La habitación de los espejos

[Alejandro Costa]

I

El cenicero rojo de melamina está atiborrado.
Ha sido una noche de reflexiones.

Las entrañas devorándose a preguntas,
desgarrándome en la travesía,
pero continúo cavando, hacia lo profundo,
hasta dar con la habitación de los espejos.

He llegado allí sorteando cada letra de mi nombre,
cada centímetro de mi forma,
en contra de todo instinto de supervivencia.

Me multiplico en sus brillantes paredes infinitas
y me transformo en un caleidoscopio de negaciones
con sus respectivas sonrisas mezquinas.


II

Y en medio de tantas distorsiones,
de la nada brotas.
Estás.
Absolutamente definido, invariable.
Una estatua con signo de interrogación.

Las culpas comienzan a tropezarse,
desesperadas por ser atendidas.
Por colarse en lo más profundo y retoñar
como una flor pútrida.

Empieza el festín y soy consciente
que me he servido como plato principal
para el verdugo de mi consciencia.


III

Inclusive aquí tu recuerdo me hostiga,
me hunde los dientes como un perro rabioso,
y no debería anhelar que cada beso te escalde,
obligándote a buscar refugio entre tus propios brazos,
temiendo que el cuerpo, de tanto doblarse, se parta en dos.

Ni anhelar que el recuerdo de tu rostro
se desfigure tanto, que se transforme
en una especie de mueca grotesca,
modelada por las heces de las moscas.

Tampoco aspirar que no concilies sueño alguno,
que los roces ajenos te lijen mis señales con sangre,
el silencio se quiebre con mi voz y te llegue a modo de estocada
y que cada parpadeo te traiga la intermitencia de una pesadilla.

En medio de esta habitación de reflejos
me observo como una sombra que languidece,
y eso debería bastar para no desearte pena alguna,
ni con mis palabras, ni con mis silencios.

Pero…


IV

Espero que cada sonrisa te duela,
porque soy una hija de puta.

Me ha dado la sensación de que has llegado al límite
y tenías que dar un golpe en la mesa y dejar tu voz
grabada en tantos oídos sordos.
He sentido que estás dolida y que no entiendes bien
el motivo. Tu final, tan desgarrador y potente,
me induce a pensar en ello.
Fuera de este comentario, el poema es bueno
y su lectura te lleva por carriles agrestes, duros, pero
poéticos.
Me ha gustado, sin duda.

Un beso.

[Ara López]

I

El cenicero rojo de melamina está atiborrado.
Ha sido una noche de reflexiones.

Las entrañas devorándose a preguntas,
desgarrándome en la travesía,
pero continúo cavando, hacia lo profundo,
hasta dar con la habitación de los espejos.

He llegado allí sorteando cada letra de mi nombre,
cada centímetro de mi forma,
en contra de todo instinto de supervivencia.

Me multiplico en sus brillantes paredes infinitas
y me transformo en un caleidoscopio de negaciones
con sus respectivas sonrisas mezquinas.


II

Y en medio de tantas distorsiones,
de la nada brotas.
Estás.
Absolutamente definido, invariable.
Una estatua con signo de interrogación.

Las culpas comienzan a tropezarse,
desesperadas por ser atendidas.
Por colarse en lo más profundo y retoñar
como una flor pútrida.

Empieza el festín y soy consciente
que me he servido como plato principal
para el verdugo de mi consciencia.


III

Inclusive aquí tu recuerdo me hostiga,
me hunde los dientes como un perro rabioso,
y no debería anhelar que cada beso te escalde,
obligándote a buscar refugio entre tus propios brazos,
temiendo que el cuerpo, de tanto doblarse, se parta en dos.

Ni anhelar que el recuerdo de tu rostro
se desfigure tanto, que se transforme
en una especie de mueca grotesca,
modelada por las heces de las moscas.

Tampoco aspirar que no concilies sueño alguno,
que los roces ajenos te lijen mis señales con sangre,
el silencio se quiebre con mi voz y te llegue a modo de estocada
y que cada parpadeo te traiga la intermitencia de una pesadilla.

En medio de esta habitación de reflejos
me observo como una sombra que languidece,
y eso debería bastar para no desearte pena alguna,
ni con mis palabras, ni con mis silencios.

Pero…


IV

Espero que cada sonrisa te duela,
porque soy una hija de puta.

Me ha dado la sensación de que has llegado al límite
y tenías que dar un golpe en la mesa y dejar tu voz
grabada en tantos oídos sordos.
He sentido que estás dolida y que no entiendes bien
el motivo. Tu final, tan desgarrador y potente,
me induce a pensar en ello.
Fuera de este comentario, el poema es bueno
y su lectura te lleva por carriles agrestes, duros, pero
poéticos.
Me ha gustado, sin duda.

Un beso.

Estimado Alejandro, gracias por pasar por acá. Me alegra que hayas disfrutado el poema. Con respecto a las sensaciones que te dejó sólo puedo aclarar una: si de algo estaba absolutamente segura en el momento que lo escribí es el por qué estaba tan dolida.

Un gran abrazo.

[Óscar Distéfano]

Considero este trabajo un excelente poema. Admiro la coherencia argumental: a pesar de la extensión no pierde nunca esa tensión por sostener el mensaje. Verso tras verso va desgranando, gracias a las lujosas metáforas, las ideas que mantienen el interés por la lectura. Verso tras verso fui encontrando una imagen que me sorprendía por su "hallazgo". El final, más allá de su crudeza, me resulta un grito de soledad silenciosa y ansiedad por recuperar el amor. Tu estilo es original, transparente pero profundo. Te considero una muy buena poeta. Enhorabuena.

Un abrazo.
Óscar

[Ara López]

Considero este trabajo un excelente poema. Admiro la coherencia argumental: a pesar de la extensión no pierde nunca esa tensión por sostener el mensaje. Verso tras verso va desgranando, gracias a las lujosas metáforas, las ideas que mantienen el interés por la lectura. Verso tras verso fui encontrando una imagen que me sorprendía por su "hallazgo". El final, más allá de su crudeza, me resulta un grito de soledad silenciosa y ansiedad por recuperar el amor. Tu estilo es original, transparente pero profundo. Te considero una muy buena poeta. Enhorabuena.

Un abrazo.
Óscar

Estimado Óscar, muchísimas gracias por tus palabras y por el halago que me ofreces al cierre.

En este momento tan particular que vivo fuiste una especie de rayo de luz.

¡Gracias miles!

Un gran abrazo.

[Arturo Rodríguez Milliet]

La introspección, mi querida Ara, es un viaje siempre atrevido,
más cuando se emprende con coraje la cacería de los propios puntos neurálgicos,
mucho más, aún, cuando se afina la puntería con tanto talento.
Celebro tus acérrimos pasos frente a los espejos. Disfruto tu lírica, bien que lo sabes.
Un abrazo.

[Hallie Hernández Alfaro]

Ohh, me había perdido este poemazo, Ara; lo acabo de leer y me ha llegado hasta los huesos.

Ovación sostenida y sin la más mínima pausa.

Patrimonio de la humanidad y poema del mes. Propuesto está.

Abrazos.

[Ara López]

La introspección, mi querida Ara, es un viaje siempre atrevido,
más cuando se emprende con coraje la cacería de los propios puntos neurálgicos,
mucho más, aún, cuando se afina la puntería con tanto talento.
Celebro tus acérrimos pasos frente a los espejos. Disfruto tu lírica, bien que lo sabes.
Un abrazo.

Mi muy querido Arturo, sabes lo que tus palabras significan para mí. Y en este viaje si alguien me ha acompañado eres tú. ¡Mejor acompañante, imposible!

Gracias por todo.

Un abrazo.

[Ara López]

Ohh, me había perdido este poemazo, Ara; lo acabo de leer y me ha llegado hasta los huesos.

Ovación sostenida y sin la más mínima pausa.

Patrimonio de la humanidad y poema del mes. Propuesto está.

Abrazos.

Querida Hallie, me alegra que hayas disfrutado el poema. Muchísimas gracias por tus palabras. Me hiciste reír con "Patrimonio de la humanidad" y me siento halagada con tu consideración como "Poema del mes"

Un abrazo enorme.