Ramón Carballal escribió:Me ha parecido un poema muy bueno. Mi sincera felicitación y un abrazo.
Es un honor para mí saberte entre mis lectores. Un abrazo.
Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle
ROBERTO LÓPEZ escribió:Tengo fuego en la voz, rojos incendios en los dedos,
y cuando lanzo las palabras como dardos
o toco los volúmenes cuando abandono el cuerpo
al tráfago enfangado de la calle es como si quemara,
como si la abrasión centrípeta del espejo del alma
lavara mis pecados, las leves culpas del amor
perdido. Entonces me desnudo, olvidada la cáscara,
y vago como un niño entre los cálices gigantes
que agitan sus pistilos al viento azul del vientre
imaginario donde brotan las fuentes cristalinas.
Todas las cosas viajan de una sustancia a otra,
transmutan sus esencias innatas en juegos malabares
que escapan a sus mentes de adobe y artificio,
aunque dejan residuos en ese devenir sin tregua.
Y se suscita el arte, las arrugas del tiempo,
el sexo como un fuego que desola el paisaje,
la arquitectura -frágil imitación de las manos crispadas-
y la oración, en suma, que conjuga en su oculta soberbia
la póstuma caída de las postrimerías.
Ricardo José Lascano escribió:Maravilloso poema, una preciosura de letras imágen, telento y calidad. Felicitaciones.
Bruno Laja escribió:Es fragante, y no por la alusión a cálices y pistilos. Es fragante porque ocupa sin mímesis la fuerza orgánica de un nacimiento en cada maniobra del flujo. Liberación y fe. Parece la nomenclatura de un arcano del tarot, pero es así como siento al leerlo. Un placer, Roberto. Abrazos.
Gerardo Mont escribió:Del yo a las cosas y yo en las cosas, se trata el universo propio. La visión determina lo que existe y el poeta escribe su visión..., como en este caso con ricos recursos. Un gusto amigo. Abrazos.