Extraño amor... amor, te extraño (blues ovino mínimo en sazón)

[Ramón Castro Méndez]

vestías la desnudez de la tristeza,
y tu sombra se alargaba
como palabras en busca de una despedida.
Qué extraño amor el nuestro,
que navega en el fondo de una copa
cuando la noche aúlla
respondiendo al ladrido de los perros.

Hermoso final de poema para un hermoso final de amor...
Un abrazo, Ramón. Salud.

Muy agradecido, Julio, por tu atento y apreciado comentario.

Un fuerte abrazo y salud.

[Ramón Castro Méndez]

No sé muy bien, querido amigo, si es un poema de amor o desamor. A mí me encantó desde el fantástico título, muy tuyo, que ya lo dice todo. "Blues ovino", me hizo pensar sobre el carácter animal de ese sentimiento que va variando y perfumándose con los años, despojándose de romanticismo e impregnándose de realidad. Y "mínimo en amor," el fundamento de tu poética cercana al lector, despojada de aspavientos y pretensiones; innovadora porque se lee moderna, con la transmición efectiva de la impronta lírica, evidente y aprehensible, en la que no falta la imagen, la metáfora justa. En la medida que el aburrimiento de lo tanto dicho aburre aunque no se pretenda, más creo en los literatos de base, en los bárdos bárbaros, los que imprimen sin anhelos, ni prejuicios, lo que nos hace soñar, con sus escritos; sigo creyendo que la poesía no es más que una forma de contar bella, la que nos hace soportar la existencia pensante.

Me gusta lo que creas, poeta místico y castrense: guerrero y monje.

Un abrazote casto, se te estima y quiere

Mi intención, no sé si lo he conseguido, era hablar de esos amores que ni fu ni fa, y terminan siendo más bien fa o fu, si atendemos a la onomatopeya de los globos cuando se desinchan.

Bro, agradezco mucho tu exaltación de mi poesía, creo que eres en extremo generoso y "desagerao". Leyéndote me he sonrojado, como un colegial, y se me han subido repentinamente las églogas para hacer campana con la misma glotis. De la poesía, me quedo con esa definición de Karl Sandberg (o Sandburg, nunca recuerdo bien su apellido) que viene a decir que es "un animal marino que vive en la tierra y ansía volar en el aire". Me gusta lo de guerrero y monje. Eso sí, como monje, con una observancia laxa, muy laxa, de la regla. No me va esa vaina.

Un abrazote, nada casto, querido amigo. No están los tiempos para andarse con tibiezas.

[Ramón Castro Méndez]

Hey.
Me ha gustado mucho tu poema.
Describes muy bien el amor vivo y agonizante.
Me alegra haberte leído, amigo Ramón.
Abrazos y felicidad.

Muy agradecido por tu paso y atento, así como apreciado comentario, amigo Ricardo.

Un fuerte abrazo.

[Ramón Castro Méndez]

No sé muy bien, querido amigo, si es un poema de amor o desamor. A mí me encantó desde el fantástico título, muy tuyo, que ya lo dice todo. "Blues ovino", me hizo pensar sobre el carácter animal de ese sentimiento que va variando y perfumándose con los años, despojándose de romanticismo e impregnándose de realidad. Y "mínimo en amor," el fundamento de tu poética cercana al lector, despojada de aspavientos y pretensiones; innovadora porque se lee moderna, con la transmición efectiva de la impronta lírica, evidente y aprehensible, en la que no falta la imagen, la metáfora justa. En la medida que el aburrimiento de lo tanto dicho aburre aunque no se pretenda, más creo en los literatos de base, en los bárdos bárbaros, los que imprimen sin anhelos, ni prejuicios, lo que nos hace soñar, con sus escritos; sigo creyendo que la poesía no es más que una forma de contar bella, la que nos hace soportar la existencia pensante.

Me gusta lo que creas, poeta místico y castrense: guerrero y monje.

Un abrazote casto, se te estima y quiere

[Hallie Hernández Alfaro]

Este amor,
con balcones detrás de los armarios,
tan flaco y arrugado a veces,
que pareciera haberse quedado sin aire,
acostumbrado a envejecer entre palabras,
y, no obstante, tan lleno de silencios,
tan pálido en la ausencia,
tan gris en la distancia,
tan débil como carne desprendida del hueso,
azul como el eco de una lágrima
aún arde sobre la leña seca de los atardeceres.
Porfiado amante bajo el disfraz del sueño,
noctámbulo agrimensor de mis cavilaciones,
apenas es latido balbuciente,
gota a gota de un azogue rápido
que, escondido en mi pulso,
corre también bajo tu piel con falso nombre.

Por un instante, me detuve a mirarte,
vestías la desnudez de la tristeza,
y tu sombra se alargaba
como palabras en busca de una despedida.
Qué extraño amor el nuestro,
que navega en el fondo de una copa
cuando la noche aúlla
respondiendo al ladrido de los perros.

Sube para deleite de todos.

Un abrazo de los grandes, querido amigo.

[F. Enrique]

Por un instante, me detuve a mirarte,
vestías la desnudez de la tristeza,
y tu sombra se alargaba
como palabras en busca de una despedida.
Qué extraño amor el nuestro,
que navega en el fondo de una copa
cuando la noche aúlla
respondiendo al ladrido de los perros.

Siempre me muestro agradecido a los poemas de amor, Ramón, el tuyo, además, es interesante y original. Me ha gustado mucho la estrofa final, es muy poética, muy propia de tu consolidado vagar por el mundo de un poema.

Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Bueno, pues es evidente que hay joyas como esta en el zurrón de Alaire. Mi felicitación, tocayo.

[Marisa Peral]

Evidente y necesaria la labor de los buscadores de perlas (gracias a Hallie en esta ocasión)

Y no voy a resaltar nada porque desde ese "Extraño amor... amor te extraño" todo el poema es una belleza.
Gracias por compartir, Ramón Castro Méndez.

Un abrazo.