Editorial Alaire

Armilo Brotón escribió: ↑Lun, 16 Dic 2024 21:10 ¡Qué intensa emoción me ha creado este bello poema Alonso!
Me has trasladado a Orihuela con mi padre. Ese botijo de barro, la bota de vino y la fiambrera eran parte de nuestra vida en el campo. Lo dejábamos bajo un pino mientras acompañaba a mi papá labrando con una mula y un arado romano.
¡Cómo pasa el tiempo amigo!
Un abrazo haste ese, mi otro con tu permiso, monasterio.
Bendiciones

Ayyyy, la bota de vino. Cuánto tiempo sin empinarla. La fiambrera sigue acompañándonos aunque de vez en cuando, cada vez más, tiramos más de menú de carretera.
Cambian los tiempos, pero en este convento no olvidamos, je, je.
Un abrazote, Armilio, después de los maitines con "barrejat", unos callos con garbanzos y un carajillo de mediodía.

Alonso Vicent escribió: ↑Mié, 18 Dic 2024 16:46 Ayyyy, la bota de vino. Cuánto tiempo sin empinarla. La fiambrera sigue acompañándonos aunque de vez en cuando, cada vez más, tiramos más de menú de carretera.
Cambian los tiempos, pero en este convento no olvidamos, je, je.
Un abrazote, Armilio, después de los maitines con "barrejat", unos callos con garbanzos y un carajillo de mediodía.

Estimado Alonso, tú sabes que en el Corumelo somos estrictos con la sintaxis. Si en lugar de coma pones punto, como has hecho en la oración resaltada, los compañeras/os del foro, malpensadillos, pudiran entender lo que estamos seguros de que es, siendo tú una persona robusta, fornida, cumplidora con los deberes conyugales, santa y bien alimentada.
Un abrazote

Precioso romance muy bien traido, llevado y terminado. Mi experiencia con el botijo es nula o casi nula. Además todo lo que tenga que ver con distancia, pulso y puntería nunca se me ha dado bien. Me pasaba lo mismo con la bota, el porrón o escanciar sidra. En los dos primeros casos se me iba el líquido a la pechera, y con la sidra sobre el suelo cubierto de serrín, aquí el calzado y los bajos del pantalón eran mis víctimas. El botijo solo me acuerdo de utilizarlo una vez, cuando mi padre y yo limpiábamos a principios de julio, un pequeño huerto, que no visitábamos en todo el año. Así que cuando llegaba julio cogíamos la fesoria y empezábamos, él a limpiar por un lado y yo por otro, y luego a dar vuelta a la tierra. Había maleza del tamaño de un árbol casi. Creo que al segundo año, cambiamos el botijo por unas latas de cerveza, puesta a la sombra y sumergidas en un balde con agua fría. Mi padre dijo que el agua para las ranas y los peces.

Un abrazo.

Estimado Alonso, qué alegría leer este graciosïsimo y divertido poema. Yo, además de mediocre poeta soy aficionado a la alfarería y la cerámica, y adoro este mundo tan nuestro, muy rico en Levante y en general toda España.
Un fuerte abrazo y enhorabuena!

Ay

Qué romance más bonito y entrañable. He bebido del botijo. A veces bien, a veces calándome. Tengo que practicar...

Te felicito por este poema tan simpático, Alonso...

Un beso grande
Ana

Concha Vidal escribió: ↑Mar, 17 Dic 2024 11:53 Esto sólo se le ocurre a alguien que vive entre naranjos y es mediterráneo.
Genial...¡¡ ni te imaginas la tiricia que me da el botijo por Dios¡¡¡

Abrazos mediterráneos. El domingo de ruta en Jesús Pobre.

Buena ruta por esos montes alicantinos con el Mongó de centro... pero no te lleves un botijo, que pesa mucho; mejor la botella de agua o la cantimplora, je, je.
Un enorme abrazo por estas fechas y por "cualquieras", Concha, y el botijo para la decoración.

Ana García escribió: ↑Mar, 17 Dic 2024 19:31 Hace mil años que no bebo del botijo. A buen seguro que me calo. Es menester la vuelta a la práctica. Si es que en mi mini-casa no cabe tal prenda.
Desde que vendimos la casa del pueblo no tenemos estas buenas costumbres. Menos mal que tu poema refresca.
Me hiciste reír.
Un abrazo.

Je, je, en esta vieja casa cada vez hay más botijos (nos los traen por falta de espacio los amigos), algunos hasta los hemos pintado y camuflado entre las macetas.
Me alegra siempre que las sonrisas sigan formando parte de nuestras vidas y que la risa nos ataque aunque sea por sorpresa.
Un abrazote, Ana, con brindis.

Te ha salido un poema hermoso y muy divertido, amigo Alonso.
Aprovecho para felicitarte por el nuevo Año, que llegue cargado de salud y alegría, compañero.
Un fuerte abrazo.

Alonso Vicent escribió: ↑Dom, 15 Dic 2024 12:48 EL BOTIJO
No sé si ustedes
conocen el botijo;
para los que no lo sepan
yo se lo explico.

El botijo es cual vasija,
es de barro y barrigudo,
con un asa y dos pitones,
uno gordo y otro enjuto.
Para calmarnos la sed
es un recipiente único,
refresca el agua que alberga,
se comparte el usufructo.
Cuando aprietan las calores
tenerlo a mano es un lujo.
Para beber no hay problema
cuando le coges el truco:
levantar, empinar codo
y apuntar pitón enjuto
al redondel de la boca
abierta para este asunto.
Si se mojan la pechera
es que no entrenaron mucho.
Aunque estemos en invierno,
creo el romance oportuno.

Anímense este verano,
ahorren y compren uno;
para calmarnos la sed,
para aliviar el reflujo,
como el botijo de barro
no busquen que no hay ninguno.
https://i0.wp.com/efe.com/wp-content/up ... 1278&ssl=1

Es un poema encantador, Alonso, me alegra encontrarlo hoy. Salud y Vida, amigo poeta.

Julio Gonzalez Alonso escribió: ↑Mar, 17 Dic 2024 21:35 Impagable este utensilio, sencillo y eficaz. Ahora, junto a un par de porrones, descansa como cosa ornamental y para asombro de futuros nietos en su repisa, pero en mi infancia no dejó de ser muy útil, sobre todo en aquellos días de trilla al sol de los meses de agosto. Muy agradecido por el romance, estrofa que le va muy bien al botijo. Salud.

Muchas gracias, Julio, por formar parte de esos recuerdos tan refrescantes.
Hasta no hace mucho aún nos acompañaban en las tareas del campo. Ahora forman parte de la decoración del patio.
Un abrazo... y no digo yo que no vuelva a comprarme uno, nuevo y a estrenar.
Feliz año compañero.

Armilo Brotón escribió: ↑Mié, 18 Dic 2024 16:55
Alonso Vicent escribió: ↑Mié, 18 Dic 2024 16:46 Ayyyy, la bota de vino. Cuánto tiempo sin empinarla. La fiambrera sigue acompañándonos aunque de vez en cuando, cada vez más, tiramos más de menú de carretera.
Cambian los tiempos, pero en este convento no olvidamos, je, je.
Un abrazote, Armilio, después de los maitines con "barrejat", unos callos con garbanzos y un carajillo de mediodía.
Estimado Alonso, tú sabes que en el Corumelo somos estrictos con la sintaxis. Si en lugar de coma pones punto, como has hecho en la oración resaltada, los compañeras/os del foro, malpensadillos, pudiran entender lo que estamos seguros de que es, siendo tú una persona robusta, fornida, cumplidora con los deberes conyugales, santa y bien alimentada.
Un abrazote

Ja, ja, ja... No hay que ser tan estrictos en la sintaxis, ni en las formas, ni en las maneras; los terciarios capuchinos nos enseñaron a "laissez faire laissez passer", y a guardarse el caramelo para las ocasiones, je, je.
Me gustó tu comentario, me sacó más de una sonrisa varios días seguidos; pero andaba perdido entre faenas del campo y algún polvete semanal y no pude llegar hasta hoy.
Qué bueno empinar el porrón, el botijo o lo que se tercie.
Lo de robusto te lo has inventado; si soy el más flaco de la cuadrilla, je, je, je.
Muy feliz año, Armilio, y un abrazote para todos los monjes, frailes y amantes de la cofradía... de camino al tajo (el campo).

Ramón Castro Méndez escribió: ↑Mié, 18 Dic 2024 17:56 Precioso romance muy bien traido, llevado y terminado. Mi experiencia con el botijo es nula o casi nula. Además todo lo que tenga que ver con distancia, pulso y puntería nunca se me ha dado bien. Me pasaba lo mismo con la bota, el porrón o escanciar sidra. En los dos primeros casos se me iba el líquido a la pechera, y con la sidra sobre el suelo cubierto de serrín, aquí el calzado y los bajos del pantalón eran mis víctimas. El botijo solo me acuerdo de utilizarlo una vez, cuando mi padre y yo limpiábamos a principios de julio, un pequeño huerto, que no visitábamos en todo el año. Así que cuando llegaba julio cogíamos la fesoria y empezábamos, él a limpiar por un lado y yo por otro, y luego a dar vuelta a la tierra. Había maleza del tamaño de un árbol casi. Creo que al segundo año, cambiamos el botijo por unas latas de cerveza, puesta a la sombra y sumergidas en un balde con agua fría. Mi padre dijo que el agua para las ranas y los peces.

Un abrazo.

No solo de agua se refresca el hombre, pero algo de h2o hay que echarle al cuerpo entre vinillo y cerveza, je, je; aún así le doy la razón a tu padre.
Por aquí sigo usando la azada para nivelar o quitar hierbas, aunque la desbrozadora Kawasaki me libra de muchas horas de trabajo. Son otros tiempos y hay que modernizarse.
Me llegó esa complicidad entre padre e hijo y me encanta, pero recuerdo que cuando era niño no me gustaba tanto. Qué buenos ahora aquellos recuerdos.
Un abrazo, Ramón, y una cervecita, que los botijos de casa ya solo sirven de adorno.

Pascual Pérez escribió: ↑Mié, 25 Dic 2024 0:32 Estimado Alonso, qué alegría leer este graciosïsimo y divertido poema. Yo, además de mediocre poeta soy aficionado a la alfarería y la cerámica, y adoro este mundo tan nuestro, muy rico en Levante y en general toda España.
Un fuerte abrazo y enhorabuena!

Qué buena afición la alfarería, artesanía pura y un mundo de barro entre las manos para modelarlo. Me trae muy buenos recuerdos tu comentario, pero eso ya sería otra historia que no cabe en un poema.
Lo de mediocre poeta lo dirás tú, yo no estoy de acuerdo.
Un abrazo, Pascual, de uno que tuvo de niño una niñera (o algo parecido), una tal "Rosario la caçolera". Le debo un gran relato.

Ana Muela Sopeña escribió: ↑Mié, 25 Dic 2024 12:10 Ay

Qué romance más bonito y entrañable. He bebido del botijo. A veces bien, a veces calándome. Tengo que practicar...

Te felicito por este poema tan simpático, Alonso...

Un beso grande
Ana

Es cuestión de práctica. Nosotros ahora, en el campo, vevemos de una garrafa y "al gallet" que es mucho peor que de un botijo porque tiene la boca más ancha; hay que apuntar mejor o te calas hasta los huesos, je, je, o los calzoncillos.
Me gustó que te gustara. Ana. Un gran abrazo.

Rafel Calle escribió: ↑Sab, 28 Dic 2024 18:10 Te ha salido un poema hermoso y muy divertido, amigo Alonso.
Aprovecho para felicitarte por el nuevo Año, que llegue cargado de salud y alegría, compañero.
Un fuerte abrazo.

Muchas gracias, Rafael. Es lo que tiene ser de campo a estas edades, y el humor que no falte ni a pleno sol.
Feliz año, y feliz día de Reyes... porque supongo que te habrás portado bien, je, je.

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