Editorial Alaire

Isabel Moncayo escribió:Cuando entre las hojas tenue brisa
llegue, como acariciando los olores,
te besaré,
y de tus pupilas en mis ojos
el reflejo de las camelias.

Te amaré entre las flores.

Con la felicidad del agua como testigo
y el duelo de la espiga atardeciendo.
Un coro de cigarras solfearán sobre los chopos
mientras entrelazamos nuestras manos de velero.

Será al atardecer, seguramente
(por eso del romanticismo, ya me conoces)
y veremos juntos las libélulas
que beben del arroyo plateado y rojo.

Yo te diré ¿me quieres?
y tú, como siempre, te harás el loco,
frunciré mi ceño, como enojada,
y rodeando mi cintura con tus brazos,
me dirás: cada día te quiero más
y a cada rato, otro poco, otro poco.

Rafel Calle escribió:Me gusta tu estilo, amiga Isabel, su resultado me parece perspicaz, impregnado de inteligencia, sencillamente bello, todo lo cual, en mi opinión, es un logro y no de los menores.

Y a ti, cómo te gustan las aposiciones, jajaja -en eso coincidimos-. En realidad, tu estilo (a mi juicio, claro) es bastante técnico; en los trabajos que te he leído, sueles desarrollar bastante bien el asunto metafórico, hay cierta familiaridad simbólica.

Por otra parte, esa condición estética tuya, me parece peculiar porque presiento que por no utilizar partículas, fuerzas demasiado; digo peculiar porque tratándose de verso multimétrico (lo que llaman verso libre) no existen más ataduras que las propiamente estéticas.

En fin, tu estética versal tienes ramalazos geniales por doquier, de eso no tengo duda. Es la expresión, coloquial pero en su punto y ¿qué puede haber mejor que servir un verso “al dente”? Me queda aplaudirte esa poesía amorosa tuya con ribetes eróticos colocados sabiamente (otro logro y tampoco es pequeño).

Ha sido un placer leerte. Felicidades por el poema, ciertamente, muy bello.
Un cordial abrazo.

Gerardo Mont escribió:Apasionan la mirada, estos versos bellos y bien logrados que nos regalas, poeta. Un gusto de lectura, sin duda. Mis abrazos de amigo.

Víctor Mallada Bayón. escribió:

Isabel Moncayo escribió:Cuando entre las hojas tenue brisa
llegue, como acariciando los olores,
te besaré,
y de tus pupilas en mis ojos
el reflejo de las camelias.

Te amaré entre las flores.

Con la felicidad del agua como testigo
y el duelo de la espiga atardeciendo.
Un coro de cigarras solfearán sobre los chopos
mientras entrelazamos nuestras manos de velero.

Será al atardecer, seguramente
(por eso del romanticismo, ya me conoces)
y veremos juntos las libélulas
que beben del arroyo plateado y rojo.

Yo te diré ¿me quieres?
y tú, como siempre, te harás el loco,
frunciré mi ceño, como enojada,
y rodeando mi cintura con tus brazos,
me dirás: cada día te quiero más
y a cada rato, otro poco, otro poco.

Isabel,
Precioso este canto de amor y de algo más.
Es casi casi una ceremonia de desposorios, poniendo "la felicidad del agua por testigo".
Un gustazo leerlo.

Un abrazo,

Víctor

Juan Cruz Bordoy escribió:Me encantó tu poesía Isabel. Alegraste mi ventosa tarde, solo espero que la tuya esté llena de flores
Un abrazo y un beso,
Juan Cruz.

Miguel Iervolino escribió:Una delicia de versos para disfrutar. Mis felicitaciones.

lazaro Habana escribió:

Isabel Moncayo escribió:Cuando entre las hojas tenue brisa
llegue, como acariciando los olores,
te besaré,
y de tus pupilas en mis ojos
el reflejo de las camelias.

Te amaré entre las flores.

Con la felicidad del agua como testigo
y el duelo de la espiga atardeciendo.
Un coro de cigarras solfearán sobre los chopos
mientras entrelazamos nuestras manos de velero.

Será al atardecer, seguramente
(por eso del romanticismo, ya me conoces)
y veremos juntos las libélulas
que beben del arroyo plateado y rojo.

Yo te diré ¿me quieres?
y tú, como siempre, te harás el loco,
frunciré mi ceño, como enojada,
y rodeando mi cintura con tus brazos,
me dirás: cada día te quiero más
y a cada rato, otro poco, otro poco.

Se siente..la pasión bien contada en versos,
nos atrapa..

Muiy bueno Isabel


abrazos


lázaro

Isabel Moncayo escribió:Cuando entre las hojas tenue brisa
llegue, como acariciando los olores,
te besaré,
y de tus pupilas en mis ojos
el reflejo de las camelias.

Te amaré entre las flores.

Con la felicidad del agua como testigo
y el duelo de la espiga atardeciendo.
Un coro de cigarras solfearán sobre los chopos
mientras entrelazamos nuestras manos de velero.

Será al atardecer, seguramente
(por eso del romanticismo, ya me conoces)
y veremos juntos las libélulas
que beben del arroyo plateado y rojo.

Yo te diré ¿me quieres?
y tú, como siempre, te harás el loco,
frunciré mi ceño, como enojada,
y rodeando mi cintura con tus brazos,
me dirás: cada día te quiero más
y a cada rato, otro poco, otro poco.

Isabel Moncayo escribió:Cuando entre las hojas tenue brisa
llegue, como acariciando los olores,
te besaré,
y de tus pupilas en mis ojos
el reflejo de las camelias.

Te amaré entre las flores.

Con la felicidad del agua como testigo
y el duelo de la espiga atardeciendo.
Un coro de cigarras solfearán sobre los chopos
mientras entrelazamos nuestras manos de velero.

Será al atardecer, seguramente
(por eso del romanticismo, ya me conoces)
y veremos juntos las libélulas
que beben del arroyo plateado y rojo.

Yo te diré ¿me quieres?
y tú, como siempre, te harás el loco,
frunciré mi ceño, como enojada,
y rodeando mi cintura con tus brazos,
me dirás: cada día te quiero más
y a cada rato, otro poco, otro poco.