Editorial Alaire

Ana García escribió: ↑Dom, 13 Mar 2022 11:17 De una belleza impactante me quedo con la primera estrofa y bailo, con brillo en los ojos, el vals del adiós.
Enhorabuena.
Un abrazo.

Pilar Morte escribió: ↑Dom, 13 Mar 2022 11:56 El poema me hizo vibrar y su belleza me fascinó. Has mostrado adioses con mucho acierto poético. Felicidades.
Abrazos

Ramón Carballal escribió: ↑Dom, 13 Mar 2022 12:02 Un espléndido final para este bellísimo y nostálgico poema. Felicidades y un abrazo.

Ramón Castro Méndez escribió: ↑Sab, 12 Mar 2022 13:55 Apenas una lasca de tu hueso
para sujetar mi carne,
.................................................
....................................................
Ya no siento el beso helado de la noche
que camina sobre cadáveres sin nombre
con los ojos a punto de florecer.
En silencio buscamos nuestros muertos,
pero sus rostros siempre son los mismos.

A la sombra de los árboles,
los pájaros mueren de soledad.
.....................................................
............................................,
y dejaste, como una herida blanca,
una rosa de invierno entre mis manos.

Ramón Castro Méndez escribió: ↑Sab, 12 Mar 2022 13:55 Apenas una lasca de tu hueso
para sujetar mi carne,
tú que llevas en las entrañas mi dolor de niño.
Apenas una gota de tu sangre
para coser las heridas que en mi pecho se abrieron.
Apenas la noche... cuando cae tan cerca
nadie sabe que existo, y tejo a deshora
un último latido que me abraza a tu mirada,
y nada me reclama sino tu voz
que vuelve para inventar un nuevo día.
Ya no siento el beso helado de la noche
que camina sobre cadáveres sin nombre
con los ojos a punto de florecer.
En silencio buscamos nuestros muertos,
pero sus rostros siempre son los mismos.

A la sombra de los árboles,
los pájaros mueren de soledad.
Veo caer la lluvia y todo se vuelve más frágil.
Y yo te recuerdo, María, tú no llegaste
de ningún otro lugar, escribías cartas
y bailabas con soldados.
Reconozco tu perfume de mujer,
aún adolescente en el arrebol de tu sonrisa,
y te observo bailar con tímidos pasos de novia.
Yo nunca fui un soldado,
pero volví a bailar contigo hasta estar solos de nuevo.
Entonces mi vida se detuvo,
y como en un sueño nos dijimos adiós,
y dejaste, como una herida blanca,
una rosa de invierno entre mis manos.

Jerónimo Muñoz escribió: ↑Dom, 13 Mar 2022 13:45 El torrente de tu palabra se enlentece cuando llega al remanso de la metáfora. Logras un ritmo apasionado, contenido por una nostalgia que, como un lauro, adorna las sienes del lector. Me ha encantado esta entrega tuya, tan plena de lirismo.
Abrazos.

Jerónimo

Ignacio Mincholed escribió: ↑Lun, 14 Mar 2022 12:01 Qué poderoso puede ser el romanticismo, más allá de condiciones y cánones, cuando se vierte su sentido sin amaneramientos propios del «concepto». Claridad del objeto, naturalidad lírica, discurso emocionante.

Felicidades, Ramón. Un abrazo.
Ignacio

Julio Gonzalez Alonso escribió: ↑Lun, 14 Mar 2022 16:18 Entrañables recuerdos transidos de emociones. Muy bello poema, Ramón. Felicitación y abrazo.
Salud.

Ramón Castro Méndez escribió: ↑Sab, 12 Mar 2022 13:55 Apenas una lasca de tu hueso
para sujetar mi carne,
tú que llevas en las entrañas mi dolor de niño.
Apenas una gota de tu sangre
para coser las heridas que en mi pecho se abrieron.
Apenas la noche... cuando cae tan cerca
nadie sabe que existo, y tejo a deshora
un último latido que me abraza a tu mirada,
y nada me reclama sino tu voz
que vuelve para inventar un nuevo día.
Ya no siento el beso helado de la noche
que camina sobre cadáveres sin nombre
con los ojos a punto de florecer.
En silencio buscamos nuestros muertos,
pero sus rostros siempre son los mismos.

A la sombra de los árboles,
los pájaros mueren de soledad.
Veo caer la lluvia y todo se vuelve más frágil.
Y yo te recuerdo, María, tú no llegaste
de ningún otro lugar, escribías cartas
y bailabas con soldados.
Reconozco tu perfume de mujer,
aún adolescente en el arrebol de tu sonrisa,
y te observo bailar con tímidos pasos de novia.
Yo nunca fui un soldado,
pero volví a bailar contigo hasta estar solos de nuevo.
Entonces mi vida se detuvo,
y como en un sueño nos dijimos adiós,
y dejaste, como una herida blanca,
una rosa de invierno entre mis manos.

Pablo Sales escribió: ↑Mar, 15 Mar 2022 19:19 Muy buen poema Ramón. Me ha gustado mucho. Sobre todo el uso medido y brillante de tus metáforas. Enhorabuena

J. J. Martínez Ferreiro escribió: ↑Mié, 16 Mar 2022 13:26 Un poema hermosísimo, amigo Ramón, con momentos de gran lirismo como estos que destaco:

Ramón Castro Méndez escribió: ↑Sab, 12 Mar 2022 13:55 Apenas una lasca de tu hueso
para sujetar mi carne,
.................................................
....................................................
Ya no siento el beso helado de la noche
que camina sobre cadáveres sin nombre
con los ojos a punto de florecer.
En silencio buscamos nuestros muertos,
pero sus rostros siempre son los mismos.

A la sombra de los árboles,
los pájaros mueren de soledad.
.....................................................
............................................,
y dejaste, como una herida blanca,
una rosa de invierno entre mis manos.

Todo un placer de lectura.

Abrazos e saúde

E. R. Aristy escribió: ↑Mié, 16 Mar 2022 14:34

Ramón Castro Méndez escribió: ↑Sab, 12 Mar 2022 13:55 Apenas una lasca de tu hueso
para sujetar mi carne,
tú que llevas en las entrañas mi dolor de niño.
Apenas una gota de tu sangre
para coser las heridas que en mi pecho se abrieron.
Apenas la noche... cuando cae tan cerca
nadie sabe que existo, y tejo a deshora
un último latido que me abraza a tu mirada,
y nada me reclama sino tu voz
que vuelve para inventar un nuevo día.
Ya no siento el beso helado de la noche
que camina sobre cadáveres sin nombre
con los ojos a punto de florecer.
En silencio buscamos nuestros muertos,
pero sus rostros siempre son los mismos.

A la sombra de los árboles,
los pájaros mueren de soledad.
Veo caer la lluvia y todo se vuelve más frágil.
Y yo te recuerdo, María, tú no llegaste
de ningún otro lugar, escribías cartas
y bailabas con soldados.
Reconozco tu perfume de mujer,
aún adolescente en el arrebol de tu sonrisa,
y te observo bailar con tímidos pasos de novia.
Yo nunca fui un soldado,
pero volví a bailar contigo hasta estar solos de nuevo.
Entonces mi vida se detuvo,
y como en un sueño nos dijimos adiós,
y dejaste, como una herida blanca,
una rosa de invierno entre mis manos.

Deslumbrante poema. Bellas imágenes de ramificantes connotaciones bien enhebradas. Abrazos, poeta, ERA

Marisa Peral escribió: ↑Jue, 17 Mar 2022 17:11

Ramón Castro Méndez escribió: ↑Sab, 12 Mar 2022 13:55 Apenas una lasca de tu hueso
para sujetar mi carne,
tú que llevas en las entrañas mi dolor de niño.
Apenas una gota de tu sangre
para coser las heridas que en mi pecho se abrieron.
Apenas la noche... cuando cae tan cerca
nadie sabe que existo, y tejo a deshora
un último latido que me abraza a tu mirada,
y nada me reclama sino tu voz
que vuelve para inventar un nuevo día.
Ya no siento el beso helado de la noche
que camina sobre cadáveres sin nombre
con los ojos a punto de florecer.
En silencio buscamos nuestros muertos,
pero sus rostros siempre son los mismos.

A la sombra de los árboles,
los pájaros mueren de soledad.
Veo caer la lluvia y todo se vuelve más frágil.
Y yo te recuerdo, María, tú no llegaste
de ningún otro lugar, escribías cartas
y bailabas con soldados.
Reconozco tu perfume de mujer,
aún adolescente en el arrebol de tu sonrisa,
y te observo bailar con tímidos pasos de novia.
Yo nunca fui un soldado,
pero volví a bailar contigo hasta estar solos de nuevo.
Entonces mi vida se detuvo,
y como en un sueño nos dijimos adiós,
y dejaste, como una herida blanca,
una rosa de invierno entre mis manos.

¡Qué maravilla este poema! Nostalgia, melancolía, precioso de principio a fin y con un cierre inesperado.
Felicidades, Ramón y un abrazo.