Pilar Morte escribió:Me gustó el poema, sus reflexiones acertadas en unos versos hermosos
Abrazos
Pilar
Me alegra sobremanera que hayan sido de tu agrado estas letras, compañera.
Un abrazo
Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle
Pilar Morte escribió:Me gustó el poema, sus reflexiones acertadas en unos versos hermosos
Abrazos
Pilar
J. J. M. Ferreiro escribió:Todo un poemazo amigo Nesthor, de lo mejor que te he leído, y que leído últimamente en estos foros; unos versos de ritmo envolvente, con imágenes sugestivas de alto voltaje poético y que urgan en la desesperanza de estos tiempos de crisis total.
Todo un placer, querido amigo.
Nésthor Olalla escribió:Sentémonos aquí tranquilamente;
apuremos el licor que repare la fatiga
y hagamos que entendemos el desorden
de la oscurana hendidura
de esta inhóspita temperie.
El vasto dominio de la holgura ya ha pasado
y el dispendio de la llama pasajera
ya renegó de su prédica.
Nos ha cogido el frío desprevenidos,
sin reservas, al raso y sin asilo,
y del sol sólo nos llega una llama desabrida,
una cornea reticencia augurando pesadumbre,
que calienta con tibieza al mediodía
la costra de este lado de lo efímero,
como un dadivoso ungüento de pulsión evocativa,
temeroso a que un exceso de rigor
le haga malograr una caricia.
Un viento confiscatorio viene levantando polvo
y ha afilado sus aceros con destreza,
desnudando sin piedad las alamedas
y oxidando de penuria amarillenta,
plazas, sotos, avenidas y trincheras.
Se avistan ya de cerca días deformes
con síntomas de luto anticipado
y el aserto vertical de la inclemencia.
El gris vellón de los cielos,
anuncia la invasión de la carcoma,
y un fatal presentimiento
amenaza desamparo y soledad
como el triste despertar
de un amanecer sin madre.
La noche es un transeúnte vagabundo,
de impronta conspirativa,
que envuelto en su negro sayo,
ahora tiene casa propia
y ha usurpado sin rubor
un lindero reservado a la mañana,
obligando a prolongar un poco más
la lumínica escasez
del aura capital de las farolas.
La lluvia,
reafirmándose en su fe,
pule con tedioso afán el desértico clamor
del silencio adormecido de las calles,
depositando nostalgia en un vivero de ausencias
que se oculta tras la piel de las pupilas.
Desconozco donde quedó lo abundoso,
si por aquí sólo pasa el pregonero
para anunciar con premura
que acechan la crudeza del hollín y el desaliento,
esputando su perfidia por doquier,
y ensanchando con crueldad
el cerco vulnerable de la herida.
Algo nos queda aún despierto que se niega a claudicar
a este ingreso paulatino a la zozobra
a esta verdadera mística,
del contorno sin perfiles del enigma.
Apuremos el licor,
como alquimia continente de la linfa del letargo,
y hagamos que entendemos el desorden.
Sentémonos aquí,
tranquilamente.
Nésthor Olalla
Hallie Hernández Alfaro escribió:Siii, Nésthor!!! Adhiero completamente a lo que te refleja Ferreiro!
Fuerte, envolvente y hermoso por los cuatro costados.
Un abrazote con afecto.
Hallie
Nésthor Olalla escribió:Sentémonos aquí tranquilamente;
apuremos el licor que repare la fatiga
y hagamos que entendemos el desorden
de la oscurana hendidura
de esta inhóspita temperie.
El vasto dominio de la holgura ya ha pasado
y el dispendio de la llama pasajera
ya renegó de su prédica.
Nos ha cogido el frío desprevenidos,
sin reservas, al raso y sin asilo,
y del sol sólo nos llega una llama desabrida,
una cornea reticencia augurando pesadumbre,
que calienta con tibieza al mediodía
la costra de este lado de lo efímero,
como un dadivoso ungüento de pulsión evocativa,
temeroso a que un exceso de rigor
le haga malograr una caricia.
Un viento confiscatorio viene levantando polvo
y ha afilado sus aceros con destreza,
desnudando sin piedad las alamedas
y oxidando de penuria amarillenta,
plazas, sotos, avenidas y trincheras.
Se avistan ya de cerca días deformes
con síntomas de luto anticipado
y el aserto vertical de la inclemencia.
El gris vellón de los cielos,
anuncia la invasión de la carcoma,
y un fatal presentimiento
amenaza desamparo y soledad
como el triste despertar
de un amanecer sin madre.
La noche es un transeúnte vagabundo,
de impronta conspirativa,
que envuelto en su negro sayo,
ahora tiene casa propia
y ha usurpado sin rubor
un lindero reservado a la mañana,
obligando a prolongar un poco más
la lumínica escasez
del aura capital de las farolas.
La lluvia,
reafirmándose en su fe,
pule con tedioso afán el desértico clamor
del silencio adormecido de las calles,
depositando nostalgia en un vivero de ausencias
que se oculta tras la piel de las pupilas.
Desconozco donde quedó lo abundoso,
si por aquí sólo pasa el pregonero
para anunciar con premura
que acechan la crudeza del hollín y el desaliento,
esputando su perfidia por doquier,
y ensanchando con crueldad
el cerco vulnerable de la herida.
Algo nos queda aún despierto que se niega a claudicar
a este ingreso paulatino a la zozobra
a esta verdadera mística,
del contorno sin perfiles del enigma.
Apuremos el licor,
como alquimia continente de la linfa del letargo,
y hagamos que entendemos el desorden.
Sentémonos aquí,
tranquilamente.
Nésthor Olalla
José Manuel F. Febles escribió:Un trabajo poético, de inmejorable calidad, pleno de novedosas figuras que califican la calidad de cada poema. Un abrazo con mis más sinceras felicitaciones, amigo.
José Manuel F. Febles