Re: Derribando el miedo
Publicado: Lun, 29 Ene 2018 8:42
Gracias. Enrique. Por dejar tu amable pañlabra.enrique garcia escribió:Un gran poema, Pilar
un abrazo
Bessós
Pilar
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Gracias. Enrique. Por dejar tu amable pañlabra.enrique garcia escribió:Un gran poema, Pilar
un abrazo
Es imprescindible para esta vida terminar con esperanza. Graciad, amigo. por estar.J. J. M. Ferreiro escribió:Recapitulación de la amargura de lo vivido, Para cerrar al final con unos magníficos versos que expresan esperanza, y confianza, predisposición para la vida.
Hoy las aguas son calmas,
acarician la arena donde descansan las promesas
y yo, que todavía no levanté en vertical,
recargo la ternura en los rostros
que extienden la sonrisa hasta mi alma.
Todo un placer de lectura, Pilariña.
Un bico.
Tus versos llegan con esa dulce melancolía de lo pasado y cierras con broche de oro, precioso y profundo poema, lo he disfrutado de principio a fin, un fuerte abrazo querida Pilar.Pilar Morte escribió:Hoy, no rocías los músculos
con tu saliva de león rugiente.
Al volver la esquina,
el amparo prendió las vísceras
y las sujetó a la luz de la tarde
dejando una estela
por la que caminar descalza,
(ya el miedo olvidado).
Vienes, y no siento tu canto negro de codicia,
resucitada en el viento,
(aluvión de destinos
en el que atraca el barco lleno de espejos.
Me miras y no reconoces la voz
que salvó del naufragio el hilo que la ató al mundo.
¿Ves cómo llueve sobre la quebrada
dónde colgaba la tristeza
y se rompe la sirga que amarraba
las velas al mar?
No hice nada, lo hicieron por mí
la fuerza, el agua de las abluciones,
las manos que frenaron los pies
para que no cayera en el destino de los muertos.
Hoy las aguas son calmas,
acarician la arena donde descansan las promesas
y yo, que todavía no levanté en vertical,
recargo la ternura en los rostros
que extienden la sonrisa hasta mi alma.
Pilar Morte escribió:Hoy, no rocías los músculos
con tu saliva de león rugiente.
Al volver la esquina,
el amparo prendió las vísceras
y las sujetó a la luz de la tarde
dejando una estela
por la que caminar descalza,
(ya el miedo olvidado).
Vienes, y no siento tu canto negro de codicia,
resucitada en el viento,
(aluvión de destinos
en el que atraca el barco lleno de espejos.
Me miras y no reconoces la voz
que salvó del naufragio el hilo que la ató al mundo.
¿Ves cómo llueve sobre la quebrada
dónde colgaba la tristeza
y se rompe la sirga que amarraba
las velas al mar?
No hice nada, lo hicieron por mí
la fuerza, el agua de las abluciones,
las manos que frenaron los pies
para que no cayera en el destino de los muertos.
Hoy las aguas son calmas,
acarician la arena donde descansan las promesas
y yo, que todavía no levanté en vertical,
recargo la ternura en los rostros
que extienden la sonrisa hasta mi alma.
Me alegra lo que me dices y te lo agradezcoRosa Martín escribió:Pilar Morte escribió:Hoy, no rocías los músculos
con tu saliva de león rugiente.
Al volver la esquina,
el amparo prendió las vísceras
y las sujetó a la luz de la tarde
dejando una estela
por la que caminar descalza,
(ya el miedo olvidado).
Vienes, y no siento tu canto negro de codicia,
resucitada en el viento,
(aluvión de destinos
en el que atraca el barco lleno de espejos.
Me miras y no reconoces la voz
que salvó del naufragio el hilo que la ató al mundo.
¿Ves cómo llueve sobre la quebrada
dónde colgaba la tristeza
y se rompe la sirga que amarraba
las velas al mar?
No hice nada, lo hicieron por mí
la fuerza, el agua de las abluciones,
las manos que frenaron los pies
para que no cayera en el destino de los muertos.
Hoy las aguas son calmas,
acarician la arena donde descansan las promesas
y yo, que todavía no levanté en vertical,
recargo la ternura en los rostros
que extienden la sonrisa hasta mi alma.
"Me miras y no reconoces la voz
que salvó del naufragio el hilo que la ató al mundo."
Esos versos son geniales y el cierre una delicia.
Un placer de lectura, Pilar,un abrazo y feliz fin de semana.
Gracias, querida amiga, por tus gratas y generosas palabras.E. R. Aristy escribió:Pilar Morte escribió:Hoy, no rocías los músculos
con tu saliva de león rugiente.
Al volver la esquina,
el amparo prendió las vísceras
y las sujetó a la luz de la tarde
dejando una estela
por la que caminar descalza,
(ya el miedo olvidado).
Vienes, y no siento tu canto negro de codicia,
resucitada en el viento,
(aluvión de destinos
en el que atraca el barco lleno de espejos.
Me miras y no reconoces la voz
que salvó del naufragio el hilo que la ató al mundo.
¿Ves cómo llueve sobre la quebrada
dónde colgaba la tristeza
y se rompe la sirga que amarraba
las velas al mar?
No hice nada, lo hicieron por mí
la fuerza, el agua de las abluciones,
las manos que frenaron los pies
para que no cayera en el destino de los muertos.
Hoy las aguas son calmas,
acarician la arena donde descansan las promesas
y yo, que todavía no levanté en vertical,
recargo la ternura en los rostros
que extienden la sonrisa hasta mi alma.
Vences, la ternura es un poder entre poderes. Maravilloso poema, Pilar. Abrazos, ERA
Gracias , querida amiga, por tus palabras tan generosas y gratificantes.Hallie Hernández Alfaro escribió:Tu buena poesía es indudable, querida Pilar. Un trabajo firme, brillante y muy hermoso.
Felicitaciones sinceras y un beso grande.