Editorial Alaire

Luis M. escribió:

Ramón Carballal escribió: Esta cucaracha no me olvida.

Viene a mí, tranquila como un monje,
exacta como un lápiz que inventa un círculo.

Y es que nunca me siento solo cuando, atentamente, la miro.

Me parece un poema atractivo, (lo cual para mi gusto ya es un gran logro), y además me encanta el realismo mágico (creo que encaja bien en ese estilo). Destaco especialmente los cuatro versos finales, pero todo él, en su conjunto, está bastante logrado.
Mis felicitaciones, Ramón, Un abrazo y Felices Fiestas, amigo.

Ángeles Hernández escribió:Impresionante!! Imagen tras imagen que no me pueden dejar indiferente después de leerlas y se quedan en la mente.
Me gusta muchísimo.
Abrazos

Rafel Calle escribió:Tan bello como interesante trabajo, amigo Ramón.
Abrazos.

Ana García escribió:He leído varias veces este poema, Ramón, hasta casi aprenderlo de memoria.
Es una forma de ver el mundo a través de ese realismo mágico que nombra Luis y que a mí, me maravilla.
Cada verso duele, menos mal que podemos respirar aprovechando los puntos y aparte. ¡Gracias por ellos! Hacen que el poema sea un poco más liviano.
Te felicito por ser el autor de un poema tan logrado.
Un abrazo.

Marius Gabureanu escribió:Un poema novedoso y muy profundo, que me ha encantado. Nunca defrauda tu poesía. Feliz Año y muchos abrazos, Ramón.

Ramón Carballal escribió:Algo les dije a los guardias, algo dije.

La fábrica de sueños enmudece
y en el grisú de las minas no canta el petirrojo.

Juan murió de hambre porque vivía en un plato de sopa vacío.

Cuando llueve se excitan las calandrias,
por una vez vuelan libres hasta que caen mojadas por la luz.

En el híper hay una oferta de abrazos mecánicos
escrita en el idioma de ningún país.

Esta cucaracha no me olvida.

Viene a mí, tranquila como un monje,
exacta como un lápiz que inventa un círculo.

Y es que nunca me siento solo cuando, atentamente, la miro.

xaime oroza carballo escribió:

Ramón Carballal escribió:Algo les dije a los guardias, algo dije.

La fábrica de sueños enmudece
y en el grisú de las minas no canta el petirrojo.

Juan murió de hambre porque vivía en un plato de sopa vacío.

Cuando llueve se excitan las calandrias,
por una vez vuelan libres hasta que caen mojadas por la luz.

En el híper hay una oferta de abrazos mecánicos
escrita en el idioma de ningún país.

Esta cucaracha no me olvida.

Viene a mí, tranquila como un monje,
exacta como un lápiz que inventa un círculo.

Y es que nunca me siento solo cuando, atentamente, la miro.

Excelsa fondura en todo o teu canto, meu. Engaiolante.
Unha aperta

Ana Muela Sopeña escribió:Interesante tu poema, Ramón:

Expresividad mágica en cada verso.

Esa cucaracha tiene poder...

Felicitaciones
Un beso
Ana