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Aubriel Camila de la Prad escribió:
Alguien susurra mi nombre
cada noche
desde un país azul
sin fronteras definidas
ni accidentes geográficos memorables.
Conozco levemente el color de sus ojos.
A la hora en que todos descansan
las casas despiertan
bajan de los tejados sombras violáceas
golpean las ventanas.
Una madre canta la canción de cuna
que siempre quise oír
pero a destiempo.
Me alejo
haciendo crujir la palidez ocre
de todos los otoños de la Tierra.
Concibo poesías
para ahuyentas los miedos.
Pequeñas constelaciones interiores.
Cada noche
alguien susurra mi nombre
inútilmente.
Huyo por cornisas de papel.
La eternidad
nunca me alcanza.
Blanca Sandino escribió:Podría suscribirlo, y me hubiera gustado poder decirlo así, como lo dices tú.
Blanca
Concibo poesías
para ahuyentas los miedos.
Pequeñas constelaciones interiores.
Cada noche
alguien susurra mi nombre
inútilmente.
Huyo por cornisas de papel.
La eternidad
nunca me alcanza.
Bibiana de Febrero escribió:Este poema, es excepcional. Tiene todo el enigma que la poesía necesita para llegar a ser tal.
Qué más? Nada, porque ya sabés.
Un abrazo y feliz año nuevo.
claudieta cabanyal escribió:No sé pero esto de la poesía debe ser cosa de rubias.........jajaja
Rubia de mi corazón eres tan grande como la más grande.............
Te lo dice otra rubia, besos a miles,
Tristany Joan Gaspar escribió:Este poema es genial.
Parece tan frágil, parece un poema tan tierno que dan ganas de abrarlo, al poema.
eso de decir "conozco levemente el color de sus ojos" me ha subyugado de entrada y luego tantas invitaciones a dejarse llevar por tus versos.
me ha parecido genial Aubriel.
Un fuerte abrazo
Joan
Raúl Pozo Madrid escribió:Aubriel Camila de la Prad escribió: Alguien susurra mi nombre
cada noche
desde un país azul
sin fronteras definidas
ni accidentes geográficos memorables.
Conozco levemente el color de sus ojos.
A la hora en que todos descansan
las casas despiertan
bajan de los tejados sombras violáceas
golpean las ventanas.
Una madre canta la canción de cuna
que siempre quise oír
pero a destiempo.
Me alejo
haciendo crujir la palidez ocre
de todos los otoños de la Tierra.
Concibo poesías
para ahuyentas los miedos.
Pequeñas constelaciones interiores.
Cada noche
alguien susurra mi nombre
inútilmente.
Huyo por cornisas de papel.
La eternidad
nunca me alcanza.
Aubriel, has escrito un poema maravilloso, pero ya no me asombra viniendo de ti.
Me he sentido muy identificado con este relato.
Un abrazo guapa.
Pilar Morte escribió:Me gustaron tus versos. Un placer compartirlos
Un abrazo
Pilar
J. J. M. Ferreiro escribió:Bienvenida al foro amiga Aubriel, espero que te encuentres bien entre nosotros.
Tu poema deja un sabor final de cadencia suave, y luz muy tenue; se siente como si los versos nos tocaran apenas en un dulce despertar.
Un bico
Alonso de Molina escribió:destaco esta estrofa, realmente sugerente
Me alejo
haciendo crujir la palidez ocre
de todos los otoños de la Tierra [LEFT]un gusto querida poeta leerte[/LEFT][LEFT].[/LEFT]
Tristitia Marisol escribió:Aubriel Camila de la Prad escribió:
Alguien susurra mi nombre
cada noche
desde un país azul
sin fronteras definidas
ni accidentes geográficos memorables.
Conozco levemente el color de sus ojos.
A la hora en que todos descansan
las casas despiertan
bajan de los tejados sombras violáceas
golpean las ventanas.
Una madre canta la canción de cuna
que siempre quise oír
pero a destiempo.
Me alejo
haciendo crujir la palidez ocre
de todos los otoños de la Tierra.
Concibo poesías
para ahuyentas los miedos.
Pequeñas constelaciones interiores.
Cada noche
alguien susurra mi nombre
inútilmente.
Huyo por cornisas de papel.
La eternidad
nunca me alcanza.
Vaya creo que casi lo subrayo todo. Ese cierre me ha impresionado sobremanera, un poema que fluye, que se deja leer y termina por apoderarse de uno.
La metáfora de los poemas como "pequeñas constelaciones interiores" me ha fascinado. Hermoso poema. Un abrazo.
