Editorial Alaire

Guillermo Cumar. escribió:Aunque a ese Esteban no lo santifico igual que a los demás, aplaudo el fulgor de tu poema y engranaje de la inspiración
que tan bien usas desde tu personal instauración del medio.

Un abrazo

Ana García escribió:No sé los porqués de mi ausencia en este poema. Ha vestido con galas mi Lulú, le da vuelo.
Me hubiera gustado intercalar todo el poema, enterito, pq no puedo quedarme con un solo verso.
¡Madremía! Qué poema: distinción, elegancia, conocimientos. Y paro.
Un besazo.

Ricardo Serna G escribió:Armilo

Caray! Quedé sorprendido
por la facilidad como manejas el lenguaje poético

a mi edad, aprendo, gracias
por compartirlo


Un abrazo fuerte, querido amigo
Ánimo y alegría

enrique sanmol escribió:Originalidad y mucho oficio en este poema que nos has regalado, Armilo. Esa mirada de la pintura de Juan de Juanes es un buen reflejo de lo que podemos ser en circunstancias como las que describes en tus versos... No hay pecado, y si lo hay, Alguien está equivocado.

Enhorabuena por el poema. Un cordial saludo.

Rafel Calle escribió:Tan bello como original trabajo de Armilo.

Luis M. escribió:A ti no te salva ni San Esteban ni ningún santo, jajja. Siempre es verdaderamente divertido leerte, amigo. Un abrazo.

Manuel Alonso escribió: ↑Jue, 25 Feb 2021 18:08 Armilo, muy bello, un abrazo, amigo.

Armilo Brotón escribió: ↑Lun, 06 Ago 2018 15:27

Bajo el cuadro de Juan de Juanes, el Martirio de San Esteban

Yo sé
Cristina.
Con ignición, el carrusel me costará cincuenta pesos
y la cama. Da igual, sírve un gin tónic.
Perdido el órdago, con treinta y una y media,
no importa el fornicio si es pecado;
sobre la cama san Esteban muere
—del silencio en su boca se desangra
la dicha—,
mientras dirime su locura.

De los colores, todo el Parnaso
al rojo, —¡No va más! anuncia el Croupier.
Determina Hamlet: —¡Oh carne mía!
lengua estropajosa que entre tus piernas
hurga en la duda.

Tú
ganas siempre: la distancia mide el tiempo.
Yo,
un perro que aguarda, dormitando y apacible,
la próxima partida
—en el pasillo de Aqueronte, nadie pierde una apuesta.




[tab=30][tab=30][tab=30][tab=30][tab=30][tab=30]Descartes
—más allá del eufemismo—, es follar temprano
sin amagar un punto en el tablero;
sin que la madrugada ponga un límite a lo que tenemos
de origen,
ni una integral a la baraja del destino.

Entonces,
¿quién soy?
—me preguntas con desconcierto.
¿Tú?
La reina de bastos,
mi puta;
yo,
la mirada de san Esteban.

Roger Nelson
elPerro