Me falta el corazón que a ti te sobra (a Miguel Hernández)

[Armilo Brotón]

Ufff Alejandro, amigo; imperdonable no haberte comentado este poema de nuestro querido poeta, nuestra referencia, nuestro paisano Miguel Hernández.
Ya te comenté un día la idea que vamos a desarrollar. Aquí te muestras Costa en toda su esplendorosa emoción, tu gran sensibilidad; aquí nos dejas parte de tu sangre, referencia que Miguel utilizaba a menudo, regalándonos el impulso vital que lo acompañó hasta su lamentable muerte.
Siempre espero otro poema que nos recuerde desde tus palabras al que siempre querremos.
Un abrazo y salud

[F. Enrique]

Un homenaje dignísimo, Alejandro. Siempre es complicado penetrar en un corazón tan inmenso, tu verso se ha llenado de él, y nos llega en ese camino que deberíamos recorrer con más asiduidad; Miguel sigue mostrándonos el camino para conciliar al hombre con el hombre. Nuestro mundo sigue mostrando ese dolor, aunque, por suerte, no llega a los límites de ese otro que le tocó vivir a nuestro poeta.

[Alejandro Costa]

Ufff Alejandro, amigo; imperdonable no haberte comentado este poema de nuestro querido poeta, nuestra referencia, nuestro paisano Miguel Hernández.
Ya te comenté un día la idea que vamos a desarrollar. Aquí te muestras Costa en toda su esplendorosa emoción, tu gran sensibilidad; aquí nos dejas parte de tu sangre, referencia que Miguel utilizaba a menudo, regalándonos el impulso vital que lo acompañó hasta su lamentable muerte.
Siempre espero otro poema que nos recuerde desde tus palabras al que siempre querremos.
Un abrazo y salud

Pues ya sabes que cada dos por tres me da la vena.

Es algo que no puedo remediar.

Todo lo que lo rodea me hace sentir.

Gracias, compañero.

Un abrazo.

[Alejandro Costa]

Un homenaje dignísimo, Alejandro. Siempre es complicado penetrar en un corazón tan inmenso, tu verso se ha llenado de él, y nos llega en ese camino que deberíamos recorrer con más asiduidad; Miguel sigue mostrándonos el camino para conciliar al hombre con el hombre. Nuestro mundo sigue mostrando ese dolor, aunque, por suerte, no llega a los límites de ese otro que le tocó vivir a nuestro poeta.

No lo tendría yo muy claro. el vivió la época de las cadenas, de la miseria,
de la falta absoluta de libertad.
Hoy vivimos la de la locura, la del abuso y el lujo desmesurado. Hoy se sigue sin mirar al desvalido,
con el lujo por bandera y el derroche. Los políticos, los líderes, tampoco se diferencian demasiado
con los de entonces, pero estos van con el disfraz de cordero. Hoy todavía hay mucha gente en
la cola de los bancos de alimentos, mientras otros ganan miles de millones de euros tan solo por
dar patadas a un balón, colar la bolita entre una canasta o golpear una bola con una raqueta.
¿En qué nos diferenciamos? en nada. Simplemente somos humanos, el ser más desctructor sobre
la capa terrestre. A él lo destruyó su libertad, su grito, la ignorancia de la época y sobre todo, el ser humano.
Igual que hoy en día.

Muchas gracias por tu comentario.

Te pido perdón por la extensión de mi respuesta.

Para mí, fué, es y será mi ídolo.

Un fuerte abrazo.

[javier eguilaz]

Hoy, descorazonarme,
yo el más corazonado de los hombres,
y por el más, también el más amargo.

No sé por qué, no sé por qué ni cómo
me perdono la vida cada día.

Versos finales del poema “Me sobra el corazón” (Miguel Hernández)

Estoy perdido sin saber que hacer,
hoy, que no puedo asimilar tu grito,
no me queda luz en el horizonte,
y es tan cruel el día,
que la garganta sangra
al sentir tu aliento desgarrado.

Las rosas se marchitan y el viento arde,
tan solo las espinas resisten el agobio
que emanan las venas de
mi corazón cansado.
Acaso debiera arrancarlo,
esparcir la sangre en tu tiesto
para alimentar las raíces que me injerten a tu tallo.

Cada verso leído, es un puñal asesino,
una tortura despiadada,
un tornado de desdichas y desamparo,
es un paso más a una locura indeterminada,
a un sufrimiento sin control.
Es una búsqueda frenética y homicida,
donde poder acompañarte, en alma y vida,
a un salto mortal al vacío.

Tengo frío…, tengo frío y tiemblo.

Tu mala luna, sigue ofendida,
las tinieblas la dejaron huérfana,
el pasado no se cura, no la cura.

Siempre he sentido una terrible sensación
de dolor invadiendo mis entrañas,
una pena infinita,
una tragedia que se mueve en mis adentros
desde que comenzaste a compartir mi vida.

Tenías una sola pena.
Una sola me dejaste, una sola,
una que me inundó el alma de tristeza.

Te sobra corazón, te sobra poesía…
… te sobra tiempo.

Me falta tu presencia,
tus horas, tu días, tu vida.

Me falta el corazón que a ti te sobra.

Y no sé, no sé ni entiendo,
que has hecho con el mío,
que en castigo vive,
y con tu recuerdo yace muerto.

Tu versos, tu poesía,
también me perdonan la vida…
…día a día.

El recuerdo casi impertinente de Miguel Hernández, tanto en mi persona
como en mi escritura, me inunda de tal manera, que un hábito de locura
se instala en mi mente, con el único deseo, obviamente imposible, de sentarme
a su lado y conversar sobre ese mundo tan terrible y a la vez tan hermoso,
que la vida le dispuso.
Cuando leí este poema, uno de los últimos de su corta vida, quedé impactado.
Es tal el sentimiento desgarrador que padece, que casi lo sientes como tuyo.
Es tan duro, como hermoso, y ese final que se te clava como daga asesina,
es la metáfora homicida de su vida.
Va por él.
Va por ti, Miguel

Tremendo poema a nuestro Miguel (te honra), y muy bueno por cierto, en ese lamento de La Sensibilidad... por su ausencia. Un alma tan Sensible es irrepetible, en sus luchas, alegrías, y penas. Y terminando su vida privado del bien más preciado... La Libertad, viendo a su pueblo desmembrarse, entre sufrimientos y dolores sin cura,; y la lejanía y tortura de no tener cerca el cariño de los suyos.
Te felicito Alejandro
un fuerte abrazo Poeta
salud!!
suerte
y se feliz
cuidate mucho

[Alejandro Costa]

Hoy, descorazonarme,
yo el más corazonado de los hombres,
y por el más, también el más amargo.

No sé por qué, no sé por qué ni cómo
me perdono la vida cada día.

Versos finales del poema “Me sobra el corazón” (Miguel Hernández)

Estoy perdido sin saber que hacer,
hoy, que no puedo asimilar tu grito,
no me queda luz en el horizonte,
y es tan cruel el día,
que la garganta sangra
al sentir tu aliento desgarrado.

Las rosas se marchitan y el viento arde,
tan solo las espinas resisten el agobio
que emanan las venas de
mi corazón cansado.
Acaso debiera arrancarlo,
esparcir la sangre en tu tiesto
para alimentar las raíces que me injerten a tu tallo.

Cada verso leído, es un puñal asesino,
una tortura despiadada,
un tornado de desdichas y desamparo,
es un paso más a una locura indeterminada,
a un sufrimiento sin control.
Es una búsqueda frenética y homicida,
donde poder acompañarte, en alma y vida,
a un salto mortal al vacío.

Tengo frío…, tengo frío y tiemblo.

Tu mala luna, sigue ofendida,
las tinieblas la dejaron huérfana,
el pasado no se cura, no la cura.

Siempre he sentido una terrible sensación
de dolor invadiendo mis entrañas,
una pena infinita,
una tragedia que se mueve en mis adentros
desde que comenzaste a compartir mi vida.

Tenías una sola pena.
Una sola me dejaste, una sola,
una que me inundó el alma de tristeza.

Te sobra corazón, te sobra poesía…
… te sobra tiempo.

Me falta tu presencia,
tus horas, tu días, tu vida.

Me falta el corazón que a ti te sobra.

Y no sé, no sé ni entiendo,
que has hecho con el mío,
que en castigo vive,
y con tu recuerdo yace muerto.

Tu versos, tu poesía,
también me perdonan la vida…
…día a día.

El recuerdo casi impertinente de Miguel Hernández, tanto en mi persona
como en mi escritura, me inunda de tal manera, que un hábito de locura
se instala en mi mente, con el único deseo, obviamente imposible, de sentarme
a su lado y conversar sobre ese mundo tan terrible y a la vez tan hermoso,
que la vida le dispuso.
Cuando leí este poema, uno de los últimos de su corta vida, quedé impactado.
Es tal el sentimiento desgarrador que padece, que casi lo sientes como tuyo.
Es tan duro, como hermoso, y ese final que se te clava como daga asesina,
es la metáfora homicida de su vida.
Va por él.
Va por ti, Miguel

Tremendo poema a nuestro Miguel (te honra), y muy bueno por cierto, en ese lamento de La Sensibilidad... por su ausencia. Un alma tan Sensible es irrepetible, en sus luchas, alegrías, y penas. Y terminando su vida privado del bien más preciado... La Libertad, viendo a su pueblo desmembrarse, entre sufrimientos y dolores sin cura,; y la lejanía y tortura de no tener cerca el cariño de los suyos.
Te felicito Alejandro
un fuerte abrazo Poeta
salud!!
suerte
y se feliz
cuidate mucho

Muchas gracias, Javier.

Era un verdadero genio.

Un fuerte abrazo, mago de la felicidad.