Pilar Morte escribió:Suena el acordeón;
lo oigo desde el calor de mi casa,
y no puedo quitarle el frío al hombre
que esparce un grito solidario.
Siempre sonríe.
supongo que, algún día, tendrá las vísceras
anudadas a los huesos,
con el dolor sacudiendo la mandíbula.
Pero sonríe,
y su gesto calienta mi tristeza,
a mí , que me hundo en nubes antes de que llueva.
Él no sabe que las notas de su acordeón
dulcifican mi piel y enfurecen la conciencia.
Salgo y le doy algo que le pertenece,
lo que me dieron de su siembra
cuando le derrumbó una estrella sin luz.
Muy hermoso tu poema, Pilar. Me gusta la idea de la reciprocidad, el beneficio mutuo.
Aplaudo tus letras.
Un afectuoso abrazo y feliz año.