Publicado: Jue, 11 Dic 2008 16:25
Rolando del Pozo escribió:Un gran gusto pasar por tus letras. Saludos cordiales.
Muchas gracias Rolando, me alegra verte por estos versos, fue un placer encontrarte en el chat

Un abrazo
Sara
Foro poético-literario, revista y tienda de libros de la Editorial Alaire. Poemas de todo tipo, relatos cortos, ensayos. Debates, discusiones y todo tipo de estudios sobre temas relacionados con el ámbito literario. Convocatorias de concursos de poesía.
https://foro.editorialalaire.es/
Rolando del Pozo escribió:Un gran gusto pasar por tus letras. Saludos cordiales.
Valentin Martin escribió:Te leo, te vuelvo a leer y cada vez estoy más convencido: me debes un viaje alrededor del mundo que nunca se realizará, pero yo me he puesto ya en camino...
Un beso de cuñado.
Luis Oroz escribió:
He abierto tres puertas sin cerrojos al hermoso delito de la vida
y camino con la lengua en vigilia, amordazada al pan,
en la ruta gastada de la edad que tiernamente suma.
Un poema, Sara, que atraviesa la senda de la generosidad.
Me reconozco en él, veo ese dolor concienzudamente oculto, esa actitud vital ante las vidas.
Los hijos son un regalo que siempre nos da un poco de miedo abrir, una esperanza en si mismos, un espejo futuro en que mirarnos.
Siempre un placer percibir tu personalidad a través de la poesía.
Un abrazo, ya casi en Mallorca.
Luis Oroz.
Ricardo Serna G escribió:S.Castelar,
Sencillamente maravilloso poema...
Calidad extraordinaria... te felicito
Un beso fuerte, querida amiga
Ramón Carballal escribió:Extraordinario, Sara, como siempre. El poema tiene belleza, profundidad y está magistralmente escrito. Un abrazo.
Sara Castelar Lorca escribió:
Lega a sus hijos
una madre que sueña
que baila
que sonríe.
Una madre que llora
y ama.
Una madre sin dinero
que no zurce calcetines.
Una madre que escribe poemas
en una lengua que no entienden.
Maram al Masri
Lego la exactitud de lo imperfecto a todos mis apéndices,
el brazo acribillado con que escribo sobre la podredumbre,
sobre el devaluado precio del insomnio y sus caderas mustias,
quizás sobre la nada y su infinito acervo,
quizás el corazón.
He abierto tres puertas sin cerrojos al hermoso delito de la vida
y camino con la lengua en vigilia, amordazada al pan,
en la ruta gastada de la edad que tiernamente suma.
Lego la esclavitud del llanto, esa dote perpetua de las hembras
que heredé de mi madre,
y unos dedos de aguja con los que zurzo lágrimas
cada vez que en el pecho se rasga la tristeza.
Todos los diccionarios fracasan en sus ojos
en su pequeño amanecer de olivos
en los desordenados labios que sonríen para no delatarse.
Ni una sola palabra podría soportar tanta justicia.
Sólo puedo volver la voz al barro y esperar el silencio,
yo lego mis hijos al poema.
J. J. M. Ferreiro escribió:S.Castelar escribió:
Lega a sus hijos
una madre que sueña
que baila
que sonríe.
Una madre que llora
y ama.
Una madre sin dinero
que no zurce calcetines.
Una madre que escribe poemas
en una lengua que no entienden.
Maram al Masri
Lego la exactitud de lo imperfecto a todos mis apéndices,
el brazo acribillado con que escribo sobre la podredumbre,
sobre el devaluado precio del insomnio y sus caderas mustias,
quizás sobre la nada y su infinito acervo,
quizás el corazón.
He abierto tres puertas sin cerrojos al hermoso delito de la vida
y camino con la lengua en vigilia, amordazada al pan,
en la ruta gastada de la edad que tiernamente suma.
Lego la esclavitud del llanto, esa dote perpetua de las hembras
que heredé de mi madre,
y unos dedos de aguja con los que zurzo lágrimas
cada vez que en el pecho se rasga la tristeza.
Todos los diccionarios fracasan en sus ojos
en su pequeño amanecer de olivos
en los desordenados labios que sonríen para no delatarse.
Ni una sola palabra podría soportar tanta justicia.
Sólo puedo volver la voz al barro y esperar el silencio,
yo lego mis hijos al poema.
Creo que es la primera vez que te leo utilizando este verso largo, que aunque parezca libre, no le es, está siempre cuidadosamente estudiado, utilizando hemistiquios que muchas veces llegan a englobar dos endecasílabos. Me gusta mucho este tipo de versificación, creo que eliminan encabalgamientos innecesarios y le da una definición más rotunda al verso, ajustando y basando en él la ídea poética.
Te ha salido un poema poderoso y definitivo: Una obra de gran altura lírica.
¡Esto está que arde! ¡Más madera!
Un biquiño
Blanca Sandino escribió:He abierto tres puertas sin cerrojos al hermoso delito de la vida
y camino con la lengua en vigilia, amordazada al pan,
en la ruta gastada de la edad que tiernamente suma.
Cruzo los dedos para que hoy o mañana, o dentro de cien años, te lea alguna 'feminista' (y lo entrecomillo porque hay feministas y 'feministas'), con un poco de suerte, quizá desde la perspectiva de esos tres versos entiendan, por fin, lo poco que una mujer tiene en común con ésa cuyo máximo objetivo en la vida es parecerse, cuando más mejor, a un hombre.
El resto del poema es magnífico. Aplausos.
Blanca
Julio González Alonso escribió:Sara, mis felicitaciones por los afortunados versos de hoy; siempre, en tu voz personalísima, nos alcanza el eco de sentimientos pronunciados con imágenes hermosas, metáforas acertadísimas y oportunas. Un buen legado.
Salud.
Óscar Distéfano escribió:Salgo reconfortado de tus versos. Hay poesía
sin afectación en tus letras. Se siente la voz de "adentro".
Mis aplausos, Sara.
Un saludo afectuoso.
Óscar
Sara Castelar Lorca escribió:
Lega a sus hijos
una madre que sueña
que baila
que sonríe.
Una madre que llora
y ama.
Una madre sin dinero
que no zurce calcetines.
Una madre que escribe poemas
en una lengua que no entienden.
Maram al Masri
Lego la exactitud de lo imperfecto a todos mis apéndices,
el brazo acribillado con que escribo sobre la podredumbre,
sobre el devaluado precio del insomnio y sus caderas mustias,
quizás sobre la nada y su infinito acervo,
quizás el corazón.
He abierto tres puertas sin cerrojos al hermoso delito de la vida
y camino con la lengua en vigilia, amordazada al pan,
en la ruta gastada de la edad que tiernamente suma.
Lego la esclavitud del llanto, esa dote perpetua de las hembras
que heredé de mi madre,
y unos dedos de aguja con los que zurzo lágrimas
cada vez que en el pecho se rasga la tristeza.
Todos los diccionarios fracasan en sus ojos
en su pequeño amanecer de olivos
en los desordenados labios que sonríen para no delatarse.
Ni una sola palabra podría soportar tanta justicia.
Sólo puedo volver la voz al barro y esperar el silencio,
yo lego mis hijos al poema.