Muchas gracias, Hector, por tus halagadoras palabras.Hector Cid escribió: ↑Mié, 09 Mar 2022 11:51 Muy bien planteado, muy inteligente y con un lenguaje que me encanta. Te deja la duda entre los dientes.
Enhorabuena Alejandro.
Abrazos.
Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle
Muchas gracias, Hector, por tus halagadoras palabras.Hector Cid escribió: ↑Mié, 09 Mar 2022 11:51 Muy bien planteado, muy inteligente y con un lenguaje que me encanta. Te deja la duda entre los dientes.
Enhorabuena Alejandro.
Pienso, en efecto, Alejandro, que cada uno interpretamos nuestro papel o, al menos, lo intentamos . También es cierto que no siempre sabemos cuál es, la vida nos desubica y acabamos representando el fantasma de otro tiempo, el empeño de creer estar perdido en un wéstern crepuscular que nos transmite que no hay nada que podamos perder. No es cierto, no los demuestra la propia existencia, siempre conservamos algo, aunque lloremos por algunas cosas cuando ya no podemos poseerlas.Alejandro Costa escribió: ↑Dom, 27 Feb 2022 0:55 Ayer descubrí un secreto inconfesable
y como labriego que cuida su tierra
decidí que era mejor mantenerlo protegido
que dejarlo aterrizar en una pista inestable.
Con ello me di cuenta de que la mente que me dirige
es intrigable y reservada,
utiliza un reducto insalvable
que mantiene las distancias
y obliga a este cuerpo a transitar por caminos
pantanosos y situaciones delicadas.
Más hoy es otro día,
con las mismas horas,
el mismo cuadro,
pero con diferente trama en el escenario,
acto tras acto.
Y creo realmente que da igual,
cada uno interpretamos nuestro papel,
rellenamos ese hueco, a veces infinito,
para dejar una huella,
a veces importante,
otras demasiado insignificante,
que recuerde, de alguna forma,
que estuvimos aquí,
que aquí existimos y que de aquí nos marcharemos.
¡Qué más da!
Somos tan solo un punto en el infinito,
un diminuto microbio del universo,
una flor marchita en el tiempo.
Así que da igual lo que ayer descubriera,
la importancia o no que tenga,
he decidido marcharme con él en la mochila,
obviar que existe
y sin descubrir su contenido.
Al fin y al cabo
¿A quién le puede importar?
Desde luego, a mí no.