Editorial Alaire

Ramón Carballal escribió:El olor del tamarindo y la jara.

Hacia el sur tu nombre y mi sed.

Un cambio de color en las espigas,
la fronda del alcornocal,
sandías abiertas
bajo los alpendres.

Y el mar
como una línea de azul acero
que abraza la calima.

Cerca de los acantilados
está nuestro nido,
tu piel se enciende
con la espera.

Es la flor del verano y el agua del edén,
es un tiempo de arena blanca
y labios efímeros, es el presente
en la memoria del olvido.

Paul escribió:

Ramón Carballal escribió:El olor del tamarindo y la jara.

Hacia el sur tu nombre y mi sed.

Un cambio de color en las espigas,
la fronda del alcornocal,
sandías abiertas
bajo los alpendres.

Y el mar
como una línea de azul acero
que abraza la calima.

Cerca de los acantilados
está nuestro nido,
tu piel se enciende
con la espera.

Es la flor del verano y el agua del edén,
es un tiempo de arena blanca
y labios efímeros, es el presente
en la memoria del olvido.

Siempre es un honor volver a leerte, Ramón

...ya sabes quien soy

Un abrazo...Jack

Armilo Brotón escribió:Hermoso y muy evocador este poema, Ramón. Tiene la cadencia de un viaje placentero a la luz del verano.
Un abrazo

Pablo Ibáñez escribió:Ramón,


muy lírico este poema, amigo, con detalles naturales muy bellamente escogido. En esta ocasión te has deslizado del ámbito norte y urbano, predominante en tu poética, hacia otras latitudes más luminosas.

A mí me gusta mucho, como siempre.

Un abrazo.