El dolor

[Ramón Carballal]

Un gran poema, enormemente hermoso pese al tema, sobre la génesis y la idea del dolor. Mi felicitación.

Un fuerte abrazo, tocayo.

Gracias, tocayo, por tus amables palabras. Un abrazo grande.

[Ramón Carballal]

Magnífica está definición del dolor, Ramón:

Un poema para sentir y reflexionar despacio.

Felicidades
Un abrazo
Ana

Gracias, Ana, por tu generosidad. Un fuerte abrazo.

[Hallie Hernández Alfaro]

El dolor hecho poesía; tangible casi la esencia del título, nos devora por dentro. Hemos vivido, hemos transitado por ese viaje testimonial de cortisol y piedras filosas...

Es bueno saltar del sillón cuando te leemos, querido amigo y poeta.
Besos y felicidad.

[Julio Gonzalez Alonso]

Excelente exploración del dolor, profunda incursión y mejores versos para expresar su realidad. Siempre rayando a gran altura. Felicidades, Ramón.

[Alonso Vicent]

Un poema que nace en el dolor y transmite, porque el dolor se lleva por dentro y nos incumbe aunque al final también sea olvido.
Excelente poema, compañero, que agradecen estos huesos desgastados.
Un abrazo.

[Ramón Carballal]

El dolor hecho poesía; tangible casi la esencia del título, nos devora por dentro. Hemos vivido, hemos transitado por ese viaje testimonial de corticol y piedras filosas...

Es bueno saltar del sillón cuando te leemos, querido amigo y poeta.
Besos y felicidad.

Gracias, Hallie, por leer y por las palabras que dejas. Un beso, amiga.

[Ramón Carballal]

Excelente exploración del dolor, profunda incursión y mejores versos para expresar su realidad. Siempre rayando a gran altura. Felicidades, Ramón.

Gracias, Julio, por leer y por el generoso comentario. Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Un poema que nace en el dolor y transmite, porque el dolor se lleva por dentro y nos incumbe aunque al final también sea olvido.
Excelente poema, compañero, que agradecen estos huesos desgastados.
Un abrazo.

Gracias, Alonso, por tu lectura y las amables palabras que dedicas al poema. Un abrazo.

[Armilo Brotón]

Creo que hablas, estimado amigo, con tan buenos versos, del dolor existencial que desde Kierkegaard y Nietzsche se ha explorado en filosofía. Tú, desde la poesía, nos invitas a una reflexión, haciendo de su dureza algo más amable pero igual de real.
Un abrazote Ramón

[Ramón Carballal]

Creo que hablas, estimado amigo, con tan buenos versos, del dolor existencial que desde Kierkegaard y Nietzsche se ha explorado en filosofía. Tú, desde la poesía, nos invitas a una reflexión, haciendo de su dureza algo más amable pero igual de real.
Un abrazote Ramón

Gracias, Armilo. Un abrazo.

[Hallie Hernández Alfaro]

El dolor no grita, al contrario de lo pensable,
no está en el aullido, ni en la queja,
ni en el rictus que camufla la tez en lívida sombra.

El dolor es semilla que crece en el hondo pozo del silencio,
fertiliza y de su raíz nace la rosa de la desesperación.

El dolor nunca naufraga, flota en la hiel de los párpados
y llama a la lágrima con su canto de sirena,
escoge al albur el recipiente de la desgracia,
sin preferir edad, solo un gusto a sangre arcana
-porque es secular, eterna su sombra
en el tránsito infinito de los siglos-
le pierde, allí encuentra el reconocimiento a su valía;
pero no desdeña el caudal de la sangre joven,
en su torrente la desesperanza,
el fulgor de su poder convierte el azul del día en rojo carbón,
la alegría en ceniza, el jolgorio alegre del existir en nube espesa
que derrama su flujo hiriente por los intersticios de la piel.

En la hondura del corazón, en las ramas de un árbol ya no fructífero,
comido por el hongo del silencio, desaparecida en él la flor vital,
languidece su savia bajo la penumbra que carcome la luz de la esperanza.

Así el dolor convierte en sinrazón el meteoro febril de la vida,
el río se oscurece con tizne amargo, y clama el espíritu
por un oasis de aguas vírgenes; y se niega el filo de su puñal
con el orgullo del hombre, su derecho a ser hoja
que se desliza por la corriente, sin penar, sin el alfanje
candente hiriendo las vísceras, sin la noche en el alma
ni el fuego interior quemando la luna de la felicidad,
sin ignorar que no es eterno este rumor pasivo de las frondas
en la quietud de la tarde, ni la sal del mar o el aroma del fruto
maduro o la luz fraternal o la belleza que obnubila.

El dolor puede durar más allá de los pasos que en los días vividos
se dan tras la dura verdad de los espejos
donde solo después de haber estado ante su evidencia
se descubre el destino que le dará sentido a todo
lo que, cuando te vayas del mundo, será, únicamente, historia.

Momentos de la Poesía en Alaire 2025.

Inmenso poema, querido amigo.
Gracias por ser y estar.

[Ara López]

Ramón, hay dolores de dolores pero, del que nos hablas es del que hace replantear la vida, inclusive me atrevería a decir que nos hace pensar si seguir.

Muy fuerte pero lo amé.

Un gran abrazo.

[Marisa Peral]

Dije que volvería a este poema extraordinario y con tanto ir y volver, intervención, revisiones y algún tiempo de descanso, aquí estoy.
Voy a destacar los dolores con los que me identifico sin menospreciar los demás.

El dolor no grita, al contrario de lo pensable,
no está en el aullido, ni en la queja,
ni en el rictus que camufla la tez en lívida sombra.

El dolor es semilla que crece en el hondo pozo del silencio,
fertiliza y de su raíz nace la rosa de la desesperación.

El dolor nunca naufraga, flota en la hiel de los párpados
y llama a la lágrima con su canto de sirena,
escoge al albur el recipiente de la desgracia,
sin preferir edad, solo un gusto a sangre arcana
-porque es secular, eterna su sombra
en el tránsito infinito de los siglos-
le pierde, allí encuentra el reconocimiento a su valía;
pero no desdeña el caudal de la sangre joven,
en su torrente la desesperanza,
el fulgor de su poder convierte el azul del día en rojo carbón,
la alegría en ceniza, el jolgorio alegre del existir en nube espesa
que derrama su flujo hiriente por los intersticios de la piel.

En la hondura del corazón, en las ramas de un árbol ya no fructífero,
comido por el hongo del silencio, desaparecida en él la flor vital,
languidece su savia bajo la penumbra que carcome la luz de la esperanza.

Así el dolor convierte en sinrazón el meteoro febril de la vida,
el río se oscurece con tizne amargo, y clama el espíritu
por un oasis de aguas vírgenes; y se niega el filo de su puñal
con el orgullo del hombre, su derecho a ser hoja
que se desliza por la corriente, sin penar, sin el alfanje
candente hiriendo las vísceras, sin la noche en el alma
ni el fuego interior quemando la luna de la felicidad,
sin ignorar que no es eterno este rumor pasivo de las frondas
en la quietud de la tarde, ni la sal del mar o el aroma del fruto
maduro o la luz fraternal o la belleza que obnubila.

El dolor puede durar más allá de los pasos que en los días vividos
se dan tras la dura verdad de los espejos
donde solo después de haber estado ante su evidencia
se descubre el destino que le dará sentido a todo
lo que, cuando te vayas del mundo, será, únicamente, historia.

Seguramente otro día destacaría otros dolores porque todos hieren.
Enhorabuena por esta obra magna y un bico.

[F. Enrique]

Nunca decepcionas, Ramón, es algo muy difícil. Baja algo con respecto a los poemas que te he leído hoy, pero esos eran terriblemente buenos.

Un abrazo.

[Julio Bonal]

Diría Kirkegaard que cuando alcanzamos (o nos alcanza) la rosa de la desesperación, es cuando estamos capacitados oara dar el salto, se supone que a la verdad que nos salvara. Para Schopenhauer lo que nos salvaría fuera algo así como esos momentos de transcendalidad (traicionándolo un poco) que nos procura el arte o lo literario. Es este un espléndido poema que, para quien entra a ramalazos en el foro como yo, agradezco a Hallie el haber recuperado. Se me escapa mucho de lo mejor de Alaire. Ando en modo peregrinaje desde hace tiempo.

Una abraçada.