felicito por la calidad humana y poetica que exhibes. Abrazos, ERA
Ramón Carballal escribió:Un buen poema de presentación. Ha sido un placer leerlo. Bienvenida y saludos cordiales.
----------------------------------------------Rosa Marzal escribió:Callen los astros
sus delirios de papel.
Callen las manos
sus ansias delirantes.
Manos de cristal
que se quiebran
al fluir de las horas;
somnolientas, anémicas,
derruidas
sobre el vencido amanecer.
Callen
estos silencios abisales,
plomizos,
que martillean las costillas
del presente
con un dolor anciano
en sus pupilas.
Hablen sólo las venas
que despiertan,
sólo los verbos que arden
bajo la sangre fértil del poema.
Hable sólo esta voz
que no pronuncia palabras,
sino huellas,
sino estrellas o vértigos,
y trepa
por lúgubres pasillos de ausencia
hasta reverdecer
en musgo de esperanzas.
Hable por mí
este grito mudo
que se gesta en el vientre
de una verdad más honda
y delirante;
allí,
donde los muertos
celebran esponsales
con la resurrección,
donde mil nombres
bucean bajo claustros oceánicos.
En lágrimas varadas
en las simas profundas del olvido.
Púdranse los fantasmas
que perforan
los huesos de la luna
y crezca
sobre mi aura sangrante
un sendero tallado en primaveras
que palpite
en los renglones sin luz
de la palabra.
--------------------------------------------------Rosa Marzal escribió:Callen los astros
sus delirios de papel.
Callen las manos
sus ansias delirantes.
Manos de cristal
que se quiebran
al fluir de las horas;
somnolientas, anémicas,
derruidas
sobre el vencido amanecer.
Callen
estos silencios abisales,
plomizos,
que martillean las costillas
del presente
con un dolor anciano
en sus pupilas.
Hablen sólo las venas
que despiertan,
sólo los verbos que arden
bajo la sangre fértil del poema.
Hable sólo esta voz
que no pronuncia palabras,
sino huellas,
sino estrellas o vértigos,
y trepa
por lúgubres pasillos de ausencia
hasta reverdecer
en musgo de esperanzas.
Hable por mí
este grito mudo
que se gesta en el vientre
de una verdad más honda
y delirante;
allí,
donde los muertos
celebran esponsales
con la resurrección,
donde mil nombres
bucean bajo claustros oceánicos.
En lágrimas varadas
en las simas profundas del olvido.
Púdranse los fantasmas
que perforan
los huesos de la luna
y crezca
sobre mi aura sangrante
un sendero tallado en primaveras
que palpite
en los renglones sin luz
de la palabra.