Editorial Alaire

Rafel Calle escribió:Muy bello trabajo, amigo Ramón.
Felicidades.
Abrazos.

Armilo Brotón escribió:Querido amigo, has hecho muy bien en resubir el poema porque es una belleza. En cada verso reúnes unas evocadoras imágenes que van impresionando en mi mente la idea general del poema. Muy logrado el conjunto y armónico.
Un abrazo y salud

J. J. Martínez Ferreiro escribió:

Ramón Castro Méndez escribió:Vuelvo a subir este poema que parece haberse extraviado entre el 9 y el 23 de Marzo como consecuencia de los problemas sufridos por la página.




Ella miraba al cielo,
y las estrellas apenas eran lágrimas
en esta noche que se alumbra
con la luz de los bares.
Más allá se alzaba la distancia,
el póstumo eco
del corazón de un mundo tan pequeño
que aún palpita
oculto entre sílabas de neón y arpas de viento.

Donde el camino se acaba,
donde pierde las huellas del regreso,
la noche se desprende de sus sombras,
sonámbula y huérfana de todo otro signo,
como un río fantasma de ojos grises
que desplazara sus aguas cual madera muerta.

Yo era el náufrago que el mar rechaza,
el insecto que gira y gira atrapado por la luz.
Tu luz,
´última dársena en el jardín dormido,
salobre aliento en la pupila muda.

Joer, qué poemazo, Ramón, ya el inicio es de gran altura y no baja ni un ápice su belleza, de un lirismo que impresiona de verdad.


Todo un placer de lectura, querido amigo.

Abrazos y salud.

xaime oroza carballo escribió:

Ramón Castro Méndez escribió:Vuelvo a subir este poema que parece haberse extraviado entre el 9 y el 23 de Marzo como consecuencia de los problemas sufridos por la página.




Ella miraba al cielo,
y las estrellas apenas eran lágrimas
en esta noche que se alumbra
con la luz de los bares.
Más allá se alzaba la distancia,
el póstumo eco
del corazón de un mundo tan pequeño
que aún palpita
oculto entre sílabas de neón y arpas de viento.

Donde el camino se acaba,
donde pierde las huellas del regreso,
la noche se desprende de sus sombras,
sonámbula y huérfana de todo otro signo,
como un río fantasma de ojos grises
que desplazara sus aguas cual madera muerta.

Yo era el náufrago que el mar rechaza,
el insecto que gira y gira atrapado por la luz.
Tu luz,
´última dársena en el jardín dormido,
salobre aliento en la pupila muda.

Hermoso poema, estremecedor el canto.
Un abrazo

Ramón Carballal escribió:Buen poema, Ramón. Lo he disfrutado. Mi felicitación y un abrazo.