Mar

[Jerónimo Muñoz]

Qué buen final. Vamos tras un sueño y al tenerlo en las manos no es lo esperado. Buen poema, profundo y muy hermoso. Felicidades.
Abrazos

Has hecho un comentario muy acertado y, como siempre, muy amable.
Gracias, Pilar.
Un abrazo.

Jerónimo

[Jerónimo Muñoz]

MAR

Era el mar, pero ¡tan lejos!
Necesité su compañía y anduve hacia él.
Anduve entre las breñas de la aritmética, entre los eriales de la negación.
Pasé a través del dolor de los preceptos, a través de los charcos del olvido.
Transité por debajo de los rayos rabiosos, por encima de las banderas rotas.
Corrí con los ojos rellenos de frío de abismos.
Caminé sin calma, sin otro azul que el de mis huesos y sus concupiscencias.
Avancé como un iconoclasta: el hierro de mis manos no temblaba.
Atrás quedaron bosques y lentitudes, precipicios y perplejidades.
Pero presentía el mar, ya le rezaba, ya rasgaba mis abecedarios.
El mar era mi designio, mi espíritu, el fruto de mis lluvias más valientes.
Llegué por fin al mar, a sus circunferencias y a sus grietas.
Allí estaba, ante mí. Lo miré.
Seguía estando lejos.

Bello poema sobre el mar.
Me gusta esta frase que si me lo permites me la quedo, la hago mía
*Pasé a través del dolor de los preceptos, a través de los charcos del olvido.*
Hermoso. Es lo que tiene el mar, y la poesía.
Nos adentramos entre sus crestas, o en su oleaje calmo.
A través de esos charcos del olvido que nos dejan vacíos.
Eres poeta y si sigue estando lejos, puedes traerlo con palabras de poeta.
Un abrazo con mis respetos y gracias por compartir tu Mar.

Muchas gracias Mirte Elena, por tu jugoso comentario, propio de una gran poeta.

Otro abrazo para ti.

Jerónimo

[Jerónimo Muñoz]

"...............
El mar era mi designio, mi espíritu, el fruto de mis lluvias más valientes.
Llegué por fin al mar, a sus circunferencias y a sus grietas.
............"

Como siempre. rompiendo esquemas. Cada verso es una sorpresa, un martillazo de poesía en la sensibilidad del léctor.

Tú ya sabes que el mar es uno de mis "objetos poéticos" preferidos.

Abrazos y salud, joven viejo amigo.

Querido, J. J.:
Tu paso por esta tentativa mía me ennoblece y tus elogios me abruman.
Muchas gracias, "Pilar del Foro".
Un fuerte abrazo

Jerónimo

[Jerónimo Muñoz]

Un poema impactante por su belleza y por su originalidad, Jerónimo:

Ya sabes que siento debilidad por tu poesía.

Eso de que "el mar rasgue tus abecedarios" me parece alucinantemente bueno.

Aplausos
Con mi admiración de siempre
Un fuerte abrazo
Ana

No me podía faltar tu aliento, Ana. Leo tus palabras con emoción y satisfacción.
Muchas gracias y un beso.

Jerónimo

[Jerónimo Muñoz]

Yo, si el poema hubiese sido anónimo, te habría reconocido en él, máxime con este final:

Llegué por fin al mar, a sus circunferencias y a sus grietas.
Allí estaba, ante mí. Lo miré.
Seguía estando lejos.

Conozco tu clase, te veo en él. Magnífico, como siempre en tu poetizar. Espero que estés bien. Un abrazo. Paco

Eso de que me reconozcas, incluso en una "cata a ciegsas", es uno de los más bellos elogios que me han hecho. Y viniendo de ti, ya ni te cuento.
Eres un buen amigo, Paco. Celebro nuestra amistad.
Muchas gracias y un abrazo.

Jerónimo

[Jerónimo Muñoz]

Lejos y cerca. ¡Cuántas veces tenemos esa sensación! Lo sentimos con gente a quien queremos o nos quieren y, también nos pasa con algunas ideas. Cuando parece que llegamos al meollo vuelve a escaparse como agua entre los dedos. Deben ser esas olas de tu mar.
Otro texto para disfrutar.
Un gran beso, o dos, o tres...

Tu inteligente y exquisito comentario rebasa la pequeñez de mis pretensiones. Me alegro de que hayas didfrutado al leer el poema. Yo disfruto siempre con las cosas que me dices. Gracias.
Elijo el tres y te los devuelvo.

Jerónimo

[Ramón Carballal]

Indudable maestría en el decir. Ese mar simbólico que siempre está lejos es una gran metáfora de la vida. Quizá las ilusiones de cada uno sean nuestro inalcanzable mar, el mar que perseguimos y que nunca alcanzamos. Felicidades por el poema y un abrazo.

[Marisa Peral]

MAR

Era el mar, pero ¡tan lejos!
Necesité su compañía y anduve hacia él.
Anduve entre las breñas de la aritmética, entre los eriales de la negación.
Pasé a través del dolor de los preceptos, a través de los charcos del olvido.
Transité por debajo de los rayos rabiosos, por encima de las banderas rotas.
Corrí con los ojos rellenos de frío de abismos.
Caminé sin calma, sin otro azul que el de mis huesos y sus concupiscencias.
Avancé como un iconoclasta: el hierro de mis manos no temblaba.
Atrás quedaron bosques y lentitudes, precipicios y perplejidades.
Pero presentía el mar, ya le rezaba, ya rasgaba mis abecedarios.
El mar era mi designio, mi espíritu, el fruto de mis lluvias más valientes.
Llegué por fin al mar, a sus circunferencias y a sus grietas.
Allí estaba, ante mí. Lo miré.
Seguía estando lejos.

El mar, el mar... ¿qué tiene el mar, que tanto nos atrae y nos aleja?
Es una enormidad, Jerónimo, toda tu poesía lo es.
Felicidades y gracias siempre por dejarme aprender.

Abrazos.

[E. R. Aristy]

MAR

Era el mar, pero ¡tan lejos!
Necesité su compañía y anduve hacia él.
Anduve entre las breñas de la aritmética, entre los eriales de la negación.
Pasé a través del dolor de los preceptos, a través de los charcos del olvido.
Transité por debajo de los rayos rabiosos, por encima de las banderas rotas.
Corrí con los ojos rellenos de frío de abismos.
Caminé sin calma, sin otro azul que el de mis huesos y sus concupiscencias.
Avancé como un iconoclasta: el hierro de mis manos no temblaba.
Atrás quedaron bosques y lentitudes, precipicios y perplejidades.
Pero presentía el mar, ya le rezaba, ya rasgaba mis abecedarios.
El mar era mi designio, mi espíritu, el fruto de mis lluvias más valientes.
Llegué por fin al mar, a sus circunferencias y a sus grietas.
Allí estaba, ante mí. Lo miré.
Seguía estando lejos.

Oh! Que enorme profundidad en la que te adentras y concluyes que no tiene fin y que no tiene que poseerse. Un abrazo, Jerónimo.