Editorial Alaire

javier eguilaz escribió:

Ricardo Serna G escribió:El intruso

Sueño, ¿por qué mentir? Si necesitas rehenes
he aquí el macetón, montículo de estratos
perfumados y la trama y el huevo de los alacranes.
----Primicias crueles de Jean Cocteau----

Te exhorto en la serenidad, que tu capa
hecha de noche, truene en racimos
y envuelva el aire con frutos en celo,
y la loca gacela triste se encierre
en silencio, sin remordimiento,
como genio en la espera del sudario
del último ruego.

La espera, bajo el embrujo
de la gracia de los dolores,
rompa el cristal de las mentiras
y vomite un desierto frío,
hundido en un viejo tiempo de muerte,
plegado a una lanza en su garganta,
sin prórroga, collar y corona.

El intruso llegó, sin previo aviso,
con una canasta de ciruelas negras,
para seducir el vano sueño,
bailando ante el espejo de la fe,
y pisando, a paso firme, la vigilia de la angustia.

El último ruego, en ánfora difunta,
visita la cárcel de los días,
abre las cortinas de la luz,
descubre los viejos misterios del mundo
y llora en el lecho del sudario.

Él, sólo él,
vestido con gorro de veneno,
con ojos cerrados y sin regreso,
con mejillas de manzana,
abre las puertas de los rostros del recuerdo,
y la riqueza, de lo imposible, brilla por su ausencia.

espectacular poema Ricardo -verso tras verso- es todo un espectáculo poético
el intruso a veces llama a la puerta, y otras entra sin llamar
un fuerte abrazo Poeta
salud!
suerte
y se feliz
cuidate (no necesariamente del intruso -por que deambula como dueño y señor)

Pilar Morte escribió:Buen poena, Ricardo. Con cierta intriga del personaje has escrito estrofas muy logradas. Felicidades.
Abrazos
Pilar

javier eguilaz escribió:

Ricardo Serna G escribió:El intruso

Sueño, ¿por qué mentir? Si necesitas rehenes
he aquí el macetón, montículo de estratos
perfumados y la trama y el huevo de los alacranes.
----Primicias crueles de Jean Cocteau----

Te exhorto en la serenidad, que tu capa
hecha de noche, truene en racimos
y envuelva el aire con frutos en celo,
y la loca gacela triste se encierre
en silencio, sin remordimiento,
como genio en la espera del sudario
del último ruego.

La espera, bajo el embrujo
de la gracia de los dolores,
rompa el cristal de las mentiras
y vomite un desierto frío,
hundido en un viejo tiempo de muerte,
plegado a una lanza en su garganta,
sin prórroga, collar y corona.

El intruso llegó, sin previo aviso,
con una canasta de ciruelas negras,
para seducir el vano sueño,
bailando ante el espejo de la fe,
y pisando, a paso firme, la vigilia de la angustia.

El último ruego, en ánfora difunta,
visita la cárcel de los días,
abre las cortinas de la luz,
descubre los viejos misterios del mundo
y llora en el lecho del sudario.

Él, sólo él,
vestido con gorro de veneno,
con ojos cerrados y sin regreso,
con mejillas de manzana,
abre las puertas de los rostros del recuerdo,
y la riqueza, de lo imposible, brilla por su ausencia.

espectacular poema Ricardo -verso tras verso- es todo un espectáculo poético
el intruso a veces llama a la puerta, y otras entra sin llamar
un fuerte abrazo Poeta
salud!
suerte
y se feliz
cuidate (no necesariamente del intruso -por que deambula como dueño y señor)

Rafel Calle escribió:Hermoso e interesante trabajo, amigo Ricardo.
Felicidades.
Abrazos.

Ramón Castro Méndez escribió:Muy buen poema, amigo Ricardo, rico en expresividad y con un exquisito dominio del léxico que encaja armoniosamente verso tras verso.
Todo un placer de lectura.
Mi felicitación y abrazo.

Alonso Vicent escribió:Poética crónica de una llegada sin aviso previo.
Confinamiento y tiempo para entender este desbarajuste… desde la serenidad de los que sabemos que todo pasa, aunque en parte se quede.
Buen poema, Ricardo. Me gustó.
Un abrazo.

Begoña Egüen escribió:Espectacular poema, estimado amigo, Ricardo Serna. Mi más sincera enhorabuena.
Un abrazo.
BEGOÑA.

Ricardo Serna G escribió:El intruso

Sueño, ¿por qué mentir? Si necesitas rehenes
he aquí el macetón, montículo de estratos
perfumados y la trama y el huevo de los alacranes.
----Primicias crueles de Jean Cocteau----

Te exhorto en la serenidad, que tu capa
hecha de noche, truene en racimos
y envuelva el aire con frutos en celo,
y la loca gacela triste se encierre
en silencio, sin remordimiento,
como genio en la espera del sudario
del último ruego.

La espera, bajo el embrujo
de la gracia de los dolores,
rompa el cristal de las mentiras
y vomite un desierto frío,
hundido en un viejo tiempo de muerte,
plegado a una lanza en su garganta,
sin prórroga, collar y corona.

El intruso llegó, sin previo aviso,
con una canasta de ciruelas negras,
para seducir el vano sueño,
bailando ante el espejo de la fe,
y pisando, a paso firme, la vigilia de la angustia.

El último ruego, en ánfora difunta,
visita la cárcel de los días,
abre las cortinas de la luz,
descubre los viejos misterios del mundo
y llora en el lecho del sudario.

Él, sólo él,
vestido con gorro de veneno,
con ojos cerrados y sin regreso,
con mejillas de manzana,
abre las puertas de los rostros del recuerdo,
y la riqueza, de lo imposible, brilla por su ausencia.

José Manuel F. Febles escribió:Un excelente poema, amigo Ricardo Serna. Expresivo en su decir, con un vocabulario justo a cada idea a lo ancho del poema. Una mano poética, la tuya, que merece el aplauso y el abrazo que te envío desde la soledad de mi isla.

José Manuel F. Febles