Retrato de mi ciudad

[J. J. Martínez Ferreiro]

Un precioso homenaje a esa irrepetible ciudad de “A Coruña”, tu ciudad.
Selecciono los versos con los que más me identifico


“es una cordillera fina como un mango de ingrávidas estrellas
que brotan.
……………………………………………….
………..………………………………………..
…………………………………...
Mis pasos hacia el remanso del agua, botas que pisan la arena en paseos umbríos,
olor a algas tempranas, episodios de madrugada con el sabor del coco en los labios
y mi mansedumbre o mi esperanza vagando bajo el frío,
en la soledad que los pájaros respetan.
…………………………………………………
Ya ves que los hilos de esta ciudad se rompen como hielo antiguo,
sabes que de tu portal al mío hay insomnios,
sabes que te conocí en el mañana cuando ya no eras sol,
aunque aún alumbraba, incesante, tu belleza entre los jacintos muertos”

Todo un placer de lectura, amigo Ramón.

Abrazos y salud.

[Ramón Carballal]

Es todo aire, un sonámbulo ejército de ráfagas pobladas de espuma,
es una latitud septentrional de inviernos azules,
es la caracola dormida en el fondo de un mar alegre,
es una cordillera fina como un mango de ingrávidas estrellas
que brotan.

La plaza de árboles inversos
ríe al ver la lluvia arrastrarse hasta el cauce de sus raíces,
azotada por un aliento que el faro ilumina con haces de crisol
y luciérnagas varadas en la noche.

Qué edificios se desnudan para mí,
en qué calles un himno me busca con alfombras blancas
para que pises el rubor y la mandrágora vieja de las esquinas.

Ven al castillo olvidado, a la iglesia sin mapas, al corazón de la deidad
ahora que el musgo viste la piedra sonrosada,
después del soliloquio de los abades,
en un coro de aullidos bajo la marquesina de una parada de autobús
que resplandece entre la lluvia y el rocío de los ángeles.

Mis pasos hacia el remanso del agua, botas que pisan la arena en paseos umbríos,
olor a algas tempranas, episodios de madrugada con el sabor del coco en los labios
y mi mansedumbre o mi esperanza vagando bajo el frío,
en la soledad que los pájaros respetan.

Y la memoria en los cristales, amapolas en las vidrieras para que el reflejo sea rojo,
y cañones tapados, óxido en un parque donde murió la bandera de otro país,
perfumes de rododendro, de laurel, de pámpanos caducos.

En mis ojos la roca, ya besada por el mar, un cuadrángulo de metales olvidados,
fósiles de oro y de plata, la prisión donde la sal se encumbra
sobre los grilletes de la ventisca.

Ya ves que los hilos de esta ciudad se rompen como hielo antiguo,
sabes que de tu portal al mío hay insomnios,
sabes que te conocí en el mañana cuando ya no eras sol,
aunque aún alumbraba, incesante, tu belleza entre los jacintos muertos.

Maravilloso poema de tu ciudad, Ramón. Un lujo de lectura. Abrazos, ERA

Gracias, ERA, por tu generosidad. Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Muy bello trabajo, amigo Ramón, donde te luces en una de tus grandes habilidades: la descripción. Tu forma de describir lugares, objetos, sensaciones, personas... ha procurado poemas de gran altura rítmico-literaria y, desde luego, el presente es uno de ellos.
Felicidades.
Abrazos.

Gracias, Rafel, por tu lectura y palabras. Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Un poema hermoso descriptivo y bien dibujado amigo. Se siente el recorrido conocido, las paradas necesarias, las referencias que se plasman en esa piel urbana que forma parte de la tuya.
Un gusto pasar, un abrazo amigo

Agradezco tu lectura y palabras. Un abrazo para ti.

[Julio Gonzalez Alonso]

Plazas, lluvia, árboles, pasos y memoria. De todo eso y cuanto nos dejas en tu poema se componen las ciudades que nos habitan. Felicitaciones, Ramón. Con un abrazo.
Salud.

[Ramón Carballal]

Bella descripción de tu ciudad, es parte de uno mismo, y la belleza de la vida en cada ciudad del mundo un placer pasar por tu poema, como siempre se nota tu calidad como poeta.

Gracias, Javier, por leer y comentar. Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Un precioso homenaje a esa irrepetible ciudad de “A Coruña”, tu ciudad.
Selecciono los versos con los que más me identifico


“es una cordillera fina como un mango de ingrávidas estrellas
que brotan.
……………………………………………….
………..………………………………………..
…………………………………...
Mis pasos hacia el remanso del agua, botas que pisan la arena en paseos umbríos,
olor a algas tempranas, episodios de madrugada con el sabor del coco en los labios
y mi mansedumbre o mi esperanza vagando bajo el frío,
en la soledad que los pájaros respetan.
…………………………………………………
Ya ves que los hilos de esta ciudad se rompen como hielo antiguo,
sabes que de tu portal al mío hay insomnios,
sabes que te conocí en el mañana cuando ya no eras sol,
aunque aún alumbraba, incesante, tu belleza entre los jacintos muertos”

Todo un placer de lectura, amigo Ramón.

Abrazos y salud.

Gracias, J.J., por pasar por aquí. Valoro tus palabras. Unha aperta.

[Ramón Carballal]

Plazas, lluvia, árboles, pasos y memoria. De todo eso y cuanto nos dejas en tu poema se componen las ciudades que nos habitan. Felicitaciones, Ramón. Con un abrazo.
Salud.

Gracias, Julio, por leer y comentar tan amablemente. Un abrazo.

[Rafel Calle]

Sábado de grandes obras en Alaire.

[Rafel Calle]

RETRATO DE MI CIUDAD, DE RAMÓN CARBALLAL

viewtopic.php?t=37766

En esta obra, Ramón Carballal Durán compone un himno lírico a La Coruña, no desde la postal ni la descripción turística, sino desde una perspectiva profundamente sensorial, onírica y casi mística. El poema es una construcción simbólica, una ciudad imaginada a través del filtro de la memoria, el deseo y la introspección. En Retrato de mi ciudad, Ramón no se limita a retratar la ciudad, sino que la transforma en una entidad viva, cambiante, que respira al ritmo del poeta.

Desde el primer verso —“Es todo aire, un sonámbulo ejército de ráfagas pobladas de espuma”—, se percibe la influencia de un imaginario surrealista, con imágenes que desafían la lógica y apelan directamente a lo sensorial. El mar, el viento, la lluvia y la luz del faro no son elementos externos, sino fuerzas animadas, con voluntad propia, que dan cuerpo al alma de la ciudad. La Coruña se convierte así en un organismo mágico, donde incluso la plaza “ríe” y la marquesina de autobús “resplandece entre la lluvia y el rocío de los ángeles”.

Ramón, como es habitual en su poética, hace un uso magistral de la metáfora, no como ornamento, sino como herramienta de conocimiento: el lector no ve La Coruña, la siente, la atraviesa, se pierde en sus imágenes. La ciudad es al mismo tiempo materia y evocación, escenario y protagonista, y esa dualidad se mantiene a lo largo de todo el texto. Lo urbano se funde con lo mitológico y lo cotidiano: castillos, iglesias, mandrágoras y cañones oxidados conviven con marquesinas, botas mojadas y portales vecinos.

En cuanto al lenguaje, el poema es denso, de una notable riqueza léxica, con una sintaxis libre que se despliega como un flujo de conciencia. La estructura en versos largos y la ausencia de puntuación en muchas secciones refuerzan esa sensación de trance poético, como si el hablante estuviera dictando desde el interior de un sueño. La musicalidad es otra gran virtud en la poesía de Ramón, hay ritmo en la cadencia de las imágenes, en la repetición de estructuras (“sabes que… sabes que…”) y en la alternancia entre lo concreto y lo abstracto.

Una de las cualidades más llamativas del poema es su tono melancólico y amoroso. La ciudad no solo es el espacio de la experiencia, sino también del recuerdo, del encuentro perdido, del tú implícito que aparece al final como una figura difusa, posiblemente un reflejo del propio yo. “Sabes que te conocí en el mañana cuando ya no eras sol” es uno de esos versos que condensan la esencia de esta poética: un tiempo líquido, una belleza que persiste aunque ya no sea, una ciudad que existe también —y sobre todo— en el alma del que la habita.

En definitiva, Retrato de mi ciudad es un poema de una sensibilidad exquisita, que desborda imágenes y sentidos. Ramón Carballal no solo escribe sobre La Coruña, la reimagina, la reencanta. Y en ese acto de amor y creación, nos invita a ver nuestras propias ciudades —y nuestras vidas— como lugares sagrados, donde hasta la lluvia puede cantar con voz de luciérnaga.

Mi más cordial enhorabuena, don Ramón Carballal, por este logro rítmico-literario, ciertamente reseñable en cuanto a su aportación a la poesía toda.
Un fuerte abrazo.

[Alejandro Costa]

La ciudad engalanada de hermosos versos.

Muy bueno.

Un abrazo. Ramón.

[Ramón Carballal]

RETRATO DE MI CIUDAD, DE RAMÓN CARBALLAL

viewtopic.php?t=37766

En esta obra, Ramón Carballal Durán compone un himno lírico a La Coruña, no desde la postal ni la descripción turística, sino desde una perspectiva profundamente sensorial, onírica y casi mística. El poema es una construcción simbólica, una ciudad imaginada a través del filtro de la memoria, el deseo y la introspección. En Retrato de mi ciudad, Ramón no se limita a retratar la ciudad, sino que la transforma en una entidad viva, cambiante, que respira al ritmo del poeta.

Desde el primer verso —“Es todo aire, un sonámbulo ejército de ráfagas pobladas de espuma”—, se percibe la influencia de un imaginario surrealista, con imágenes que desafían la lógica y apelan directamente a lo sensorial. El mar, el viento, la lluvia y la luz del faro no son elementos externos, sino fuerzas animadas, con voluntad propia, que dan cuerpo al alma de la ciudad. La Coruña se convierte así en un organismo mágico, donde incluso la plaza “ríe” y la marquesina de autobús “resplandece entre la lluvia y el rocío de los ángeles”.

Ramón, como es habitual en su poética, hace un uso magistral de la metáfora, no como ornamento, sino como herramienta de conocimiento: el lector no ve La Coruña, la siente, la atraviesa, se pierde en sus imágenes. La ciudad es al mismo tiempo materia y evocación, escenario y protagonista, y esa dualidad se mantiene a lo largo de todo el texto. Lo urbano se funde con lo mitológico y lo cotidiano: castillos, iglesias, mandrágoras y cañones oxidados conviven con marquesinas, botas mojadas y portales vecinos.

En cuanto al lenguaje, el poema es denso, de una notable riqueza léxica, con una sintaxis libre que se despliega como un flujo de conciencia. La estructura en versos largos y la ausencia de puntuación en muchas secciones refuerzan esa sensación de trance poético, como si el hablante estuviera dictando desde el interior de un sueño. La musicalidad es otra gran virtud en la poesía de Ramón, hay ritmo en la cadencia de las imágenes, en la repetición de estructuras (“sabes que… sabes que…”) y en la alternancia entre lo concreto y lo abstracto.

Una de las cualidades más llamativas del poema es su tono melancólico y amoroso. La ciudad no solo es el espacio de la experiencia, sino también del recuerdo, del encuentro perdido, del tú implícito que aparece al final como una figura difusa, posiblemente un reflejo del propio yo. “Sabes que te conocí en el mañana cuando ya no eras sol” es uno de esos versos que condensan la esencia de esta poética: un tiempo líquido, una belleza que persiste aunque ya no sea, una ciudad que existe también —y sobre todo— en el alma del que la habita.

En definitiva, Retrato de mi ciudad es un poema de una sensibilidad exquisita, que desborda imágenes y sentidos. Ramón Carballal no solo escribe sobre La Coruña, la reimagina, la reencanta. Y en ese acto de amor y creación, nos invita a ver nuestras propias ciudades —y nuestras vidas— como lugares sagrados, donde hasta la lluvia puede cantar con voz de luciérnaga.

Mi más cordial enhorabuena, don Ramón Carballal, por este logro rítmico-literario, ciertamente reseñable en cuanto a su aportación a la poesía toda.
Un fuerte abrazo.

Posiblemente sea el alma quien escriba cuando uno evoca- interpreta-reinterpreta- la relación íntima que se crea entre el hombre y la ciudad que quiere y que de alguna manera lleva siempre dentro. Has hecho, Rafel, como es habitual en ti un análisis del poema que refleja con lucidez y maestría la intención del autor. Que este poema merezca la pena y se valore o no, eso ya es cuestión del gusto y la opinión del lector. Mi agradecimiento por haber dedicado tu valioso tiempo a estos versos que me inspiraron la ciudad que me vio nacer. Un fuerte abrazo.

[Ramón Carballal]

La ciudad engalanada de hermosos versos.

Muy bueno.

Un abrazo. Ramón.

Gracias, Alejandro. Un abrazo.