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Cuando la copa que alberga el amor se rompe en mil trozos no se hace posible recomponerla.
Escribes divinamente. Cada día mejor.
Enhorabuena
Un beso grande
Ana
Re: Cristales rotos
Publicado: Sab, 16 Dic 2023 8:16
por Alejandro Costa
Marisa Peral escribió: ↑Mar, 12 Dic 2023 20:00
Excelente poema, Alejandro, brillante de principio a fin y creo que estoy ante uno de tus mejores poemas.
Me ha encantado leerte, amigo.
Felicidades y besos.
Muchas gracias Marisa.
Me gusta escribir este tipo de poemas. Los diálogos a que nos enfrentamos en la vida, aunque nunca pensemos que pueda ocurrirnos a nosotros y no los deseemos.
Alejandro Costa escribió: ↑Jue, 07 Dic 2023 1:01El mal es ese ruido que rompe el espejo del silencio
en infinitos cristales de tortura.
Me dictas cartas sin sentido sin saber si la noche se deshiela.
Es la hora, es el instante,
la aurora adormecida,
la brisa que se arrodilla en las mareas de tu vida,
que disuelve el pacto firmado entre las nubes.
Describes la situación como un simple canto en un trozo de papel,
no hay ninguna aurora adormecida,
ni brisa que refresque el incendio de nuestros mundos.
El pacto se firmó con la sangre de dos corazones engañados,
y con la mente drogada con el misterio de un amor equivocado.
Ya no existe mundo en nuestros mundos,
ni vida capaz de cambiar el rumbo de una brújula rota.
Ayer me postré ante tu soberbia,
traté de amortiguar los golpes de sus pasos
y tan solo fui un nómada incapaz de encontrar un terreno para su vida.
Tú te adueñaste de mi fuerza, para convertirla en debilidad,
yo sajé mi alma buscando clemencia.
Es tan triste no querer entender las palabras del alma,
como ver sufrir la tierra cuando el agua no la alivia.
Mi soberbia era el dolor de tu desprecio,
tu clemencia, la hipocresía de una mente acorazada en la mentira,
tu terreno, quedó calcinado con las brasas de un incendio perpetuo.
Yo te quise y tú me ignoraste,
yo te amé y tú me ultrajaste,
te llamé y te marchaste.
¡No! nunca sajaste tu alma,
pero sí asesinaste la mía.
Has roto el cristal de mis días,
la ardiente mirada de un sol que ya no brilla,
el aliento de un mundo que ahora viste de tinieblas,
y la paz de un corazón, que ya no aguanta más sufrimiento.
No has sido tú,
no eres tú quien tiene roto el cristal de tu vida,
éramos dos espejos que se miraban y se reflejaban en uno solo,
pero el silencio se convirtió en estruendo e hizo añicos sus cristales.
Ahora, solo nos queda callar,
olvidar que un día fuimos un solo espejo,
levantar un muro opaco con los cristales rotos,
anochecer nuestros días,
dar la vuelta,
y volver al silencio.
Es un placer comentare, Alejandro, y constatar tus continuos progresos. Hubiera querido escribir esta estrofa, pero me adelantaste.
Un abrazo.
Muchas gracias compañero.
Si te he de ser sincero, no sé a qué estrofa te refieres.
Tu apoyo es muy importante para mí.
Un fuerte abrazo.
Felicidad y salud.
Re: Cristales rotos
Publicado: Sab, 16 Dic 2023 8:23
por F. Enrique
Son dos, Alejandro. Yo de ti pondría de firma una de ellas.
Eres más poeta que yo de aquí a Puerto Supe. Tú tratas a la Poesía como a una diosa.
Yo de ti suprimiría la palabra "sufrimiento. Saint-Exupéry y Juan Rulfo decían que lo importante es saber restar. Ya nos has demostrado que sufres sin decirlo explícitamente.
¿Poema del mes? Este, por ejemplo.
Gracias. Un abrazo.
Re: Cristales rotos
Publicado: Dom, 31 Dic 2023 23:03
por E. R. Aristy
Alejandro Costa escribió: ↑Jue, 07 Dic 2023 1:01El mal es ese ruido que rompe el espejo del silencio
en infinitos cristales de tortura.
Me dictas cartas sin sentido sin saber si la noche se deshiela.
Es la hora, es el instante,
la aurora adormecida,
la brisa que se arrodilla en las mareas de tu vida,
que disuelve el pacto firmado entre las nubes.
Describes la situación como un simple canto en un trozo de papel,
no hay ninguna aurora adormecida,
ni brisa que refresque el incendio de nuestros mundos.
El pacto se firmó con la sangre de dos corazones engañados,
y con la mente drogada con el misterio de un amor equivocado.
Ya no existe mundo en nuestros mundos,
ni vida capaz de cambiar el rumbo de una brújula rota.
Ayer me postré ante tu soberbia,
traté de amortiguar los golpes de sus pasos
y tan solo fui un nómada incapaz de encontrar un terreno para su vida.
Tú te adueñaste de mi fuerza, para convertirla en debilidad,
yo sajé mi alma buscando clemencia.
Es tan triste no querer entender las palabras del alma,
como ver sufrir la tierra cuando el agua no la alivia.
Mi soberbia era el dolor de tu desprecio,
tu clemencia, la hipocresía de una mente acorazada en la mentira,
tu terreno, quedó calcinado con las brasas de un incendio perpetuo.
Yo te quise y tú me ignoraste,
yo te amé y tú me ultrajaste,
te llamé y te marchaste.
¡No! nunca sajaste tu alma,
pero sí asesinaste la mía.
Has roto el cristal de mis días,
la ardiente mirada de un sol que ya no brilla,
el aliento de un mundo que ahora viste de tinieblas,
y la paz de un corazón, que ya no aguanta más sufrimiento.
No has sido tú,
no eres tú quien tiene roto el cristal de tu vida,
éramos dos espejos que se miraban y se reflejaban en uno solo,
pero el silencio se convirtió en estruendo e hizo añicos sus cristales.
Ahora, solo nos queda callar,
olvidar que un día fuimos un solo espejo,
levantar un muro opaco con los cristales rotos,
anochecer nuestros días,
dar la vuelta,
y volver al silencio.
Fascinante dialogo remoto y a la vez interno monologo. Es todo un acierto la image de los espejos mirandose y surte ese doloroso eco cuando se rompe. Es un inspirado poema, muy bello, Alejandro. Abrazos!
Alejandro Costa escribió: ↑Jue, 07 Dic 2023 1:01El mal es ese ruido que rompe el espejo del silencio
en infinitos cristales de tortura.
Me dictas cartas sin sentido sin saber si la noche se deshiela.
Es la hora, es el instante,
la aurora adormecida,
la brisa que se arrodilla en las mareas de tu vida,
que disuelve el pacto firmado entre las nubes.
Describes la situación como un simple canto en un trozo de papel,
no hay ninguna aurora adormecida,
ni brisa que refresque el incendio de nuestros mundos.
El pacto se firmó con la sangre de dos corazones engañados,
y con la mente drogada con el misterio de un amor equivocado.
Ya no existe mundo en nuestros mundos,
ni vida capaz de cambiar el rumbo de una brújula rota.
Ayer me postré ante tu soberbia,
traté de amortiguar los golpes de sus pasos
y tan solo fui un nómada incapaz de encontrar un terreno para su vida.
Tú te adueñaste de mi fuerza, para convertirla en debilidad,
yo sajé mi alma buscando clemencia.
Es tan triste no querer entender las palabras del alma,
como ver sufrir la tierra cuando el agua no la alivia.
Mi soberbia era el dolor de tu desprecio,
tu clemencia, la hipocresía de una mente acorazada en la mentira,
tu terreno, quedó calcinado con las brasas de un incendio perpetuo.
Yo te quise y tú me ignoraste,
yo te amé y tú me ultrajaste,
te llamé y te marchaste.
¡No! nunca sajaste tu alma,
pero sí asesinaste la mía.
Has roto el cristal de mis días,
la ardiente mirada de un sol que ya no brilla,
el aliento de un mundo que ahora viste de tinieblas,
y la paz de un corazón, que ya no aguanta más sufrimiento.
No has sido tú,
no eres tú quien tiene roto el cristal de tu vida,
éramos dos espejos que se miraban y se reflejaban en uno solo,
pero el silencio se convirtió en estruendo e hizo añicos sus cristales.
Ahora, solo nos queda callar,
olvidar que un día fuimos un solo espejo,
levantar un muro opaco con los cristales rotos,
anochecer nuestros días,
dar la vuelta,
y volver al silencio.
Fascinante dialogo remoto y a la vez interno monologo. Es todo un acierto la image de los espejos mirandose y surte ese doloroso eco cuando se rompe. Es un inspirado poema, muy bello, Alejandro. Abrazos!