El poder de la palabraIgnacio Mincholed escribió:
Entregas. Helechos
...
El profesor de erótica vestía de tweed.
Ella desnuda
en la constante humedad de los helechos
amaba con el desdén de los gatos.
Primero la palabra. Luego la seda. Le dijo.
Besó su nuca. Las muñecas. Sus párpados.
Gimieron los helechos.
Se estremeció la palabra.
...
El profesor responsable...
Después la seda y la sensualidad
Breve pero intenso, Ignacio, me gusta.
Un abrazo.