Publicado: Vie, 17 Jul 2009 7:35
Dejó su traje y se vistió de agua,
el hielo en los poros, señalando otro lado,
y dijo adiós, cristalizando el sendero,
el silencio batido con las alas dormidas.
Dijo adiós, y lloró la ternura,
señalando el vacío, que rompió los espejos.
La estancia anudó los colores, extraña a otros rostros,
y el aire cruzó los cerrojos
tapando escaleras, el golpear del ruido.
Todavía gotea en la cal el sabor de su risa,
el verbo en la boca, legado de su palabra,
que nos habita cual daga dulce.
Aún la añoranza planea el horizonte,
-las raíces en cada reflexión-
mutando lo que viene ajeno,
haciendo permanente la savia,
y acero en la planta de los pies.
Porque la despedida no te descalza
ni abandona la llave del pasado,
que hace camino nuevo
dilatando el cordón umbilical.
…………………………………………………………………………………
No hay duda, querida amiga Pilar, ahora tus poemas mantienen unos mínimos de calidad.
Eso, colega, es muy importante. Desde allí, puedes seguir aumentando el nivel de tus obras mediante la búsqueda de un equilibrio tripartita: personalidad semántica, espacio rítmico y ruta fonológica.
Hay que tener muy en cuenta, Pilar, que la diferencia entre un trabajo bueno y un trabajo digno son, o pueden ser, detalles.
No te puedo decir que escribas buenas metáforas, porque por mucho que te empeñes no serás dueña de lo que suceda en el momento de la creación, pero sí que puedo sugerirte que trates de ser siempre fiel a ti misma, es decir, que conserves la personalidad semántica. Los símbolos, querida compañera, son tuyos, están ahí como están el resto de metáforas. Saldrán las imágenes porque naciste para alumbrarlas.
El espacio rítmico se opone frontalmente a la métrica, por lo menos a la métrica tradicional, pero, pero y pero, si no sabes métrica, no te puedes oponer a un asunto que desconoces.
En ese punto, pienso que has abandonado demasiado pronto la combinación polimétrica, así, el ritmo de tus poemas, en general, me parece mejorable.
En lo que yo llamo “ruta fonológica” es donde encuentro que tienes más margen para mejorar.
Se trata de conseguir una cadena de palabras que suenen de una forma particular entre sí, repartidas de una manera en la que no despunte, por lo menos a simple vista, ningún aditamento que la procura.
Diríase que por la naturalidad que conseguimos trabajando de una forma concreta, se aprecia naturalmente el resultado. El suceso poético es instantáneo, pero no es un suceso natural del habla común, sino que se circunscribe a una serie de premisas, luego, dotarlo de naturalidad es posible, por medio de los retoques posteriores.
Eso nos lleva a que espontaneidad y naturalidad, en poesía, no son la misma cosa. Hablaremos un día de estos de ese tema, lo estoy estudiando y en cuanto tenga algunas conclusiones te las comentaré.
Veamos aspectos relacionados con el tripartito mencionado: como regla general, gerundios, pocos y espaciados (salvo que sean un recurso claro y puntual).
Es aconsejable la tacañería con los artículos, preposiciones y, en general, con todas las partículas, eso te obliga a buscar expresiones, o sea, hay una voluntad innovadora.
La rima y las aliteraciones tienen que buscarse entre palabras que no suenen igual y, sin embargo, consigan una cadencia determinada.
Todo eso que te digo ahora, tiene por objetivo final restarle su importancia a la hora del acto creativo, es decir, tiene que llegar un momento en que la obra esté por encima de cualquier otro asunto.
Yo creo que, si quieres que se te reconozca lo que dices por encima de cómo lo dices, estás obligado a decir bastante.
En fin, es probable que consigas trascender el mensaje más allá de cualquier otra cuestión, esa habilidad está presente en la mayoría de tus obras, pero, a mi juicio, en cualquier caso, trabajar la técnica versal ayuda a que los poemas nazcan bajo unos mínimos indispensables, además, todo ello, acaba haciéndose por inercia.
Ha sido un placer leerte. Felicidades por la gran determinación que demuestras, el gran cariño que le profesas al poema y la curva ascendente que nos regala tu bella y talentosa voz.
Te mando un fuerte abrazo.
el hielo en los poros, señalando otro lado,
y dijo adiós, cristalizando el sendero,
el silencio batido con las alas dormidas.
Dijo adiós, y lloró la ternura,
señalando el vacío, que rompió los espejos.
La estancia anudó los colores, extraña a otros rostros,
y el aire cruzó los cerrojos
tapando escaleras, el golpear del ruido.
Todavía gotea en la cal el sabor de su risa,
el verbo en la boca, legado de su palabra,
que nos habita cual daga dulce.
Aún la añoranza planea el horizonte,
-las raíces en cada reflexión-
mutando lo que viene ajeno,
haciendo permanente la savia,
y acero en la planta de los pies.
Porque la despedida no te descalza
ni abandona la llave del pasado,
que hace camino nuevo
dilatando el cordón umbilical.
…………………………………………………………………………………
No hay duda, querida amiga Pilar, ahora tus poemas mantienen unos mínimos de calidad.
Eso, colega, es muy importante. Desde allí, puedes seguir aumentando el nivel de tus obras mediante la búsqueda de un equilibrio tripartita: personalidad semántica, espacio rítmico y ruta fonológica.
Hay que tener muy en cuenta, Pilar, que la diferencia entre un trabajo bueno y un trabajo digno son, o pueden ser, detalles.
No te puedo decir que escribas buenas metáforas, porque por mucho que te empeñes no serás dueña de lo que suceda en el momento de la creación, pero sí que puedo sugerirte que trates de ser siempre fiel a ti misma, es decir, que conserves la personalidad semántica. Los símbolos, querida compañera, son tuyos, están ahí como están el resto de metáforas. Saldrán las imágenes porque naciste para alumbrarlas.
El espacio rítmico se opone frontalmente a la métrica, por lo menos a la métrica tradicional, pero, pero y pero, si no sabes métrica, no te puedes oponer a un asunto que desconoces.
En ese punto, pienso que has abandonado demasiado pronto la combinación polimétrica, así, el ritmo de tus poemas, en general, me parece mejorable.
En lo que yo llamo “ruta fonológica” es donde encuentro que tienes más margen para mejorar.
Se trata de conseguir una cadena de palabras que suenen de una forma particular entre sí, repartidas de una manera en la que no despunte, por lo menos a simple vista, ningún aditamento que la procura.
Diríase que por la naturalidad que conseguimos trabajando de una forma concreta, se aprecia naturalmente el resultado. El suceso poético es instantáneo, pero no es un suceso natural del habla común, sino que se circunscribe a una serie de premisas, luego, dotarlo de naturalidad es posible, por medio de los retoques posteriores.
Eso nos lleva a que espontaneidad y naturalidad, en poesía, no son la misma cosa. Hablaremos un día de estos de ese tema, lo estoy estudiando y en cuanto tenga algunas conclusiones te las comentaré.
Veamos aspectos relacionados con el tripartito mencionado: como regla general, gerundios, pocos y espaciados (salvo que sean un recurso claro y puntual).
Es aconsejable la tacañería con los artículos, preposiciones y, en general, con todas las partículas, eso te obliga a buscar expresiones, o sea, hay una voluntad innovadora.
La rima y las aliteraciones tienen que buscarse entre palabras que no suenen igual y, sin embargo, consigan una cadencia determinada.
Todo eso que te digo ahora, tiene por objetivo final restarle su importancia a la hora del acto creativo, es decir, tiene que llegar un momento en que la obra esté por encima de cualquier otro asunto.
Yo creo que, si quieres que se te reconozca lo que dices por encima de cómo lo dices, estás obligado a decir bastante.
En fin, es probable que consigas trascender el mensaje más allá de cualquier otra cuestión, esa habilidad está presente en la mayoría de tus obras, pero, a mi juicio, en cualquier caso, trabajar la técnica versal ayuda a que los poemas nazcan bajo unos mínimos indispensables, además, todo ello, acaba haciéndose por inercia.
Ha sido un placer leerte. Felicidades por la gran determinación que demuestras, el gran cariño que le profesas al poema y la curva ascendente que nos regala tu bella y talentosa voz.
Te mando un fuerte abrazo.