Editorial Alaire

Hola Ignacio
Doloroso y bello, amigo mío. La muerte siempre estriste, en ocasiones, más.
Abrazos.
Mario.

Concha Verónica Vidal escribió:Ignacio, un abrazo,
Nada más... porque exactamente sé lo que se siente.
Concha.

Gracias Concha. Tienes razón, no hace falta más.

Un beso con cariño y mar.

Me ha gustado muchísimo. Siempre me han emocionado mucho los poemas que recuerdan el paso de seres queridos. Se notan escritos en un estado distinto al normal y a veces, como esta, alcanzan cotas de increíble emoción.
Un abrazo.

Ignacio Fajardo escribió:
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HABITACIÓN 319 (a mi padre)



Allí aprendí que nada existe
si no hay mirada o palabra.

Te llevaron un abril de las camillas
y no volviste más para quererme.

Se quedó toda tu vida en esa baba
tumoral, blanda y maldita,
abrazada a un bisturí fiero y cortante.

Luego el destierro de mis besos,
un silencio acusador, los ojos neutros,
y la espera simulada por tus verdes camisones.

Ya no estabas aquí y era tu cuerpo
lo que ungíamos celosos,
rituales, en los meses velatorio,
alfilerado y latentes.

Cuando se hizo el dolor
de la muerte verdadera, no lloré
por tu partida:
me rompí por la manera.



...

El dolor en estado puro, sin cursilerias.
Muy bueno el poema, pero ha tenido ( y tiene) que ser duro.

Adelante.

José

Me gustó tu poema, Ignacio. Es crudo, triste, pero real.

Concha Verónica Vidal escribió:Ignacio, un abrazo,
Nada más... porque exactamente sé lo que se siente.
Concha.

Gracias Concha por tu lectura y comentario. Si tienes la desgracia de saberlo, no hace falta que digamos una palabra más.

Un beso en el recuerdo.

Yo también sé lo que se siente, Ignacio, por eso también sé que no hay palabras.

Un beso grande que te llegue al corazón

Ana