Editorial Alaire

Ramón Carballal escribió:Da gusto leer un poema tan vital y positivo. Felicidades y un abrazo.

Ulises C.J. escribió:De niño me preguntaron
¿Qué quieres ser de mayor?
Y de forma inadvertida,
sentí querer ser cantor,
para cantarle a la vida.

Cantar a los sueños chicos
de los años de grandeza:
cuando el corazón es grande
y es pequeña la cabeza.
Y el universo se expande,
y se vive en la certeza
que no hay sendas que desande
aquel que el camino empieza.
Que en el reino de emociones
los niños son sus regentes.
Pues sólo los corazones,
de esos seres inocentes,
no precisan de razones
para saber que las gentes
deben tener ilusiones.

Cantar a ese sentimiento,
al que llamamos amor,
que nos quita y nos da aliento,
y que es en el interior
del alma, su encantamiento.
Pues sólo sintiendo el viento
del amor, en nuestras hojas,
la vida que es un momento
hará que te sobrecojas,
y habrá valido el intento

Cantar ese canto ardiente,
cuando grita libertad,
que nadie a nada es sirviente.
Mi cantar dirá: ¡gritad!
que no es tema indiferente.
Que no hay otro, es mi hermano,
crucemos nuestro destino,
ofrezcámonos la mano.
Si quiero ser peregrino,
que no haga este viaje en vano.

Cantar a trozos de mi alma
que nacieron de mujer
y que trajeron la calma:
cuando el mundo del no ser
al mundo del ser se empalma.
Que la vida pone magia
cuando cantas al amor,
y el milagro se presagia.
Y uno y uno no son dos
cuando el amor los contagia.

Cantar a ríos y mares,
a la luna y las estrellas.
Si el mundo tiene lugares
lleno de cosas tan bellas,
que al alma son despertares.
Y de pueblos y de gentes,
quiero cantar a sus sueños,
con un cantar tan creciente
que alimente sus empeños
de hallarlos eternamente.

Soy cantor, y sin medida,
quiero cantar de tal suerte,
que esté cantando a la vida
cuando me llegue la muerte.

Alejandro Costa escribió:Ya de por sí el poema tiene música, ritmo, belleza.

Me ha gustado.

Abrazos

E. R. Aristy escribió:

Ulises C.J. escribió:
Maravilloso poema, me conmueve su candor y belleza! Te felicito, Ulises. Un abrazo, grande, ERA