Editorial Alaire

E. R. Aristy escribió: ↑Mié, 06 Abr 2022 15:06

Francisco Lobo escribió: ↑Mié, 06 Abr 2022 11:55 Mujer agua



Sé que estás esperando, mujer,

agua imposible,

frescor para mis labios,

hilo, arroyo sin cauce entre solo mis dedos,

escurridizo líquido.

Sé que a dulces cerezas te sabría la vida

si pudieras gozar de mi seca esperanza,

de este canto de amor, profundo y olvidado.

Se encañaron los trigos, los juncos de ribera,

los agostados pastos. La calandria, sin nido,

al aire se lamenta en los sedientos campos.

El hacha cegadora al seco tronco aguarda,

ya sin vida su acero; el jilguero se fue.

Entre mis fríos huesos la tempestad se cierra.

Ay, amor, mujer agua, amor de presa quieta

que no puedes bajar a mí en correntía,

con sed de amor sucumbo en esta acequia mía,

como el toro al estoque tras la roja muleta.


Hecho mi corazón al surco del arado

donde, rizos de luna, tu cuerpo corre loco

en esta oscura noche de agrio malvasía,

yo quiero ser llorado hortelano sin agua,

que mi corazón supo latir en el infierno

de sentir sed profunda con truenos de tormenta.

Vivo esta sequedad y sé que muero en ti,

cautiva por mis venas, mujer agua, ausencia.


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Gracias, Aristy. Un abrazo


Muy bello, Paco! Un poema límpido. Abrazos.

Javier Bustamante escribió: ↑Jue, 07 Abr 2022 0:21

Francisco Lobo escribió: ↑Mié, 06 Abr 2022 11:55 Mujer agua



Sé que estás esperando, mujer,

agua imposible,

frescor para mis labios,

hilo, arroyo sin cauce entre solo mis dedos,

escurridizo líquido.

Sé que a dulces cerezas te sabría la vida

si pudieras gozar de mi seca esperanza,

de este canto de amor, profundo y olvidado.

Se encañaron los trigos, los juncos de ribera,

los agostados pastos. La calandria, sin nido,

al aire se lamenta en los sedientos campos.

El hacha cegadora al seco tronco aguarda,

ya sin vida su acero; el jilguero se fue.

Entre mis fríos huesos la tempestad se cierra.

Ay, amor, mujer agua, amor de presa quieta

que no puedes bajar a mí en correntía,

con sed de amor sucumbo en esta acequia mía,

como el toro al estoque tras la roja muleta.


Hecho mi corazón al surco del arado

donde, rizos de luna, tu cuerpo corre loco

en esta oscura noche de agrio malvasía,

yo quiero ser llorado hortelano sin agua,

que mi corazón supo latir en el infierno

de sentir sed profunda con truenos de tormenta.

Vivo esta sequedad y sé que muero en ti,

cautiva por mis venas, mujer agua, ausencia.


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Estimado Francisco,

Este es un poema que he leído con mesurada lentitud para degustarlo como a los buenos vinos. La riqueza de los recursos retóricos alrededor del tema de un amor imposible y la desazón que este provoca, se viven en cada verso del poema.

He leido también tu comentario como un elemento didactico para quienes amamos la poesía, y te lo agradezco por compartir de tu experiencia y talento.

un gusto pasar y deleitarme con estos alejandrinos con sabor a melancolía.

Saludos

Javier

Pilar Morte escribió: ↑Sab, 09 Abr 2022 8:29 Qué hermoso escribes. Me gustó mucho el poema. Felicidades. Se aprende de tus comentarios., los releeré despacio.
Abrazos

Francisco Lobo escribió: ↑Mié, 06 Abr 2022 11:55 Mujer agua



Sé que estás esperando, mujer,

agua imposible,

frescor para mis labios,

hilo, arroyo sin cauce entre solo mis dedos,

escurridizo líquido.

Sé que a dulces cerezas te sabría la vida

si pudieras gozar de mi seca esperanza,

de este canto de amor, profundo y olvidado.

Se encañaron los trigos, los juncos de ribera,

los agostados pastos. La calandria, sin nido,

al aire se lamenta en los sedientos campos.

El hacha cegadora al seco tronco aguarda,

ya sin vida su sangre; el jilguero se fue.

Entre mis fríos huesos la tempestad se cierra.

Ay, amor, mujer agua, amor de presa quieta

que no puedes bajar a mí en correntía,

con sed de amor sucumbo en esta acequia mía,

como el toro al estoque tras la roja muleta.


Hecho mi corazón al surco del arado

donde, rizos de luna, fluyes como un recuerdo

en esta oscura noche de agrio malvasía,

yo quiero ser llorado hortelano sin agua,

que mi corazón supo latir en el infierno

de sentir sed profunda con truenos de tormenta.

Vivo esta sequedad y sé que muero en ti,

cautiva por mis venas, mujer agua, ausencia.


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Francisco Lobo escribió: ↑Mié, 06 Abr 2022 11:55 Mujer agua



Sé que estás esperando, mujer,

agua imposible,

frescor para mis labios,

hilo, arroyo sin cauce entre solo mis dedos,

escurridizo líquido.

Sé que a dulces cerezas te sabría la vida

si pudieras gozar de mi seca esperanza,

de este canto de amor, profundo y olvidado.

Se encañaron los trigos, los juncos de ribera,

los agostados pastos. La calandria, sin nido,

al aire se lamenta en los sedientos campos.

El hacha cegadora al seco tronco aguarda,

ya sin vida su sangre; el jilguero se fue.

Entre mis fríos huesos la tempestad se cierra.

Ay, amor, mujer agua, amor de presa quieta

que no puedes bajar a mí en correntía,

con sed de amor sucumbo en esta acequia mía,

como el toro al estoque tras la roja muleta.


Hecho mi corazón al surco del arado

donde, rizos de luna, fluyes como un recuerdo

en esta oscura noche de agrio malvasía,

yo quiero ser llorado hortelano sin agua,

que mi corazón supo latir en el infierno

de sentir sed profunda con truenos de tormenta.

Vivo esta sequedad y sé que muero en ti,

cautiva por mis venas, mujer agua, ausencia.


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Mirta Elena Tessio escribió: ↑Lun, 22 Ago 2022 11:43

Francisco Lobo escribió: ↑Mié, 06 Abr 2022 11:55 Mujer agua



Sé que estás esperando, mujer,

agua imposible,

frescor para mis labios,

hilo, arroyo sin cauce entre solo mis dedos,

escurridizo líquido.

Sé que a dulces cerezas te sabría la vida

si pudieras gozar de mi seca esperanza,

de este canto de amor, profundo y olvidado.

Se encañaron los trigos, los juncos de ribera,

los agostados pastos. La calandria, sin nido,

al aire se lamenta en los sedientos campos.

El hacha cegadora al seco tronco aguarda,

ya sin vida su sangre; el jilguero se fue.

Entre mis fríos huesos la tempestad se cierra.

Ay, amor, mujer agua, amor de presa quieta

que no puedes bajar a mí en correntía,

con sed de amor sucumbo en esta acequia mía,

como el toro al estoque tras la roja muleta.


Hecho mi corazón al surco del arado

donde, rizos de luna, fluyes como un recuerdo

en esta oscura noche de agrio malvasía,

yo quiero ser llorado hortelano sin agua,

que mi corazón supo latir en el infierno

de sentir sed profunda con truenos de tormenta.

Vivo esta sequedad y sé que muero en ti,

cautiva por mis venas, mujer agua, ausencia.


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Es la segunda vez que comento tu poema Paco y se borra o desaparece.
He leído este bello poema, y el enlace, solo decirte que me produce placer.
Todo te lo han dicho ya.
Tu latido sigue el cause de la ausencia y el dolor perdura.
Abrazos con mi afecto.

Àlex Gállego escribió: ↑Jue, 14 Abr 2022 20:02 Me gustó mucho la lectura del poema. El final es demoledor.

Un abrazo

J. J. Martínez Ferreiro escribió: ↑Sab, 11 Jun 2022 12:19 Arriba con esta catarata de poesía.
Que vuelva a caer y nos arrastre!!

Todo un placer de lectura.

Abrazos, hermano Lobo.

F. Enrique escribió: ↑Mié, 08 Jun 2022 16:25 Muy buen poema que nos refleja la realidad del amor. No nos hace libre el amor, comprendo tu desilusión.

Julio Gonzalez Alonso escribió: ↑Jue, 14 Abr 2022 16:44 No voy a abundar en cuanto de bueno ya te han comentado, Paco, sobre este poema y su alcance poético; todo lo dicho, justo y merecido, a lo que me apunto con este breve comentario. Un abrazo y salud.

Rafel Calle escribió: ↑Jue, 14 Abr 2022 6:38 Tan bello como interesante trabajo, amigo Paco, que cuenta con valiosos hallazgos rítmicos-literarios.
Vale la pena leer el comentario que has dejado en el foro de Crítica..., nos facilitará la comprensión del entramado literario en este Mujer agua.
Por cierto, la serie mirlos hace referencia a micropoemas dentro de una publicación (tienes las explicaciones en un anuncio en primera página).
Felicidades.
Abrazos.

José Manuel F. Febles escribió: ↑Dom, 10 Abr 2022 19:13

Francisco Lobo escribió: ↑Mié, 06 Abr 2022 11:55 Mujer agua



Sé que estás esperando, mujer,

agua imposible,

frescor para mis labios,

hilo, arroyo sin cauce entre solo mis dedos,

escurridizo líquido.








Sé que a dulces cerezas te sabría la vida

si pudieras gozar de mi seca esperanza,

de este canto de amor, profundo y olvidado.

Se encañaron los trigos, los juncos de ribera,

los agostados pastos. La calandria, sin nido,

al aire se lamenta en los sedientos campos.

El hacha cegadora al seco tronco aguarda,

ya sin vida su acero; el jilguero se fue.

Entre mis fríos huesos la tempestad se cierra.

Ay, amor, mujer agua, amor de presa quieta

que no puedes bajar a mí en correntía,

con sed de amor sucumbo en esta acequia mía,

como el toro al estoque tras la roja muleta.


Hecho mi corazón al surco del arado

donde, rizos de luna, tu cuerpo corre loco

en esta oscura noche de agrio malvasía,

yo quiero ser llorado hortelano sin agua,

que mi corazón supo latir en el infierno

de sentir sed profunda con truenos de tormenta.

Vivo esta sequedad y sé que muero en ti,

cautiva por mis venas, mujer agua, ausencia.


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Querido compañero, Francisco Lobo, siempre he admirado tu voz poética, ahora la leo y comprendo cuantos motivos tenía y tengo para poderlo decir. Un poema extraordinario.

Desde la soledad de mi isla, un fuerte abrazo.

José Manuel F-. Fedbles

P.D. Unos problemas en la visión, me hacen comentar en letra grande.