Las amistades rotas

[Ramón Carballal]

Pero a mi me llaman los hogares, la sed de las fuentes
con su navidad agria y la sombra inútil de los mediodías rojos.

¿están aquí los años de la evanescente criatura, rocío de humo,
en soportales que escondían mi miedo?

Así, de pronto el roce de un cuerpo como un candil o una noria.
Párpados que agitan sus elipses, el alcohol como una idolatría
bajo los puentes de la penumbra.

Creo que has contado muy bien la amistad rota solo por la vida.

Gracias, Marta, por tu visita y comentario. Un abrazo.

[E. R. Aristy]

Todos los almanaques son pequeños.

Yo espío mi herida, mi amistad roja
de niño sin mapas.

Un enigma, una esfera que no elige la virtud del tiempo.

Y detrás un sueño de artilugios
que abren sus alas y no lloran.

Sí, la amistad crece como una flor de nácar
y no hay en su oasis golondrinas ni archipiélagos
ni robots de labios azules ni cánticos de azabache
o muerte.

Juventud que fuiste plenilunio(era el surco la atmósfera
del viaje, nuestros pulgares como un sol, la luz y su terciopelo,
mis zapatillas de oro blanco, el hierro y su calígine
de río inmóvil).

Y después la ciudad como una gran colmena
donde cada piel enciende el abismo y recita la flor inacabada
de lo posible.

Ellos rompen la música y se acuestan con pájaros.

Pero a mi me llaman los hogares, la sed de las fuentes
con su navidad agria y la sombra inútil de los mediodías rojos.

¿están aquí los años de la evanescente criatura, rocío de humo,
en soportales que escondían mi miedo?

Así, de pronto el roce de un cuerpo como un candil o una noria.
Párpados que agitan sus elipses, el alcohol como una idolatría
bajo los puentes de la penumbra.

¿Qué edad, qué senectud entre lluvia y hemisferios,
adónde alcanza su marfil?

No he visto corazones abiertos, en tu verbo las amapolas
se agrietan para decir hoy o cuándo.

Sobre pisadas negras mi dolor.

Wow! Ramon, toda una cosmogonia propia, delineada, impecable y roja. Veo que el rojo es un simbolo que no falta en tu elevada poesia. Mi admiracion y respeto.

Abrazos,
ERA

[Abel Mata]

Me ha gustado mucho este poema, excelente, Ramón. Mi enhorabuena.

[Ramón Carballal]

Todos los almanaques son pequeños.

Yo espío mi herida, mi amistad roja
de niño sin mapas.

Un enigma, una esfera que no elige la virtud del tiempo.

Y detrás un sueño de artilugios
que abren sus alas y no lloran.

Sí, la amistad crece como una flor de nácar
y no hay en su oasis golondrinas ni archipiélagos
ni robots de labios azules ni cánticos de azabache
o muerte.

Juventud que fuiste plenilunio(era el surco la atmósfera
del viaje, nuestros pulgares como un sol, la luz y su terciopelo,
mis zapatillas de oro blanco, el hierro y su calígine
de río inmóvil).

Y después la ciudad como una gran colmena
donde cada piel enciende el abismo y recita la flor inacabada
de lo posible.

Ellos rompen la música y se acuestan con pájaros.

Pero a mi me llaman los hogares, la sed de las fuentes
con su navidad agria y la sombra inútil de los mediodías rojos.

¿están aquí los años de la evanescente criatura, rocío de humo,
en soportales que escondían mi miedo?

Así, de pronto el roce de un cuerpo como un candil o una noria.
Párpados que agitan sus elipses, el alcohol como una idolatría
bajo los puentes de la penumbra.

¿Qué edad, qué senectud entre lluvia y hemisferios,
adónde alcanza su marfil?

No he visto corazones abiertos, en tu verbo las amapolas
se agrietan para decir hoy o cuándo.

Sobre pisadas negras mi dolor.

Wow! Ramon, toda una cosmogonia propia, delineada, impecable y roja. Veo que el rojo es un simbolo que no falta en tu elevada poesia. Mi admiracion y respeto.

Abrazos,
ERA

Es verdad, el rojo es uno de mis colores favoritos. Gracias, Roxanne. Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Me ha gustado mucho este poema, excelente, Ramón. Mi enhorabuena.

Gracias, Abel, me alegra que te haya gustado el poema. Un abrazo.