Re: Los anaqueles
Publicado: Vie, 18 Feb 2022 13:08
Gran homenaje a La Literatura, una inspiración que aporta al mundo de La Poesía con gran ingenio ( algo satírico). No podemos abandonar a los protagonistas y antagonistas de nuestras vidas, ellos son por sobre todo los diamantes en un río de oro y sangre. En esos anaqueles de la imaginación creativa, nos deja esta joya literaria, si, la literatura aporta y produce alivio y estímulo. Te felicito por un logrado y bello poema, Hector.Hector Cid escribió: ↑Mié, 16 Feb 2022 19:03 Murmullan, claro que lo hacen,
conspiran, discuten, mienten, ríen,
recitan, alegan, invocan y juran
maldicen, reniegan y sueñan.
Es solo, supongo, que les ocurre
como al peregrinaje de las trovants
o a la ternura de las ancianas.
Escucharles es una cuestión de atención y voyerismo.
Yo, por mi parte, procuro no interrumpir
el desprecio con que el Escohotado y Marx se tratan,
asistir a la hipnótica utopía de Galeano
y encandilarme con el cariño
con el que cada noche se recuestan
las tapas de Luis y de Almudena.
Si como yo, tienes la mala costumbre
de escuchar por las comisuras,
cualquier madrugada en el salón,
podrás descubrir al sabio de Noam
conversando sosegado con Sampedro
o el galimatías que se traen los irlandeses
(mejor un par de copas para las tertulias
con Joyce y Wilde, Yeats y Shaw).
Rezos conjuntos de Juan y Teresa aparte,
Salgari me pregunta desde hace ya demasiados años
“¿Cómo andamos de osadía?”
entonces recuerdo los tiempos de grumete en el Rayo
y que nunca rompí el juramento de Fëanor,
así que le contesto que sí,
que algo de eso queda .
Si el mal invitado del insomnio
prolonga su visita,
los cronopios revuelven toda la casa,
cualquiera cuenta con ellos
para recoger al día siguiente,
probablemente dormirán la resaca
en cualquier tugurio de Arkham.
Por su parte, el arquitecto de tangos y laberintos,
ha elegido permanecer ciego,
pero sigue siendo
el que mejor mira de los presentes.
Y así, van pasando las noches en los anaqueles,
las autopistas de Kerouac deliran con ser
mares de Hemingway,
Pessoa ha conseguido la prejubilación en la oficina
y cambió Lisboa por Macondo
y uno sueña, que ya es soñar,
que cuando solo sea papeles viejos,
los seres que habitan los estantes,
le guarden un rinconcito en la velada.