Editorial Alaire

Eduardo Díaz escribió:Querido amigo, una forma personal de expresar las cosas. Me resulta tu estilo una forma innovadora de escribir. Un placer compartir contigo este espacio, un abrazo, Eduardo

Noemi Sánchez escribió:Querido amigo, se que no siempre se escriben vivencias en un poema, se escriben sueños, fantasías, e historias, pero en cada uno de tus poemas dejas una reflexión tan profunda, haces recordar aquellos tiempos donde se podía correr libremente por el campo y saludar a tu paso a esa gente de los trenes, ahora no se mira igual, muchos ni siquiera una mirada te dan…

Muchos cambios en el trascurso del tiempo, aun así me traes recuerdos con tus letras. Me gustaría regresar a esa niñez donde miraba por la ventana del auto de mi padre y le decía adiós a la gente y ellos me regalaban sonrisas, eran tan bellos esos días….

Mil abrazos y besos para ti Txopo y mi admiración también.

Noemi Sánchez escribió:Querido amigo, se que no siempre se escriben vivencias en un poema, se escriben sueños, fantasías, e historias, pero en cada uno de tus poemas dejas una reflexión tan profunda, haces recordar aquellos tiempos donde se podía correr libremente por el campo y saludar a tu paso a esa gente de los trenes, ahora no se mira igual, muchos ni siquiera una mirada te dan…

Muchos cambios en el trascurso del tiempo, aun así me traes recuerdos con tus letras. Me gustaría regresar a esa niñez donde miraba por la ventana del auto de mi padre y le decía adiós a la gente y ellos me regalaban sonrisas, eran tan bellos esos días….

Mil abrazos y besos para ti Txopo y mi admiración también.

Ricardo Serna G escribió:José Manuel Sáiz,

Muy bien estructurado
con la palabra y el verso exacto
y el ritmo que te atrapa...


Te felicito

Un abrazo fuerte, querido amigo

José Manuel Sáiz escribió:.
OTROS TIEMPOS

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Caminábamos
sobre los raíles con los brazos abiertos
exhibiendo el equilibrio impropio de la juventud.

Mirábamos al sol;
nos dábamos la mano;
sentíamos la vibración subir desde la tierra.

Nos dejábamos llevar por ese temblor
rítmico de las traviesas; y entonces comprendíamos
que la amistad es, ante todo, una compañía silenciosa.

Los trenes pasaban por Vitoria
en su trayecto Madrid-Irún-Madrid.
Transportaban gente anónima y trabajadora
que respondía con melancolía al saludo de nuestras manos.
Aquellos ferrocarriles eran oscuros y lentos
y dejaban a su paso el olor
amargo de los hierros.
Eran otros trenes, otra época; y era, sobre todo,
otra juventud la nuestra.
Ahora los trenes van –o vienen- velozmente desde el norte
y ya no son oscuros y grises como entonces.

A veces viajo al sur en un tren veloz y moderno
y aún siento la paz del campo desbordarse en mi corazón.
Pero ya no hay jóvenes saludando a nuestro paso
ni comprendiendo la vibración serena de la tierra.
Ya nadie entiende que una amistad pueda ser
esa calma silenciosa de ver pasar los trenes
cogidos de la mano.

Aquel fue otro tiempo. Otra época.
Aquella fue, sin duda,
otra juventud la nuestra.

--oOo--


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