Las edades del agua, II
Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle
- Lunamar Solano
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Re: Las edades del agua, II
Un gusto leerte querido amigo...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy
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Re: Las edades del agua, II
Rafel Calle escribió:En el útero duerme la memoria del agua
y la placenta nutre la raíz del pretérito,
la vagina dilata holocaustos ambiguos,
pesebres del misterio de una estirpe de paja
porque el nato confunde vivir, con un milagro.
Ay, que llora en la cuna la inanición del habla,
calostro demorado en un pezón del orbe,
le suplica a la sien cuando grita la entraña,
mientras busca la leche de un tránsito desnudo
y el nido es una cátedra de genes que mendigan el biberón del alba.
Y sigue por la estela del río de los llantos,
sin mar porque es el agua corriente que no cesa.
La historia es una fábula del niño que no crece;
la miel del horizonte termina en un prismático que amarga los sentidos
y el todo se reduce al agua por el agua, ostracismo temprano
de un elixir errante.
Si maldice la esencia, la química se nombra un verdugo de piedra,
en el charco la lluvia se ha resuelto potable y el tiempo se hace llama
de combustión traidora.
Herejía en el fuego y la fusión del agua.
Muy interesante y bello poema. Algunas palabras me han parecido claves para identificar "al niño que no crece". Las historias religiosas o la mitológicas jamás pueden ser estampas estáticas, hay que por fuerzas mayores. cuestionarlas. Me parece que es la gran diferencia entre la credulidad y la fe. Abrazos, ERA
- Begoña Egüen
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- Registrado: Sab, 02 Abr 2011 11:44
Re: Las edades del agua, II
Me ha encantado leer este impresionante poema, colmado de bellas metáforas, estimado amigo, Rafel. Felicidades.Rafel Calle escribió:En el útero duerme la memoria del agua
y la placenta nutre la raíz del pretérito,
la vagina dilata holocaustos ambiguos,
pesebres del misterio de una estirpe de paja
porque el nato confunde vivir, con un milagro.
Ay, que llora en la cuna la inanición del habla,
calostro demorado en un pezón del orbe,
le suplica a la sien cuando grita la entraña,
mientras busca la leche de un tránsito desnudo
y el nido es una cátedra de genes que mendigan el biberón del alba.
Y sigue por la estela del río de los llantos,
sin mar porque es el agua corriente que no cesa.
La historia es una fábula del niño que no crece;
la miel del horizonte termina en un prismático que amarga los sentidos
y el todo se reduce al agua por el agua, ostracismo temprano
de un elixir errante.
Si maldice la esencia, la química se nombra un verdugo de piedra,
en el charco la lluvia se ha resuelto potable y el tiempo se hace llama
de combustión traidora.
Herejía en el fuego y la fusión del agua.
Un abrazo.
BEGOÑA.