Sinuhé el egipcio, un poeta y una locura
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- Ramón Carballal
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Re: Sinuhé el egipcio, un poeta y una locura
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Re: Sinuhé el egipcio, un poeta y una locura
Un maravilloso poema para un maravilloso poeta por un marvavilloso poeta, Alejandro. Un abrazo grande a Ramon y a ti.Alejandro Costa escribió: ↑Sab, 15 Feb 2020 23:25 Un campo de cebollas
y la salinidad de las lombrices
aferradas a la tierra humedecida
por los desechos olvidados
abren la tortura de una imaginación inimaginable.
Mientras tanto, se envuelven en paja
las esencias inenarrables
de tantas sonrisas con el carmín desarmado,
y las cataratas de los párpados
ataviadas con agua de dolor.
Entre recelos y huecos sin profundidad,
se mueven los hábitos de las pupilas heridas,
se mantienen cerrados los suspiros del deshielo.
Siempre hay alguien que dibuja
la sombra que departe bailes atormentados,
y envuelve un ayer caducado
para que no derrita los charcos
en los que el hoy navega a la deriva,
prácticamente sin tablas de navegación,
por no escuchar del cielo
aquellos lamentos inacabados.
Es entonces, cuando entre bicicletas,
campos, y juicios equivocados,
se enredan entre los fardos
las costillas castigadas por la insensatez,
el tormento del viento huracanado
y el ruido ensordecedor de las ruinas del silencio.
Al final, la sensación de locura pace al lado,
las zapatillas se sienten incapaces de amortiguar los pasos,
y parece como si en el calvario
aún hubiera una cruz esperando ser crucificado
y un reloj perdiera la aguja de las horas
para no encontrarse de frente con el destino.
Fueron unas tantas letras, varios versos,
unas cuantas estrofas y un sinfín de metáforas,
alguien leyendo “Sinuhé, el egipcio”,
una muñeca destilando un poema endiablado de belleza,
un poeta en ciernes de investirse de genio
y un lector, impresionado y enloquecido,
del que la historia quizás propague su locura,
al destilar las venas excitadas,
los músculos encogidos
y la mirada de unos ojos desgarrados
por la gallardía de la esencia del perfume poético.
Y todo por culpa de un poeta único.
Dedicado a Ramón Carballal, al genial poeta, escritor y compañero,
al que admiro y envidio, -envidia sana, si existe-, y que tras seguirlo
y seguirlo, me rompió totalmente el esquema con ese joven que leía
Sinuhé el egipcio. Millones de gracias por hacerme sentir.