Editorial Alaire

Ramón Carballal escribió:Hermoso y crepuscular poema. Esa herida que deja el paso del tiempo es dificil de curar, quizá los poemas sean su único bálsamo. Enhorabuena por tus versos. Un saludo cordial.

Aubriel Camila de la Prad escribió:" ... e incluso lo que muere sirve para que algo crezca".

Me dejan muy pensativa estos versos.

Oscar, un gusto reencontrarme con tus letras. Un gusto reencontrarte.

Besos y feliz año!

Ana Villalobos Carballo escribió: porque recordar es dolerse,
escarbar en las heridas del pasado.

***********************

Y soñar no dolía, ****************************Pasa el tiempo,
y parece que nunca ocurrió,
pero ocurrió.
Irremediablemente pasa el tiempo y mucho más rápido de lo que con frecuencia nos gustaría que pasará y no hay vuelta atrás.
Es el poema en sí mismo un discurrir del tiempo con extraordinaria calidez y serenidad. Hay versos que son auténticas sentencias de vida. Especialmente me han gustado los versos que destaco. Un placer leerte.

Un beso que te llegue al corazón

Ana

Hallie Hernández Alfaro escribió:Me ha gustado mucho tu trabajo, Óscar.

Bienllegado seas !

Hallie

Rafel Calle escribió:Bienvenido, amigo Óscar, esperemos que te sientas a gusto entre nosotros.
Será un placer interactuar contigo.
Recibe un cordial saludo.

María Descalza escribió:Y seguirá pasando el tiempo y tendremos la sensación de haberlo perdido dejándolo escapar, el tiempo es un "momentáneo parásito" o como lo llamo yo, se te puede pasar lento, rápido y ya no hay más, siempe nos quedaremos con los recuerdos, eso no nos lo quita nadie de ahí sabemos que existen cosas que no están en nuestras manos pero que un día las tuvimos.

Un saludo Óscar.

Óscar Bartolomé Poy escribió:In memoriam

Pasa el tiempo,
inexorable,
horadando nuestras vidas con su goteo de días,
haciéndonos más viejos y débiles,
fatigándonos,
combando nuestros huesos por el peso de los años,
llagando nuestra memoria de recuerdos,
unos alegres,
otros más tristes,
porque recordar es dolerse,
escarbar en las heridas del pasado.

Y recordamos que una vez fuimos niños.

Qué lejos quedan los campos vírgenes de la inocencia,
cuando la vida era un juego
y la vista se perdía en el horizonte
con su paleta de colores ocres y rojos,
tan nítidos, tan ubérrimos.

La noche era entonces una prolongación del día,
no una interrupción,
como ahora.

La luz se apagaba para volver a encenderse.
Y soñar no dolía,
porque no teníamos experiencia,
ni mala ni buena.

Despertar,
abrir los ojos al nuevo día,
contemplar los milagros de la creación
como si fueran una obra divina,
sentir la respiración de la Naturaleza
y el lenguaje mudo de la tierra
era entonces todo lo que necesitábamos
para ser felices.

Pero no se puede volver a vivir lo vivido.
Es irrepetible.

Pasa el tiempo,
y todo sigue en movimiento,
la vida se mueve,
incluso la hierba crece imperceptiblemente,
sin que lo notemos,
lentamente.

Nada se detiene en este universo,
sólo lo que muere,
e incluso lo que muere
sirve para que algo crezca.

Pasa el tiempo,
y parece que nunca exististe,
pero exististe.

Pasa el tiempo,
y parece que nunca ocurrió,
pero ocurrió.

Exististe y ocurrió que nos amamos.
Y eso no lo borrará el tiempo.



© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

F. Enrique escribió: Me sumerjo en la hondura en la que te sumerges para expresarnos tu dolor por el paso del tiempo, quizás no encuentre en este poema la firmeza de los últimos que te he leído pero tiene muy buenos momentos y transmite con muy buenas sensaciones la idea principal que lo inspira.
abrir los ojos al nuevo día,
contemplar los milagros de la creación
como si fueran una obra divina,
sentir la respiración de la Naturaleza
y el lenguaje mudo de la tierra

Un abrazo.

Miguel Angel Fernández Lu escribió:

Óscar Bartolomé Poy escribió:In memoriam

Pasa el tiempo,
inexorable,
horadando nuestras vidas con su goteo de días,
haciéndonos más viejos y débiles,
fatigándonos,
combando nuestros huesos por el peso de los años,
llagando nuestra memoria de recuerdos,
unos alegres,
otros más tristes,
porque recordar es dolerse,
escarbar en las heridas del pasado.

Y recordamos que una vez fuimos niños.

Qué lejos quedan los campos vírgenes de la inocencia,
cuando la vida era un juego
y la vista se perdía en el horizonte
con su paleta de colores ocres y rojos,
tan nítidos, tan ubérrimos.

La noche era entonces una prolongación del día,
no una interrupción,
como ahora.

La luz se apagaba para volver a encenderse.
Y soñar no dolía,
porque no teníamos experiencia,
ni mala ni buena.

Despertar,
abrir los ojos al nuevo día,
contemplar los milagros de la creación
como si fueran una obra divina,
sentir la respiración de la Naturaleza
y el lenguaje mudo de la tierra
era entonces todo lo que necesitábamos
para ser felices.

Pero no se puede volver a vivir lo vivido.
Es irrepetible.

Pasa el tiempo,
y todo sigue en movimiento,
la vida se mueve,
incluso la hierba crece imperceptiblemente,
sin que lo notemos,
lentamente.

Nada se detiene en este universo,
sólo lo que muere,
e incluso lo que muere
sirve para que algo crezca.

Pasa el tiempo,
y parece que nunca exististe,
pero exististe.

Pasa el tiempo,
y parece que nunca ocurrió,
pero ocurrió.

Exististe y ocurrió que nos amamos.
Y eso no lo borrará el tiempo.



© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.

En efecto, amigo Óscar:

Pasa el tiempo inexorable como bien dices pero queda la buena poesía y el registro de lo sucedido a lo largo del tiempo como algo imborrable, por ejemplo ese amor al que te refieres.
Fue un placer esta lectura.

Un abrazo.

Miguel Angel.