Editorial Alaire

R. M. Alemán escribió:No es para menos... Jo, que bueno, siempre por ver (naturaleza), por sentir, por vivir... pues sigo ahí, en esa primera mitad... y sí, dicen que la edad también conlleva olvido, je. Con la sonrisa que me dejaron las letras, hasta tu tierra, Alonso. Un fuerte abrazo

Juan Cruz Bordoy escribió:Alonso, tu poema fluye como la vida misma. Está dotado de una belleza única que nos permite volver a observar los pasos dados en nuestra senda de una manera sensible. Como si pudiéramos ver lo que no hemos visto antes. Pienso que si la vida es una enfermedad -frase que me parece particularmente emocionante-, la poesía está allí para tratarla. Y la tuya cumple dignamente ese destino. Un gran gusto leerte.
Saludos,
Juan Cruz.

Hallie Hernández Alfaro escribió:Jo, Alonso, aquí hay excelencia a más no poder. Tu mano firme ha extendido su inspiración a nuestros ojos. Regalo inmenso nos haces.

Ovación sostenida; abrazos.

Alonso Vicent escribió:Naces y el mundo está a tus pies;
lloras, pero respiras
aunque no puedas ni dar un solo paso.
Ríes, porque te tocan una parte
de esta recién estrenada vida
y hueles que todo va a ir bien.
Después gateas
y escoges los alcances de tu mano,
y miras con esos ojos
que ya empiezan a ver.
Sufres las reprimendas y gozas,
sé que gozas,
cuando las reacciones se confunden,
te indultan, te dejan hacer.
Más tarde, crecer
nos traerá alguna que otra condena:
adolescencia,
juventud,
madurez
(no es el camino fácil,
tampoco incierto),
senectud.
Nunca fueron los pasos perdidos
ni fue lo que no fue.
Seguimos empeñados en ser sobrevivientes
con ansias de trascender.
Existe una enfermedad que no tiene cura,
la vida,
esta vida que nos concierne
desde el principio al final.
No elegimos morirnos un día,
pero si hay que hacerlo,
por supuesto, habrá que tomarse un tiempo.
Yo estoy acostumbrado a las esperas
y esta, actualmente,
no la llevo mal.

Óscar Distéfano escribió:

Alonso Vicent escribió:Naces y el mundo está a tus pies;
lloras, pero respiras
aunque no puedas ni dar un solo paso.
Ríes, porque te tocan una parte
de esta recién estrenada vida
y hueles que todo va a ir bien.
Después gateas
y escoges los alcances de tu mano,
y miras con esos ojos
que ya empiezan a ver.
Sufres las reprimendas y gozas,
sé que gozas,
cuando las reacciones se confunden,
te indultan, te dejan hacer.
Más tarde, crecer
nos traerá alguna que otra condena:
adolescencia,
juventud,
madurez
(no es el camino fácil,
tampoco incierto),
senectud.
Nunca fueron los pasos perdidos
ni fue lo que no fue.
Seguimos empeñados en ser sobrevivientes
con ansias de trascender.
Existe una enfermedad que no tiene cura,
la vida,
esta vida que nos concierne
desde el principio al final.
No elegimos morirnos un día,
pero si hay que hacerlo,
por supuesto, habrá que tomarse un tiempo.
Yo estoy acostumbrado a las esperas
y esta, actualmente,
no la llevo mal.

Un poema muy dicente que reflexiona sobre los ciclos de la vida. Me ha gustado mucho todo el poema, y destaco la fuerza expresiva del título, y esa forma mesurada de rematar los versos ante la espera del fin de todos los sueños. Enhorabuena.

Un abrazo, amigo.
Óscar

Rafel Calle escribió:Bello e interesante trabajo, amigo Alonso.
Abrazos.

Rosario Martín escribió:Qué buen poema, compañero.
Es curioso que el primer aliento del ser humano
suele ir acompañado de lágrimas,
acabas de nacer y ya te arrancas a llorar
para alegría de los presentes.
Después vendrán otras lágrimas
hasta que llega un día que te dices:
Qué no daría yo por un par de lagrimitas;)
y es que algunas son aloe vera
para las cuencas secas.
La vida puede ser muy cabrona
pero hay días que se pone tan bonita
que merece la pena esperar...
Me voy a preparar café para la vida, amigo entero,
en el camino nos vemos...
Un beso

Ramón Carballal escribió:Con lucidez y un punto de ironía describes esa peripecia vital que a todos nos concierne. Me ha gustado la lectura. Un abrazo.