Editorial Alaire

J. J. Martínez Ferreiro escribió:Insultaba a la vida
con la rabia del renegado en su hastío.

Se retiró el mar hasta el horizonte rojo
contra la alfombra de las olas muertas.

El viento empujaba las aletas brillantes
varadas contra el tapiz de horas yertas.


Todo el poema desprende una delicada sensualidad en la que se saborea cada una de las imágenes traspuestas.

Esta parte final que subrayo más arriba me parece la más brillante ¡impagables versos!

Todo un placer de lectura, amigo Ignacio.

Un fuerte abrazo

Lunamar Solano escribió:Sensible y emotivo querido amigo... un hermoso recorrido que cautiva...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

Ignacio Mincholed escribió:...

Temporada de invierno,
cerrado para gaviotas.
Amantes y desesperados,
bienvenidos.

Hotel Aurora, estrellas infinitas.
Vistas al infierno, al vacío y al paraíso.

314. Lago.

Soñaba. Deseaba.

Te arroparé
con toda la luz que cabe en el bolsillo de un soñador.

Te peinaré
con las yemas de mis dedos los brillos de tus canas.

Alcanzaré aquel punto extremo donde vive tu voz.

Te soplaré
los párpados cansados, tus labios entreabiertos.

Te amaré
en la angustia de febrero, en las llagas descarnadas.

315. Túnel.

Miraba. Aborrecía.

Insultaba a la vida
con la rabia del renegado en su hastío.

Se retiró el mar hasta el horizonte rojo
contra la alfombra de las olas muertas.

El viento empujaba las aletas brillantes
varadas contra el tapiz de horas yertas.

Adivinó en la luz los sueños tras la puerta azul.

Secó sus lágrimas
y suplicó al horizonte un mar, y a la luna
le suplicaba la vida.

...

Pilar Morte escribió:Un poema que seduce por sus imágenes y sensibilidad. Un gusto leerte
Abrazos
Pilar

José Manuel F. Febles escribió:He disfrutado de la lectura de tu excelente poema, su originalidad y precisión en el decir, el "manejo" de la palabra. Mis felicitaciones.

Desde mi isla, un cordial abrazo.

José Manuel F. Febles

Marisa Peral escribió:

Ignacio Mincholed escribió:...

Temporada de invierno,
cerrado para gaviotas.
Amantes y desesperados,
bienvenidos.

Hotel Aurora, estrellas infinitas.
Vistas al infierno, al vacío y al paraíso.

314. Lago.

Soñaba. Deseaba.

Te arroparé
con toda la luz que cabe en el bolsillo de un soñador.

Te peinaré
con las yemas de mis dedos los brillos de tus canas.

Alcanzaré aquel punto extremo donde vive tu voz.

Te soplaré
los párpados cansados, tus labios entreabiertos.

Te amaré
en la angustia de febrero, en las llagas descarnadas.

315. Túnel.

Miraba. Aborrecía.

Insultaba a la vida
con la rabia del renegado en su hastío.

Se retiró el mar hasta el horizonte rojo
contra la alfombra de las olas muertas.

El viento empujaba las aletas brillantes
varadas contra el tapiz de horas yertas.

Adivinó en la luz los sueños tras la puerta azul.

Secó sus lágrimas
y suplicó al horizonte un mar, y a la luna
le suplicaba la vida.

...

Me han gustado mucho, los seis primeros versos, son un acierto y un buen inicio para enganchar al lector.
Y me han encantado el 314.Lago y el 315. Túnel, esa contraposición es buenísima y son inseparables el uno del otro pues son continuidades.
Siempre es un placer leerte, Ignacio, me gustan las imágenes que nos regalas.
Gracias y un abrazo.

Rafel Calle escribió:Hermoso trabajo, amigo Ignacio.
Abrazos.

Ronald Bonilla escribió:Es un bello texto lírico, interesante por su estructura,dividido en dos instantes poéticos disímiles pero en ese enfrentamiento está la magia, abrazos