Poema excelso y bello. Creo que esas epifanias personales no necesitan de un publico, sin embargo, tu, el poeta haces el regalo de compartirlas. Abrazos, Alonso. ERAAlonso Vicent escribió: ↑Jue, 12 Ene 2023 10:05 Vinimos de la muerte a pasar un rato
entre los vivos.
Vinimos, que no es poco,
a recorrer las luces y las sombras,
a "excursionar" los caminos,
a soñar con veredas de mágica nostalgia
mezclada con cruda realidad.
Suelen tener los precipicios buenas vistas
y sé que ellos también nos miran
cuando escrutamos sus abismos inmaculados
que invitan a formar parte del paisaje.
Al fin y al cabo, ¿qué es un cuerpo?
Pensamos, ¿al fin y al cabo, qué es una mente?
No es por elucubrar pero cada vez que observo
y me observa un precipicio
asumo mis alas y creo,
más que nunca,
en la posibilidad de volar;
no de estrellarme
y formar parte del musgo en un paraje perdido,
sino de perderme entre las corrientes,
las nubes, los charcos de cuando llueve
o las arenas de un desierto
sin avión para escapar.
¿Escapar de dónde?
Mi refugio me dice que no soy nada sin él,
y yo,
que suelo conversar hasta con las piedras,
le respondo con mi cara mineral,
con mis ojos felinos
y una postura acomodada:
-creo que empiezas a comprender
que yo también soy tu refugio.
Correspondencias
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Re: Correspondencias
Nada sería posible sin el puro hecho de compartir, con humanos o silvestres, un espacio, un hábitat o ambos a la vez.E. R. Aristy escribió: ↑Mié, 18 Ene 2023 13:38Poema excelso y bello. Creo que esas epifanias personales no necesitan de un publico, sin embargo, tu, el poeta haces el regalo de compartirlas. Abrazos, Alonso. ERAAlonso Vicent escribió: ↑Jue, 12 Ene 2023 10:05 Vinimos de la muerte a pasar un rato
entre los vivos.
Vinimos, que no es poco,
a recorrer las luces y las sombras,
a "excursionar" los caminos,
a soñar con veredas de mágica nostalgia
mezclada con cruda realidad.
Suelen tener los precipicios buenas vistas
y sé que ellos también nos miran
cuando escrutamos sus abismos inmaculados
que invitan a formar parte del paisaje.
Al fin y al cabo, ¿qué es un cuerpo?
Pensamos, ¿al fin y al cabo, qué es una mente?
No es por elucubrar pero cada vez que observo
y me observa un precipicio
asumo mis alas y creo,
más que nunca,
en la posibilidad de volar;
no de estrellarme
y formar parte del musgo en un paraje perdido,
sino de perderme entre las corrientes,
las nubes, los charcos de cuando llueve
o las arenas de un desierto
sin avión para escapar.
¿Escapar de dónde?
Mi refugio me dice que no soy nada sin él,
y yo,
que suelo conversar hasta con las piedras,
le respondo con mi cara mineral,
con mis ojos felinos
y una postura acomodada:
-creo que empiezas a comprender
que yo también soy tu refugio.
En ese pequeño país, cuando uno se asienta, las ganas de escapar no existen.
Muchas gracias, Era, desde los montes y barrancos que inspiraron estas letras y que me esperan, como todos los años, en primavera.
Un gran abrazo.