Editorial Alaire

J. J. M. Ferreiro escribió:Todo un frescor de lluvia de versos, una herencia de húmeda en la "capitulación".

Todo un placer mojarme en tus versos.

Bicos.

J.C. Hernández escribió:Versos con un costado frágil, como dice uno de ellos, quizás por eso tremendamente cercanos. Un verdadero placer y un total disfrute.
Un abrazo.

Hallie Hernández Alfaro escribió:Preciosa capitulación y un aire de belleza superlativa que mitiga el desamor en las veredas. Aubriel, sos una poeta desde siempre y ese siempre no corresponde a la edad cronológica, es un siempre que viene con el aguacero de los siglos digitando milagros, soñando y haciendo caminos...

Aplausos llenos de emoción, esa que se contagia cuando una se Ve en tus letras como dice Luna.

Un beso enorme, piba y avanti siempre!!!

Hallie

Aubriel Camila de la Prad escribió:Te dejo mi cansancio
la vulnerabilidad de mis horas en espera
mi stock de sueños inconclusos
que contienen alguna consonante de tu nombre.
Te dejo la mitad de la estrella
que alguna vez nos calcinó el cielo
mi fe de erratas
intentando salvar palabras rotas.
Te dejo mi paraguas
la parte más azul de mis lloviznas
el eco de los callejones
que suspiraban pasos.
Te dejo la almohada
el costado más frágil de mis versos
la margarita que nunca quiso desvestirse
para decirme si me amabas.
Eso:
Te dejo un nunca
dudoso
indefinido
deshilachado como un grito
y un punto
que se cae de la hoja
porque no quiere ser final
sino principio.
Te dejo mil preguntas
pero los signos de interrogación
me los reservo.
Te dejo finalmente
mi orgullo sin abrigo
una escalera de nubes en el patio
un sol despedazado
que pare incertidumbres.

Aubriel Camila de la Prad escribió:Te dejo mi cansancio
la vulnerabilidad de mis horas en espera
mi stock de sueños inconclusos
que contienen alguna consonante de tu nombre.
Te dejo la mitad de la estrella
que alguna vez nos calcinó el cielo
mi fe de erratas
intentando salvar palabras rotas.
Te dejo mi paraguas
la parte más azul de mis lloviznas
el eco de los callejones
que suspiraban pasos.
Te dejo la almohada
el costado más frágil de mis versos
la margarita que nunca quiso desvestirse
para decirme si me amabas.
Eso:
Te dejo un nunca
dudoso
indefinido
deshilachado como un grito
y un punto
que se cae de la hoja
porque no quiere ser final
sino principio.
Te dejo mil preguntas
pero los signos de interrogación
me los reservo.
Te dejo finalmente
mi orgullo sin abrigo
una escalera de nubes en el patio
un sol despedazado
que pare incertidumbres.

carmen iglesia escribió:Siempre escribes con una enorme dulzura... y eso me encanta. Y, ah, aprovecha ese oído que leí por ahí que tienes...

Un placer,

Carmen

Javier Cañas Belmar escribió:

Aubriel Camila de la Prad escribió:Te dejo mi cansancio
la vulnerabilidad de mis horas en espera
mi stock de sueños inconclusos
que contienen alguna consonante de tu nombre.
Te dejo la mitad de la estrella
que alguna vez nos calcinó el cielo
mi fe de erratas
intentando salvar palabras rotas.
Te dejo mi paraguas
la parte más azul de mis lloviznas
el eco de los callejones
que suspiraban pasos.
Te dejo la almohada
el costado más frágil de mis versos
la margarita que nunca quiso desvestirse
para decirme si me amabas.
Eso:
Te dejo un nunca
dudoso
indefinido
deshilachado como un grito
y un punto
que se cae de la hoja
porque no quiere ser final
sino principio.
Te dejo mil preguntas
pero los signos de interrogación
me los reservo.
Te dejo finalmente
mi orgullo sin abrigo
una escalera de nubes en el patio
un sol despedazado
que pare incertidumbres.

Un delicia de poema Aubri. ¿Qué decirte? Tus versos lo dicen todo. Con mi comentario te van a caer cinco puntas como cinco soles, jejeje.. Un fortísimo abrazo mi querida amiga. Ah! te quiero mucho!

javi

Fermín Lasarte escribió:

Aubriel Camila de la Prad escribió:Te dejo mi cansancio
la vulnerabilidad de mis horas en espera
mi stock de sueños inconclusos
que contienen alguna consonante de tu nombre.
Te dejo la mitad de la estrella
que alguna vez nos calcinó el cielo
mi fe de erratas
intentando salvar palabras rotas.
Te dejo mi paraguas
la parte más azul de mis lloviznas
el eco de los callejones
que suspiraban pasos.
Te dejo la almohada
el costado más frágil de mis versos
la margarita que nunca quiso desvestirse
para decirme si me amabas.
Eso:
Te dejo un nunca
dudoso
indefinido
deshilachado como un grito
y un punto
que se cae de la hoja
porque no quiere ser final
sino principio.
Te dejo mil preguntas
pero los signos de interrogación
me los reservo.
Te dejo finalmente
mi orgullo sin abrigo
una escalera de nubes en el patio
un sol despedazado
que pare incertidumbres.

Hermoso aubriel. Un poema muy tierno y delicado. En este caso me parece genial lo que has hecho con el ritmo, se lee de maravilla.
Te mando un abrazo grande!

Joan Port escribió:La vida te dejas en la palabra, amen a tu poesia, a tus pies un puerco.

Un gusto, abrazos.